En verano somos más porosos. Atrás queda la naturaleza indefensa y quebradiza de la agnosis, y con la disponibilidad de tiempo libre, me vi buscando “papel higiénico” en Wikipedia. Un texto fascinante. Resulta que también viene de Oriente, como todo. En los momentos críticos de la pandemia estuvo muy cotizado, por eso un periódico australiano publicó unos meses atrás ocho páginas en blanco, con líneas de puntos para recortarlas, y prestarle un verdadero servicio público a la población. Resultó un éxito. La experiencia podría repetirse con algunos diarios nuestros, cambiando páginas en blanco por editoriales, con sus líneas de puntos en relieve, fácil al tacto. Ahí lo dejo, una idea más de este verano líquido. 

Como el papel higiénico los Reyes Magos también vienen de Oriente. Viaje plácido de inmigración, sin fronteras, sin cuchillas “concertinas”, sin miedo, sin muerte; de no creer. Aunque el verdadero viaje no consiste en encontrar nuevas tierras, sino en mirar con nuevos ojos: extraviarse, dudar, sentir, dejarse llevar, hablar de lo que nos espera ahí afuera y de lo que se incuba dentro; regalarnos el término “bienser” frente al de bienestar.

Partir siempre es morir un poco y llegar nunca es definitivo. El mundo del fútbol no deja de ser un “viaje” esotérico de “magos”, embaucadores, ilusionistas, hechiceros, impostores, filibusteros, encantadores de serpientes, y “reyes” del balón que reparten millones opacos como caramelos. Ya se sabe, empiezas cometiendo un asesinato, sigues con un atraco a mano armada, le robas la cartera a un ciego y al final acabas por no saludar al portero. Este saludo es el que marca hoy la corrección moral de una sociedad en discusión consigo misma.

Los Reyes Magos de los regalos turbios se gustan, se reconocen, se necesitan. Infantino Melchor, Mauricio Gaspar y Baltazar Al-Thani saludan de derecha a izquierda, de arriba abajo, de fuera a dentro, en su cabalgata al Bélen futbolístico de la posmodernidad. Se buscan, se entienden, se sienten inmortales, eternos, caprichosos, con el ego desbocado, huyendo de verdades incómodas, molestas; aunque no siempre lo consiguen.

El portal Sports Intelligence dejó entrever que la causa de la justicia suiza contra Gianni Infantino se reactivaría a principios de este año. La denuncia se precipitó en julio de 2020, y abrió un proceso penal encargado por el fiscal federal extraordinario, Stefan Keller, al presidente de FIFA y al primer fiscal del cantón de Haut-Valais, Rinaldo Arnold, principalmente, por “abuso de autoridad”, “violación del secreto de función”, y “obstaculización de la acción penal”. 

En su momento el dirigente helvético rechazó los cargos: “No son sólidos. No voy a renunciar”, inobjetable en lo que decía, aunque mejorable en lo que dejaba de decir. Como ex secretario general de la UEFA, Infantino ya atendió las necesidades de su compañero de cabalgata, Tamim bin Hamad Al-Thani, emir de Qatar y dueño del París Saint Germain, al permitir incrementar el patrimonio de la entidad francesa cuando pesaba una condena de prohibición impuesta por la propia organización.

Son conocidos los regalos de oro, incienso y mirra de las autoridades qataríes a la dirigencia del fútbol internacional, en su intento de “compra” del Mundial 2022. El escándalo derivó en la renuncia de Joseph Blatter, y en el FIFAgate, que colocó en la cima del fútbol mundial a Gianni Infantino. Esta victoria propició la escalada y el “aggiornamiento” presidencial de Mauricio Macri a la Fundación FIFA, con un presupuesto de 1.000 millones de dólares para “recaudar fondos, rehabilitar y reconstruir infraestructuras deportivas damnificadas o destruidas”. No se menciona países dañados. En ocasiones a la gloria y al infierno se llega por los mismos peldaños. En la segunda escena de Fausto, Mefistófeles convence al emperador para que firme un papel que se convierte al instante en un billete: así el dinero se transforma en un instrumento del demonio. Necesitamos “ver”, porque la forma más eficaz de corrupción es, precisamente, aquella en la que el poder se ejerce de forma tan aparentemente natural que se vuelve invisible.

Los tres Reyes Magos del balón opaco están dispuestos ha regalarse la gran joya de la corona: el Mundial de Clubes. “Para mí no se trata de Bayern Múnich contra Liverpool, sino de Bayern Múnich contra Boca Juniors”, declaró Infantino, en un guiño indisimulado a Mauricio Macri. Stranfer Mark sostiene que la inyección financiera de este Mundial estaría arropada por Qatar, y por un conglomerado de fondos de inversión liderados por el fondo de capital de riesgo británico-luxemburgués CVC Capital Parterns.

En las noches de verano se vuela. Uno se siente caer hacia la Luna y las estrellas, con los ojos encendidos, con toda la humanidad convertida en poesía: “alza la voz/ para no negarnos/ porque tenemos nombre/ y no dejaremos que lo olviden”, decía el poeta. Elegir el mundo en donde quieres vivir es una manera de devolverle a la vida lo que ella te ha regalado. Todo se aprende sobre la marcha, mientras nos atraviesa, como la lluvia tímida, apocada, como el sonido intenso de las cigarras bajo la bruñida luz del hastío.

(*) Ex jugador de Vélez, y campeón Mundial Tokio 1979