Después de muchas investigaciones por parte de la NASA, TESS (su satélite de reconocimiento de exoplanetas) descubrió un planeta muy particular, que orbita en un sistema solar de triple estrella. 

A juzgar por su tamaño, es probable que sea un gigante gaseoso del estilo de Júpiter o Saturno. KOI-5Ab es inusual porque la disposición de su sistema estelar.  Su circuito no está necesariamente alineado con una de ellas. Es una incógnita aún cómo cada miembro de este sistema se formó a partir de las mismas nubes arremolinadas de gas y polvo.

David Ciardi, científico jefe del Instituto de Ciencias Exoplanetas de la NASA, presentó los hallazgos del estudio de este extraño mundo con la misión TESS en una reunión virtual de la American Astronomical Society.

"No sabemos de muchos planetas que existan en sistemas de estrellas triples, y este es muy especial porque su órbita está sesgada", dijo Ciardi en un comunicado. Lo que sí se sabe es que los sistemas de estrellas triples constituyen aproximadamente el 10% de todos los sistemas estelares.

"Todavía tenemos muchas preguntas sobre cómo y cuándo se pueden formar los planetas en sistemas de estrellas múltiples y cómo se comparan sus propiedades con las de los planetas en sistemas de una sola estrella. Al estudiar este sistema con mayor detalle, quizás podamos comprender cómo el universo forma planetas", agregó.

El rastro de KOI-5ab

Después de su detección inicial por parte de Kepler, una misión previa de la NASA, Ciardi y otros investigadores siguieron el rastro de KOI-5Ab como parte de un registro de candidatos a planetas que estaban siguiendo. 

Utilizando datos del Observatorio W. M. Keck en Hawai, el Observatorio Palomar de Caltech cerca de San Diego y Gemini North en Hawai, Ciardi y otros astrónomos detectaron que KOI-5b parecía estar dando vueltas a una estrella en un sistema de estrellas triple. 

Sin embargo, todavía no podían determinar si la señal del planeta era en realidad un fallo erróneo de una de las otras dos estrellas o, si el planeta era real, cuál de las estrellas orbitaba. Hasta que, en 2018, apareció TESS, el Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito. 

Al igual que Kepler, TESS está diseñado para buscar el parpadeo de la luz de las estrellas que se produce cuando un planeta se cruza frente a una estrella. TESS observó una parte del campo de visión de Kepler, incluido el sistema KOI-5. Efectivamente, TESS también identificó a KOI-5Ab como un planeta candidato. TESS descubrió que el planeta orbitaba su estrella aproximadamente cada cinco días.

"Pensé para mí mismo, 'Recuerda este objetivo'", dijo Ciardi, después de ver los datos recopilados de TESS. "Pero todavía no podíamos determinar definitivamente si el planeta era real o si el destello en los datos provenía de otra estrella en el sistema, podría haber sido una cuarta estrella", contó el investigador.

La pista del vaivén

Ciardi volvió a analizar todos los datos, y luego buscó nuevas pistas de telescopios terrestres. El Observatorio Keck es usado para búsquedas de seguimiento de exoplanetas. Con él se puede medir el ligero vaivén en una estrella cuando un planeta gira a su alrededor y ejerce un tirón gravitacional.

Ciardi, asociándose con otros científicos a través de un grupo de colaboración de exoplanetas llamado California Planet Search, buscó señales de cualquier oscilación en los datos de Keck en el sistema KOI-5. 

Conclusiones

Las diferentes colecciones de datos de los telescopios terrestres y espaciales ayudaron a confirmar que KOI-5Ab orbita la estrella A, que tiene una compañera relativamente cercana, la estrella B. También, por otro lado, se supo que la estrella A y la estrella B se orbitan entre sí cada 30 años. Una tercera estrella ligada gravitacionalmente, la Estrella C, orbita las estrellas A y B cada 400 años.

En otro orden, el informe de la NASA explica que el plano orbital del planeta no está alineado con el plano orbital de la estrella B, la segunda estrella interna como podría esperarse si las estrellas y el planeta se formaran todos a partir del mismo disco de material en remolino. Los astrónomos creen que la segunda estrella golpeó gravitacionalmente al planeta durante su desarrollo, sesgando su órbita y provocando que migre hacia adentro.