La poesía del futuro comenzó en una habitación casi a oscuras en Cösmiko, una galería en los bordes de La Plata. El poeta, artista y docente platense Juan Rux convocó la primera ronda abierta de Festín Mutante en 2010. El único requisito era leer poemas propios, no importaba si estaban finalizados, publicados o en proceso. Leían en ronda, sentados en el piso, y pasaban de mano en mano una linterna, “como quien pasa el mate o un faso, para iluminar las palabras y los sonidos de la oralidad”, recuerda Rux en el prólogo de la antología digital Festín Mutante. 10 años/ 100 poemas, que incluye poemas de Fabián Casas, Roberta Iannamico, Washington Cucurto, Timo Berger (Alemania), Luciana Caamaño, Frank Baez (República Dominicana), Clara Muschietti, Marina Yuszczuk, Walter Lezcano, Mariano Blatt, Flor Codagnone, Virna Teixeira (Brasil), Laura Wittner, Carlos Ríos y Francisco Garamona, entre otros. Lo recaudado con la venta del ebook, que cuesta 350 pesos, será destinado a las escuelas y centros de salud de la periferia de La Plata, para que puedan comprar barbijos y artículos de limpieza.

La antología también servirá como material de estudio en el CENS N° 456 de Los Hornos, un bachillerato para adultos donde Rux da clases de prácticas del lenguaje. Festín Mutante surgió cuando para fin de 2009 propuso a sus alumnos una actividad extraescolar no obligatoria: organizar un evento en el que pudieran compartir con familiares y amigos una selección de lo que habían escrito. La “Mateada Literaria” se hizo al atardecer en el fondo de la casa de una de las estudiantes. 

La experiencia fue “tan emotiva” que el profe Rux se animó a experimentar entre poetas, músicos y artistas con “Festín Mutante-Derrapes Literarios”, como lo llamó inicialmente. Entonces no había curaduría previa, ni se revisaban los textos; el público podía tomar el micrófono y compartir ahí nomás lo que fuese. “Fue lo más divertido del ciclo, pero también a veces era un arma de doble filo porque podíamos escuchar cualquier cosa hasta largas horas del infinito”, confiesa Rux.

Durante 2010 y las primeras fechas del 2011, en el mundo previo a las redes sociales, Rux salía a pegar los afiches que dibujaba para convocar y difundir por toda la ciudad de La Plata; los pegaba en las paradas de ómnibus, en las carteleras de las facultades de Periodismo, Bellas Artes y Humanidades, y también hacía volantes y los repartía en recitales, los dejaba en los cines o en las barras de los bares. El Festín Mutante se expandió y llegó a distintas ciudades del mundo como San Pablo, Barcelona, Berlín, Praga, Quito, Montevideo, Santiago de Chile y hasta el desierto de Atacama. Y también recorrió varias ciudades del país, como Bahía Blanca, Mar del Plata, Tandil, Necochea, Rosario, Santa Fe y la ciudad de Buenos Aires.

La poeta y docente Sara Bosoer escribió un texto para la antología en el que narra su experiencia con el ciclo. “Había una electricidad en el aire que se sentía como una fiesta en los músculos, en el pelo, en cada uña. La gente escuchaba leer poesía sentada en el piso o asomada por una ventana que daba al jardín. Se amontonaba en cualquier rincón y tapaba las puertas altas de una típica casa vieja platense. El lugar estallaba. Los vasos de cerveza pasaban compartidos de una mano a la otra, como los fanzines o los libros que alguno de los poetas había llevado. No hay dudas de que era una fiesta y de que algo más estaba pasando”. Bosoer precisa que Festín Mutante “construyó un modo de vincularse con lo poético que resultó ser como un brote” en una ciudad como La Plata, donde “el brote prendió y encontró terreno fértil para multiplicarse”.

Gustavo López (Bahía Blanca, 1959), editor, pintor y curador de arte contemporáneo, se pregunta si la gestión, la convocatoria, el agite, ¿son una de las formas del arte? “En la experiencia del Festín Mutante me la juego que sí”, plantea López y destaca la fraternidad y sororidad, “el gran trabajo de los organizadores que acarician todos los detalles”.

Rux está convencido de que la poesía no solo se escribe sino que también se hace y se vive. El profe, el agitador cultural, dice que “la poesía es, ante todo, una práctica, una forma de percibir el mundo, de conectar y crear redes”. La poesía del futuro continuará brotando. No hay pandemia ni oscuridad que la detenga.

*La antología digital se puede comprar aquí