Durante la Edad Media, según investigadores de la Universidad de Cambridge, existía en esa ciudad inglesa una fuerte desigualdad social que quedó registrada en los huesos de los residentes: un estudio reciente con restos humanos demostró que el 44% de los trabajadores tenían fracturas óseas, mientras que ese número bajó a 32% entre los eclesiásticos y sectores acomodados. 

En la investigación, publicada en American Journal of Physical Anthropology, los científicos de Cambridge examinaron restos de 314 personas que datan del siglo X al XIV y recopilaron evidencia de "trauma esquelético", un barómetro para los niveles de dificultad soportados en la vida. 

Para eso, se propusieron recuperar huesos de todo el espectro social, por lo que hicieron excavaciones en un cementerio parroquial para la gente trabajadora corriente, en el hospital St John the Evangelist donde se enterraba a los enfermos y desamparados, y en un convento agustino que enterraba a los donantes ricos junto con el clero.

Luego, catalogaron cuidadosamente la naturaleza de cada ruptura y fractura que identificaron en los restos óseos para construir una imagen de la angustia física que sufrieron los habitantes de la ciudad por accidente, lesiones ocupacionales o violencia durante su vida diaria.

Finalmente, mediante análisis de rayos X, descubrieron las diferencias que se presentaron según la clase social a la que correspondían los habitantes. Mientras que el  el 44% de los trabajadores tenían fracturas óseas, solo el 32% de las personas enterradas en el convento poseían estas quebraduras. En el caso del hospital, el porcentaje fue del 27%.

Los investigadores también descubrieron que los números variaban según el sexo:  las fracturas fueron más comunes en los restos masculinos (40%) que en los de las mujeres (26%) en todos sectores sociales.

Desigualdad en la sociedad medieval

Al comparar el trauma esquelético de los restos enterrados en varios lugares dentro de la ciudad de Cambridge, "podemos medir los peligros de la vida diaria experimentados por diferentes esferas de la sociedad medieval", explicó la doctora Jenna Dittmar, autora principal del estudio,

"Podemos ver que la gente trabajadora corriente tenía un mayor riesgo de lesiones en comparación con los frailes y sus benefactores o los pacientes más protegidos del hospital", señaló Dittmar, que pertenece al proyecto After the Plague del Departamento de Arqueología de la Universidad.

"Se trataba de personas que pasaban sus días trabajando muchas horas haciendo trabajos manuales pesados. En la ciudad, la gente trabajaba en oficios y artesanías como la cantería y la herrería, o como jornaleros en general. Fuera de la ciudad, muchos pasaban del amanecer al anochecer haciendo trabajos en los campos o cuidando ganado", explicó.

Según la investigadora, si bien este estudio demuestra que los trabajadores pobres pueden haber soportado la peor parte del trabajo físico, también es cierto que la vida medieval "fue dura en general". De hecho, la herida más extrema se encontró en un fraile, identificado como tal por su lugar de enterramiento y la hebilla del cinturón.

"El fraile tenía fracturas completas en la mitad de sus dos fémures", detalló la especialista. "Lo que sea que causó la fractura de ambos huesos de esta manera debe haber sido traumático y posiblemente fue la causa de la muerte", indicó. Una de las teorías, sostuvo Dittmar, es que el hombre haya muerto "en un accidente de carro. Quizás un caballo se asustó y fue golpeado por el carro".