Ser mujer. Ser joven. Ser contestaria. Ser feminista. Sí. Sí. Sí. Sí. Y rapear. El camino de Juana Passeri, conocida en la escena como Shitstem, está signado por la búsqueda de una voz propia, de hacer que su mensaje y su grito lleguen a la mayor cantidad de personas posible. Su obra emerge en un contexto (de 2018 en adelante) en que la juventud y el feminismo parecen ligarse indisolublemente, pero le añade a ese marco de referencia una búsqueda temprana en el universo literario.

"Estudié guitarra, batería, saxo, bajo, pero dejé de tocar hace mucho. Lo que siempre hice fue escribir poesía, cuentos, ese flá, y de ahí me volqué a escribir. En 2018 le anuncié a mi papá que estaba haciendo canciones", le contó a El NO. Su padre es Facundo Passeri, que abrió el Instituto marplatense de música contemporánea en el frente de su casa cuando Juana era pequeña. Sus abuelos eran folcloristas, un género que también ama y que sueña con mezclar con el hip hop. Ella se crió en ese sonido ambiente, y la combinación de contenido y forma, de letra y música, fue un camino natural.

Sus primeras canciones estaban afincadas en el universo del grito de rebeldía, del llamado de atención, de decirle al mundo que las mujeres romperán con el patriarcado. Hoy, más afianzada, insiste en ese camino, pero advierte: "Antes quería dejar un mensaje, bajar mucha data, pero ahora creo que puedo componer otras cosas. Siempre aparece, de algún modo, ese costado político, pero no tan evidente", dice.

De hecho, en su última canción, HWGA, se metió con un tema poco explorado: el de la salud mental. "Hace dos años y medio que estoy en tratamiento por trastorno de ansiedad. Muchas veces busqué canciones para sentirme acompañada en momentos de ataques, y no las encontraba, así que dije: 'La voy a hacer yo'. Fue durísimo, porque cuando grabo un tema se lo muestro a amigos, a mi familia, y esta vez no."

¿Por qué no?

--Me costaba más mostrarlo y abrirme, ponerme en pelotas frente a gente que no conozco y que iban a saber todo lo que me pasa y me pasó. Eso me impactaba bocha. Y a la vez me pasó algo re lindo: mucha gente me habla y me dice que pasaron o pasan por esto y que se sienten acompañados o identificados. Ocho de cada diez personas la pasaron o la están pasando, así que está bueno no sentirse solos.

¿Y por qué creés que pasa todo eso?

--Es la época de la ansiedad, de este trastorno. Lo hablé con la psiquiatra: es la era del todo ya, del alcance inmediato con el celular, y de estar pendientes de algo super abstracto como las redes sociales. Todo dura poco y al toque algo lo reemplaza.

¿Cómo hacés para bajar?

--Me hace muy bien verbalizarlo. La cabeza va a dos mil por hora y poder decirlo, decírselo a alguien, me hace muy bien: estoy sintiendo esto, mi cabeza está en ésta. Pero estar ahí y decir que uno va a bajar, es muy difícil. Separarse de la situación es muy difícil. A veces sentirse, tocarse el cuerpo, decir 'estoy acá', todo eso a veces ayuda. Y expresarlo.

El hip hop de las wachas

Si en HWGA le habla a la ansiedad a la cara, en Wachas sacudía el avispero del hip hop local para decirle a las mujeres que también podían ser parte de la movida: "Cada vez somos más, pero igual somos pocas. Por ejemplo, acá en Mar del Plata, me puse a contar y, que yo conozca, somos ocho mujeres rapeando. Y chabones hay un montón. Si vas a una batalla, reinan los chabones. Ojo, no es que vas a una compe y te dicen que no podés participar, pero inconscientemente es difícil".

Los miles de mensajes en redes sociales muestran que Juana y su proyecto Shitstem tienen ascendencia en un público juvenil, mayormente femenino, que espera de ella su música compañera y su lengua que pincha, su discurso que chilla. Hay, en la compañía, en la identificación mutua, un modo de sentirse parte. Se lo dicen. Se lo agradecen.

Bajo la piel de Shitstem, Juana Passeri habla de lo que le pasa y lo que ve en las calles| Foto: Cecilia Salas

Para Juana, eso es un modo de ejercer una militancia: "Es una militancia que no es partidaria, no es que soy de uno, pero militar para mí tiene millones de maneras y militás hasta en una conversación y diciendo tu manera de pensar: ahí militás tu idea. Cuando le explico sobre feminismo a mi papá, estoy militando a mi manera. Tampoco me veo como influencer: simplemente digo lo que pienso."

¿Cuáles artistas te flasharon?

--Canserbero fue uno de los primeros; me impactaron mucho sus letras. Fue uno de los primeros con los que pensé 'qué interesante lo que está diciendo'. Ahora hay como una ola de pibas en España que la están rompiendo. No solo escucho artistas mujeres, pero siempre me termino sintiendo más identificada con ellas. Están Santa Salut, Sofía Gabbana, Elane, estoy por esa rama.

Shitstem tiene mucho para decir y para rapear. Mucho por imponer y sortear. En el futuro avizora un disco. Otro grito. Y la necesidad de seguir cantando y componiendo como una forma de militancia de la compañía y la identificación. No hay carreras solitarias.