el negocio de la salud, viejo y predecible como el hambre, sabe contrarrestar desde antes de dar forma

al fantasma, extrayéndole elegancia y ensueño, lo colman de síntomas y lo echan a andar,

nada nuevo bajo el sol

primero crean para decir más tarde que el frankestein de ocasión no se puede controlar, es el mismo discurso que el tesorero usa cada vez que resulta imperioso sanear las arcas

si pagan, sábanas; nylon si no

a un costo apenas por encima de los treinta denarios el pastor regurgitará, de la vejiga del supremo directo a sus bocas, agua santa

se necesitan con urgencia mil millones de pulmones para estatuas talladas en gas

destiempo sobre la percepción; la estructura, rozada por el ala de una serpiente, muta en alud epidemiológico

flor de deseos planos

imaginarios nacidos de hordas amamantadas por pánicos solubles en leche

maniquíes sin quicio a imagen y semejanza de un dios que convida a su mesa a la enfermedad

náyades del lagrimal, alveolos nuestros, alveolos todos

sincretismo entre física y superstición

enzima empollada en eppendorfs

el palacio del hielo será morgue

los sepultureros, por primera vez en siglos, volverán a sentir miedo ante los cadáveres

sembremos ignorancia, tallos de perejil, chikunguña, amapolas de glifosato

llamemos por teléfono al presidente para pedirle que no descuide los mercados

besémosle los pies al cristo que en 1522 salvó a los romanos del flagelo

tejamos barbijos al crochet

Melosos trovadores enfundados en chupines cuatro números por debajo de la talla. Cuecas estropeadas por Atahualpo el mocoví, que de mocoví tiene el haber comido mucho arroz de esa marca. Polichinelas étnicos políticamente correctos. Arengadores que a garganta batida demuestran la frenética consumación de sus mediocridades. Primeros planos de jóvenes mujeres vociferando estribillos afrentosos. Ayhre enrarecido por gauchos glam y dominatrices revoleadoras de ponchos.

Lo burdo regodeándose en su alto factor reaccionario llega a estados impensados.

Voraz lugar común, festivales con doma de caballos* e ínfulas de portar el gen de la tradición.

Quien haya visto Canal 7 durante las noches de los meses de verano entenderá perfectamente de lo que hablo.

Y perdón a los pocos artistas que en el horizonte asomaban, la vorágine arrasaba sin miramientos.

pd

¿quién resistirá cuando el arte ataque?

*a veces muere el jinete, a veces la bestia, a veces el cuerpo, a veces el aura; la víctima rota, es la ley de la peste

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