En la primera final por el ascenso, la que se quedó Sarmiento de Junín, la historia se definió en los penales luego de un empate 1 a 1. Y al igual que en aquella definición, la de este domingo finalizó 1 a 1 en el tiempo regular, tuvo penales y el derrotado fue Estudiantes de Río Cuarto. Claro que esta vez el que festejó fue nada menos que Platense, que se quedó con el Reducido de la Primera Nacional y regresó a la máxima categoría del fútbol argentino luego de 22 años. El gran héroe fue Jorge De Olivera al atajar el disparo final de Gastón Benavídez y sentenciar el 4 a 2 en los penales.

Fue soñado el comienzo de Platense. Desde el minuto uno que se plantó en el campo de Estudiantes, con especial predilección por avanzar por la banda izquierda, donde se estacionaba el talentoso José Luis Sinisterra, el volante colombiano cedido por Lanús. Pero fue el otro 10, el de los cordobeses, el que le abrió el camino. A los 5, Víctor Beraldi tocó atrás sin medir consecuencias y habilitó a Facundo Curuchet, que se había quedado pidiendo un penal inexistente en la jugada previa. Cara a cara con el arquero Brian Olivera, el exColón definió defectuosamente y habilitó a Matías Tissera, quien no tuvo que hacer más que empujar la pelota para el 1 a 0. 

Platense, con un mediocampo más poblado y una formación más rápida, dominaba a placer. Juan Manuel Llop le había ganado la primera batalla táctica a su colega Sergio Vázquez. A cada lujo de Sinisterra, Curuchet o el juvenil Franco Baldasarra, Estudiantes respondía con una infracción. Le costaba mucho hacer pie al elenco cordobés, y no por el campo de juego y la lluvia. Recién cerca de los 20 tuvo su primer aproximación el elenco cordobés, con un remate lejano de Ibrahim Hesar que se fue cerca.

Pero el Calamar se fue quedando, ya sea por conformidad o desgaste y Estudiantes ganaba campo, aunque no fue hasta que Hesar se disfrazó de crack que encontró el empate. A los 38, el 9 dominó de pecho, giró y remató al gol y sentó las bases del dominio cordobés que se vendría en la segunda parte. Inmediatamente, Vázquez sacó al lateral Lucas Suárez, de buen partido pero al borde de la expulsión. Llop se quejó con Pitana porque no le mostró la roja en su momento y el que se la ganó fue el propio DT. La segunda batalla era para Vázquez.

A medida que avanzaba el reloj y aumentaba la lluvia, Estudiantes encontraba su mejor fútbol, moviendo la pelota de un lado a otro hasta arrinconar a Platense, que salió del entretiempo decidido en que su mejor inversión era el contraataque. Con el ingreso del laureado Néstor Ortigoza por Beraldi, la salida cordobesa era mucho más clara. A Platense, en cambio, las modificaciones lo desmejoraron. De todas maneras, los minutos finales fueron puro nervio y arribar a los paneles, pareció un mutuo acuerdo. Allí, la victoria final sería del Platense de Llop.