“Como pudimos y tratando de aprovechar las oportunidades”, refiere Fabricio Zero. “Hubo que ingeniárselas para hacer algo interesante a partir de la virtualidad y el streaming”, comenta el cantante de la banda rosarina Muñecas, que se presenta hoy a las 21 en el ciclo Abierto al Cielo del Teatro Lavardén (Mendoza 1085). Lo hará junto a la presencia de Zero Kill, el proyecto de Benito Cerati que acompaña a su disco más reciente, Lapsus.

Muñecas hará lo propio con su segundo álbum, Festival de Sombras, una de sus novedades de relieve. El ingenio puesto en juego durante al año que transcurrió los tuvo por protagonistas en diversas instancias internacionales, como el Encuentro IMESUR (Encuentro de Industria Musical Latinoamericana) de Chile y la edición 9.5 del Festival Marvin, de México. “Ir a México es algo que teníamos pensado desde antes de la pandemia, particularmente a raíz del disco nuevo. Lo mismo con Chile, pero todo se terminó haciendo online. En México también nos presentamos a través del Canal Cultura Colectiva, tuvimos bastantes notas y muy buena onda con la gente de allá, entrevistas en televisión, radio y otros medios. Si la pandemia lo permite, en el último trimestre de este año nos daremos una vuelta por México”, señala el cantante del grupo que integra junto a Manuel Camarasa (bajo, sintetizadores), Marcos Ribak (guitarras, sintetizadores) y Daniel Menegozzi (batería, samples).

El vínculo cada vez mayor que Muñecas establece con su público tiene sus explicaciones. Por un lado, Zero explica que “hay que hacerse escuchar, a menos que se sea una banda con cierto trajín. Y después, se da o no. Uno puede hacer toda la prensa, pero la buena onda sucede o no y no se sabe por qué. ¿Por qué la tenemos con México?, no lo sé. Nos fue muy bien en Marvin y a ellos les pareció que andaríamos bien allí. Si bien ya teníamos la intención de ir, ahora se nos abrió el panorama con una idea más clara acerca de dónde tocar y con gente que sabemos nos va a bancar, junto a productores. A veces las cosas se dan o no. Me acuerdo de un programa televisivo sobre la fórmula matemática de los hits, una boludez total, más aún hoy cuando las tendencias dejan de serlo en 5 minutos. Todo es un gran misterio. Desde la lejanía o virtualidad se pueden hacer muchas cosas, pero hay que ir a tocar o no sirve para nada”.

--México les abre un mundo diferente, que los va a retroalimentar de otras maneras.

--Sé que los mexicanos son muy fans de las bandas que les gustan y que tienen un mercado muy grande, mucho más dividido y con lugar para cualquier cosa. Me da la sensación de que en Argentina, me refiero al rock y el pop, el mercado es más homogéneo, como si las bandas se movieran por canales similares. Los mexicanos tienen tendencias por todos lados. Ellos nos indicaron dónde gustan mucho tal o cual género, cuando acá hay géneros que casi ni existen, como el punk, que está muy subterráneo, y cuando yo era adolescente movía a mucha gente.

--En la comparación, surge la inevitable centralidad de Buenos Aires.

--En el caso del rosarino, la cercanía con Buenos Aires a veces es casi una condena. Como que estamos y no estamos cerca. En cambio, quienes están más lejos a veces se ven obligados a inventarse de otras maneras en sus escenas y lugares donde actuar. Hicimos una juntada con Pablo Jubany, Pablo Comas y Charlie Egg, somos todos amigos, y surgió el tema de la lejanía, la cercanía, y cómo esto favorece o no a ciertas escenas. O te mudas o sobrevivís de alguna manera. Nosotros estamos en algo medio ambiguo, si bien Rosario tiene su escena. Por otro lado, no sé si fue la pandemia o la reacción de la gente, yo pienso que fueron los mismos músicos, pero hay un resurgimiento. Lo que pasa musicalmente en la ciudad está en boca del ciudadano de a pie, cuando hace un tiempo era difícil que se supiera qué sucedía con el entorno musical, como si fuera algo muy endogámico. Creo que eso ha cambiado.

-Si bien es reciente, Festival de Sombras ya tiene un tiempo sonando, ¿qué impresiones recibiste?

-Más de uno no se esperó que hagamos esto, particularmente quienes nos venían siguiendo. Es una música muy anclada en los ‘80, la de los sintetizadores, la Synthwave y todo eso, que en un momento fue muy popular y luego se volvió algo de culto. Sorprendió un poco. A algunos para bien y a otros no. Pero también eso está bueno, porque era lo que esperábamos, que sorprenda. No queríamos hacer lo mismo que antes y ya estamos haciendo temas nuevos, metiéndonos en algo distinto. La idea es sumar desde ahí, desde un lugar de sorpresa, que no sea conformista. Para mí, cuando el artista que escuchás busca cosas nuevas, vos te contagias de esa emoción. Preferible ser inquietos y no quedarse aburguesados en un mismo lugar.