Intriga. Tal es el término que escoge German Maggiori sobre la participación y elección en la Berlinale Series 2021 de Entre hombres (miniserie de la cual es guionista). Es la primera vez que una producción argentina logra el reconocimiento de ser exhibida en esta plataforma -parte del célebre festival teutón- destinada a series de alta factura técnica, narrativa contemporánea y propuesta creativa ligada al séptimo arte. Instaurada en 2015, la sección le ha dado lugar a productos como Better Call Saul, Bloodline, False Flag, Deutschland 83, The Night Manager y Dispatches From Elsewhere. De allí la relevancia para la producción original de HBO conformada por cuatro episodios a ser estrenados en el segundo semestre de 2021. El trabajo de Pablo Fendrik (El asaltante, El jardín de bronce), por otro lado, compartirá su premiere con It’s a sin de Russell T Davies. “Entiendo las razones objetivas. Está la calidad del material y de lo que se cuenta. Eso está muy presente. Pero las razones subjetivas me generan mucha intriga. Sobre lo que pudo haber visto el seleccionador alemán en este policial situado en los ’90 en un país periférico como el nuestro. Eso ya es un misterio”, le dice el escritor a Página/12.

Entre hombres es una adaptación basada de su novela publicada en el 2001. Obra de culto por su relato del submundo del hampa durante los últimos años menemistas. En esta trama se intersectan policías corruptos, pesados del conurbano y pichones de mafiosos. El disparador será una orgía de la que participa gente poderosa y acaba con una muerte registrada en un VHS. Lo que le sigue es un raid en los que se cuece y huele la podredumbre de aquel entonces. La obra fue venerada por Ricardo Piglia, resultó premiada en certámenes, desapareció de las librerías hasta llegar a esta adaptación para la pantalla chica. Del elenco forman parte Gabriel Goity, Diego Velázquez, Nicolás Furtado y Diego Cremonesi, entre otros. Un team testosterona para llevar a al plano audiovisual este “safari por el infierno”, según sintetiza Maggiori.

La temática y la clase de personajes podrían arrimar Entre hombres a cierto tipo de realizaciones locales recientes (El marginal, Un Gallo para Esculapio; El Jardín de Bronce 2; Monzón) encandiladas con el caldo urbano y social podrido. “En Entre Hombres son todos villanos. Es una marca de la serie. Es una novela sin héroes. No hay código de bondad de ningún tipo. Son bastante monstruosos. Los monstruos perfectos de los que hablaba Capote. Sean policías o delincuentes. La dinámica de estos grupos de hombres impulsan la trama policial y de alguna manera funcionan como guías por este mundo salvaje”, expone el autor.

-El material original es de 2001, la miniserie iba a estrenarse en 2020, finalmente llegará a fin de año. ¿Hubo alguna reescritura o retoque en este tiempo?

-No. Fue un proceso de cierre, una vez que entregás el material queda cerrado ahí. Ya no se toca. Lo que sí hubo fue una larga espera. Pero vino la pandemia, se pospuso todo, luego no hubo fechas. Eso generó incertidumbre sobre cuándo se va a ver el material, en qué condiciones y qué apoyo va a tener. Por eso lo de Berlín Series me parece que viene a estimular todo lo que se había perdido por esta dilación.

- El humor cruento de la novela está llevado más al grotesco, la paleta visual en la serie es muy shockeante, un regodeo pop. ¿Ahí opera el cambio?

-Yo lo noté ese efecto. Eso se lo agradezco a Pablo (Fendrik). Más allá de que trabajamos el texto juntos decidió exacerbar ese tipo de humor y de colores. Funciona mejor esa aproximación, esa impronta desplazada, se nota en lo actoral y la dirección.

-El libro incluye una cita de James Ellroy: “No se puede perder lo que nunca se ha tenido”. ¿Qué es lo que nunca tuvieron estos hombres?

-Es difícil saberlo. Muchas cosas. Tienen un vacío desde lo material hasta moral. Ninguno de los personajes tiene misericordia. Eran años salvajes. Y estos hombres eran un poco producto de ese desbarranco que propuso el sistema neoliberal. El narcotráfico a gran escala, el conurbano y el arribo de la cocaína. De lo pérfida que fue esa lógica especialmente para los más vulnerables.

-Cuando se dieron a conocer las primeras fotos y el teaser de Entre hombres, hubo varias críticas en redes sociales por el tratamiento que tendrían las mujeres. ¿Estuviste al tanto de eso? ¿hubo una consciencia distinta?

-No estoy en ninguna red social pero me puedo imaginar lo que se dijo en esta coyuntura. Ha cambiado mucho el contexto de lectura, obviamente. Lo que puedo decir es que el abordaje no reivindica en absoluto esa masculinidad salvaje. Se trata de ponerla en cuestión sin edulcorarla ni sacarle nada para respetar lo que era el material original. Habla más del horrible patriarcado en el que vivíamos y el mostrarlo como era que tratar de disfrazarlo de otra cosa. La lectura polémica y el debate está abierto. No hubiera sido digno del texto poner en marcha ciertos mecanismos para adecuarse a estos tiempos. Lo que se tiene que poner en acto es ese cuestionamiento. De esa violencia machista y de la invisibilización de una minoría sexual. Era la manera de generar la atmósfera de cómo funcionaba en ese entonces y como subsiste ese comportamiento que hoy nos resulta escandaloso. Pasaron poco más de veinte años. Pero no estamos tan lejos. El mundo de los hombres nos llevó a esto…ése es el problema.