El punto final en la carrera de un jugador de fútbol profesional no siempre se da en el tiempo esperado o en el escenario más propicio. Muchas veces las cosas se pueden adelantar por una lesión que no tiene vuelta atrás o por motivos que involucran cuestiones de otra índole. Pero en el caso de Daniel Vega, goleador histórico de Platense, se podría decir que su reciente retiro del fútbol superó expectativas y consiguió el premio mayor antes de decir adiós: el ascenso a la máxima categoría. El último partido de “trapito” – o el “contador” -, fue el domingo 28 de febrero en cancha del Calamar y ante River. Jugó tan solo nueve minutos, haciéndole honores al número de su camiseta y a la posición que ocupó siempre dentro de una cancha, y si bien por cuestiones sanitarias no pudo condecorar su despedida con el público de Platense en cancha, sí se dio el gusto de que estuvieran sus padres en la platea.

“Pude regalarle los últimos minutos a los que estuvieron siempre, era lo único que quedaba. Todo lo sigue no es para mí, queda para los que tienen que seguir este camino. El paso mío llegó hasta acá: llevar a Platense a primera”, dice Vega a Página/12. El delantero se inició profesionalmente en la institución de Saavedra en el año 2002, luego se expandió por distintos clubes (Estudiantes de Buenos Aires, Los Andes, Emelec de Ecuador, San Martín de Tucumán, Godoy Cruz, Almirante Brown, Huracán, UAI Urquiza) y alternó con varios regresos al Calamar. En total fueron seis etapas en Platense. La última –la del “último baile”– fue a mediados del año pasado, después de un breve paso por la UAI, y el resultado final fue el ansiado premio del ascenso a Primera.

“El ascenso con Platense era el objetivo final, lo que me iba a dejar tranquilo conmigo mismo y sentir que el trabajo estaba culminado. Mentalmente, puedo decir, estaba preparado, pero emocionalmente imposible. Es una situación de vida que se va. Es un estilo de vida hermoso que vengo haciendo desde que soy chico. El día a día es lo que más voy a añorar, pero era el paso que tenía que dar. La promesa estaba hecha”, dice Vega sobre esta etapa profesional que culmina y se muestra sorprendido por las muestras de afecto que recibió del mundo del fútbol en general. Lo llamaron de muchos clubes para felicitarlo e incluso jugadores con los que nunca tuvo relación. “No voy a dar nombres, no quiero ser injusto con nadie”, aclara.

También los jugadores de River se acercaron a felicitarlo en medio del partido. “Habla de la grandeza que tienen ellos. Por algo están donde están. La gente que más arriba está es la que tiene las cosas más claras. Mostraron un acto de amor hacia a un colega. Me lo llevo como uno de los recuerdos más lindos de toda mi vida”, comenta y agrega que Rodolfo D’Onofrio (presidente del club de Núñez) se acercó a saludar a sus padres antes de ingresar a la cancha. Pero Vega, fiel a su estilo, más allá de no seguir dentro de un campo de juego y continuar, como lo viene haciendo, su actividad paralela como contador público, decidió seguir involucrado con el fútbol y actualmente es el Director Deportivo de Platense. “Es un desafío terrible. Hay que experimentarlo, pero también asumir que me preparé para cualquier tipo de profesión y/o ejercicio que pueda estar ligado al fútbol: ya sea en el rol que me toca ocupar ahora o ser entrenador alguna vez”, comenta, quien ahora se va a encargar del armado de la secretaría técnica. “Mi intención es dar herramientas para que el fútbol de Platense sea cada vez más profesional y llegue a los más alto”.

-En tu caso el retiro no fue algo que te dejó al costado del camino y sin saber para donde ir, pero en el caso de otros jugadores eso muchas veces no pasa y hay que lamentar lo peor o el pedido desesperado de ayuda como pasó hace poco con Sebastián Morquio (ex defensor de Huracán)…

-Yo quiero ayudar a esa cultura generadora de jugadores para que tengan herramientas y que su vida no sea solamente una pelota. Está más que claro que se puede, el tema es que es puro sacrificio. En mi caso, la única manera de poder sostener esto que digo es con hechos. Me pongo a disposición de todos los jugadores a través de la fundación que tiene el gremio nuestro, doy cursos para capacitar y profesionalizar a los chicos. La idea es darles herramientas a los chicos para que se den cuenta que hasta incluso estando en el fútbol, se puede sostener una actividad paralela. No es incompatible. Ahora a mitad de marzo vamos a arrancar un curso que va a estar orientado hacia ese lado.

-¿Cómo ves las nuevas generaciones de futbolistas?

-Las veo con otra mente distinta a la anterior, es otro tipo de generación la que está viniendo. Están preparados de otra manera en lo físico y en lo profesional. El fútbol de hoy requiere menos potrero, necesita más jugadores profesionales, adaptados a las exigencias del fútbol actual. Los chicos asumen eso y muchos de los que llegan a primera vienen de una buena base formativa en inferiores.

-¿Solo en lo físico y en lo táctico cambió el fútbol?

-No. Ahora se ve todo. Un jugador tiene que saber manejar sus propias redes sociales, porque eso también se ve y evalúa su contratación. De los perfiles de los jugadores se analiza absolutamente todo. En cualquier trabajo común y corriente pasa lo mismo. En una entrevista laboral te preguntan todo y te analizan todo. El fútbol es algo similar. No pasa solamente por lo que jugas dentro de la cancha, hoy se mide todo. El jugador es un todo, es un combo.