A partir del reciente fallo de la Corte de Justicia salteña que obliga a un colegio salteño a inscribir a una alumna repitente de segundo año del secundario, se disparó un debate sobre si es perjudicial para el estudiante impedirle recursar en el mismo establecimiento o si, por el contrario, un cambio puede ayudarlo a seguir adelante.

Consultadas, la doctora en Ciencias de la Educación Judith Rodríguez y la psicopegadoga Sandra Acosta, difieren con respecto a ese punto, aunque coinciden en que para evitar el abandono escolar es necesario revisar las medidas expulsatorias que puedan derivar en eso.

Rodríguez consideró que "no permitir que un o una estudiante se incorpore dentro de una misma escuela luego de repetir es sumamente complejo porque termina siendo una doble sanción, no solo repite el curso sino que además está obligado/a a irse de la escuela".

Evaluó que la institución que impone esto "termina siendo expulsora" y vulnerando el derecho a la educación. "Muchos de los chicos que repiten terminan desertando de la escuela, se terminan yendo y no tienen chances de volver", aseveró.

Por su parte, la psicopedagoga Sandra Acosta consideró que cada experiencia de aprendizaje "es siempre particular" y por ello es necesario "evaluar la situación del contexto socio cultural en el que se presenta, teniendo en cuenta las características objetivas y personales, según la edad, la etapa evolutiva y de desarrollo de los niños, niñas, adolescentes o jóvenes".

Desde su campo disciplinar, Acosta dijo que la repitencia puede ser "una consecuencia de lo que se llama problema de aprendizaje reactivo", es decir que éste no se generaría en la persona misma sino en la institución y en la relación docente- estudiante.

El concepto implica que "el sujeto que aprende tiene el deseo de aprender pero las situaciones de aprendizaje no fueron adecuadas para él o ella". La psicopedagoga explicó que por lo general cuando se habla del fracaso escolar se pone la mirada sobre "el sujeto que aprende" y no se reflexiona sobre el rol del sistema educativo, la institución escolar o la relación que estudiantes y docentes.

Para Acosta, si no se generan cambios en la institución educativa y si no hay acompañamiento a los estudiantes que repiten el año, se reproducirán "las mismas condiciones que provocaron la repitencia". Consideró que cuando eso ocurre puede ser recomendable el cambio de institución escolar, "si es que no se puede trabajar con la institución para abordar la reflexión sobre estos problemas". "

Señaló asimismo que puede haber problemas de índole personal o subjetivo en la elaboración del deseo de aprender en que la repitencia de grado no va a solucionar nada "si se enseñan los mismos contenidos, sin apoyo y sin cambio". Añadió que lxs estudiantes pueden vivir frustración y angustia ante las metas no alcanzadas.

La desigualdad en la repitencia

Para Rodríguez, la repitencia es un problema significativo dentro del sistema educativo e implica el haber desaprobado una parte del currículum. Lxs estudiantes solo pueden tener dos materias previas, dado que "por desaprobar 3 o 4 espacios curriculares, deben repetir todo el curso". Consideró que "habría que pensar un poco más cómo ayudar y contribuir a que las trayectorias escolares sean continuas y no sancionar al estudiante que termina repitiendo un curso"

La especialista detalló que en el secundario suele haber una mayor tasa de repitencia que en el nivel primario y que los datos de permanencia del sistema educativo suelen ser mejores en la primaria.

Las estadísticas que hay en Salta corresponden a un anuario con datos del Ministerio de Educación, el último es de 2019, "la repitencia era del 10, 86%", señaló Rodríguez. Y precisó que suele ser mayor en las instituciones educativas públicas que en las privadas.

Igualmente, advirtió que "no hay que desconocer" la dinámica de las escuelas privadas que "muchas veces son productoras de repitencia pero no se hacen cargo", y al negarles la inscripción a esos alumnos, muchxs "se inscriben en la escuela pública".

Entre los factores que inciden en la repitencia y en el hecho de que sea mayor en las instituciones públicas, la especialista apuntó en primer lugar a los capitales culturales con los que llegan lxs estudiantes. "El currículum es una selección de contenidos más amigable para las personas que provienen de la clase media que tienen más elementos para amigarse con éste. Desde el acceso a materiales, a libros, a tener un escritorio, una biblioteca, papel, lápiz, a condiciones que te permiten estudiar. Además está el interés de la familia", explicó.

"Las personas que vienen de los sectores empobrecidos tienen más desventajas para amigarse con el currículum porque conforma un recorte cultural que le es muchas veces ajeno, extraño”, aseguró.

La educadora también dijo que "el currículum no solo se basa en una cultura que puede ser ajena a la de los sectores culturales más pobres, sino que también es ajena a las experiencias culturales de los mismos estudiantes". Por eso concluyó que "en general le habla a una persona que no es la que tenemos en las aulas".

Además señaló que hay muchas desigualdades en las condiciones de aprendizaje no solo según las clases sociales, también en los ámbitos rurales y urbanos. "El sistema educativo debe garantizar el derecho a la educación y debiera ser inclusivo en todos los sentidos. Las escuelas son lugares donde habitamos muchos años de nuestras vidas. Entonces es más que el currículum que te enseñan, son vínculos, es el espacio de socialización, es un espacio de apropiación y construcción identitaria", añadió.

Abandono y sobreedad 

"Si se mira la trayectoria de un estudiante en el sistema educativo, hay que pensar no solo en la repitencia, sino en qué pasa con el abandono y la sobreedad. En el secundario tenemos una tasa de sobreedad enorme, del 39,3 %, los y las estudiantes no están en la edad teórica que tendrían que estar dentro de un año (escolar)", explicó Rodríguez. 

La sobreedad también se produce por lxs estudiantes que abandonaron en algún momento el sistema educativo o que lo empezaron tarde. "El abandono interanual es del 11,98", precisó.

El abandono escolar refiere a estudiantes que abandonan un año la institución educativa y no se vuelven a matricular al año siguiente. El concepto es distinto al de deserción, que se refiere a lxs estudiantes que dejan el año escolar pero vuelven a matricularse después.

"Dentro del secundario no están todos los y las estudiantes que deberían. Aunque es obligatorio, no es universal todavía", señaló Rodríguez. Explicó que la Ley nacional de Educación, 26.206, "puso sobre la mesa la idea de dar continuidad a las trayectorias de los y las estudiantes. Hay que mirar cómo es su vivencia dentro de la escuela en general atendiendo y acompañando esas trayectorias".

Como reflexión final a raíz del fallo de la Corte, Rodríguez explicó que le llama la atención la judicialización de las relaciones escolares. Para la especialista, esto va a seguir ocurriendo, como pasó con el recurso de amparo para que no se dicte la educación religiosa en las escuelas públicas o para que se anote a alumnos que deben cuotas en colegios privados. "Que se judicialice da cuenta de la falta de resolución de conflictos a través del diálogo en la comunidad educativa”, afirmó.