El presidente Alberto Fernández encabezó en el Museo del Bicentenario de Casa Rosada el acto de reconocimiento y homenaje a las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo por los 45 años de lucha en defensa de los derechos humanos. Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Lita Boitano, presidenta de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas y Taty Almeida, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, recibieron el premio Juana Azurduy en representación de todas las madres y abuelas que siguen vivas a día de hoy en el país.  "Escuchaba con mucha atención las palabras de Estela, cuando mencionó que hace unas semanas dejaron bolsas mortuorias en Casa Rosada y una tenía su nombre.  A veces me pregunto si no tenemos que seguir haciendo docencia" dijo el Presidente sobre qué pasó a partir del 24 de marzo de 1976 y aseguró que "ellas se animaron a hacer lo que el resto de la sociedad no se animó".

"Creo que hay que explicarles a los jóvenes que hubo un tiempo en el que no hubo democracia y miles de jóvenes pagaron con la vida por el solo hecho de pensar", dijo el Presidente en su discurso, después de que las tres mujeres recibieran el premio y agregó:  "Se cargaron la vida de miles de argentinos y argentinas. En esa sociedad aterrada apareció un grupo de Madres a preguntar dónde estaban sus hijos. La verdad es que vivimos una tragedia y esa tragedia tuvo a un grupo de mujeres plantándose con el amor. Con Horacio Pietragalla nos planteábamos qué hacer este 24 y se nos ocurrió pensar en un premio para cada abuela y  cada madre y allí surgió la idea del Juana Azurduy, gran símbolo de las mujeres luchadoras", dijo el Presidente sobre el origen del reconocimiento.

"Las madres y abuelas son un modelo a seguir para cada argentino. La sociedad las terminó viendo como un modelo. También en el mundo entero", dijo Fernández en el acto en el que estuvo presente el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti y también dijo presente el designado ministro de Justicia, Martín Soria. 

La distinción "Juana Azurduy" fue otorgada a 70 mujeres que entregaron la mitad de su vida a la lucha para obtener justicia por los crímenes de lesa humanidad, perpetrados por la dictadura cívico militar, de los que fueron víctimas sus hijos, hijas, nietas y nietos.

El premio fue entregado en el siguiente orden: Boitano, Almeida y  Estela de Carlotto. Las tres hablaron después de recibirlo.

Boitano dijo: "Gracias Alberto, gracias Néstor y Cristina. Le agradezco a la vida estar viva  para poder estar acá  con todo lo que implica la pandemia y los cuatro años de macrismo. Uno representa a la mujer. Las mujeres tenemos perseverancia". Nunca estuve más cerca de mis hijos como este año. No lo digo para llorar. No tenemos que dejar de luchar para que esto no se repita".

Almeida, por su parte,  saludó "al doble Presidente, de la Nación y del PJ" y le dedicó el premio a su hijo Alejandro y a los 30.000 desaparecidos. "Como dijo `Horacito´, (porque yo le digo así) este año no vamos a salir a la calle porque los organismos de derechos humanos cuidamos la vida, pero ha habido una creatividad maravillosa". Finalmente, llamó "a no bajar los brazos y a recordar. Este miércoles, pongan pañuelos en las plazas, en los balcones porque los pañuelos son los 30.000. Gracias Presidente porque estos reconocimientos son caricias para el alma".

Carlotto habló última.  Habló de la emoción de estar presente. "Qué suerte que este lugar no fue destruido para poner un supermercado", arrancó. "Somos una parte muy grande de la historia. Llevamos el período más largo de democracia y hay que cuidarla. Hay que resolver los problemas con el concepto de la unidad", siguió. 

"Nos han querido hacer perder la memoria, pero la historia no está escrita todavía y tenemos que conseguir la verdad absoluta para juzgar con la ley. La palabra venganza no existe en nuestro corazón. Tenemos amor", dijo. Y habló de las futuras generaciones y el rol central que tendrán "el día que no estemos".

"Cuando pusieron una bolsa cadavérica con mi nombre al final me dio pena porque son jóvenes los que lo hicieron", recordó y finalizó con un deseo:  "Estamos a tiempo de que los sueños de los 30.000 se hagan realidad. No perdamos el tiempo".

En el acto, estuvieron conectadas vía zoom desde diferentes puntos del territorio 40 Madres y Abuelas que reciben este reconocimiento oficial, en vida, por parte del Estado nacional.

El secretario de Derechos Humanos, Horacio Petragalla Corti, fue el primero en hablar:  "Nuestras Madres y Abuelas fueron un pilar y con el Presidente pensamos en homenajearlas en todo el país. Son 71 madres y Abuelas las que aún viven. Hebe no vino porque tenía un compromiso, pero mandó su saludo, dijo.

Y agregó: "Este reconocimiento es para generar en la sociedad el mensaje de que la lucha por la verdad y la justicia nació desde el amor y no desde la violencia".

Pietragalla agregó que "tenemos que volver a poner la justicia en el lugar que se merece. Queremos que nuestras madres y abuelas sean reconocidas en todo el país porque la transformación del dolor en lucha nos hizo una sociedad con mucha resistencia a los intereses que vienen a atacar a las mayorías. "Soñamos que nuestros nietos hablen de las abuelas y madres como de San Martín".

El texto de creación del premio fue firmado por el Presidente y por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. El único que rubricó a dúo la dupla presidencial "por la naturaleza de nuestras funciones", dijo Fernández al expresar su alegría de que ambos estén en el reconocimiento. "Es el reconocimiento de una sociedad que tiene memoria que recuerda y que sabe que en el medio de la tragedia argentina hubo un grupo de mujeres con el coraje que la sociedad no tuvo. Gracias Abuelas, gracias Madres, las quiero mucho", finalizó el Presidente.