La pandemia de coronavirus impedirá por segundo año consecutivo que las Madres y Abuelas la lleven consigo en la cabeza de la multitudinaria marcha que, entre tantas otras cosas, conmemora a las víctimas de la última dictadura cívico militar cada 24 de marzo. Pero esa emblemática bandera azul, esa que lleva el rostro de les desaparecides, esa que decenas de manos, cada año, se agolpan por aunque sea pellizcar, estuvo por la mañana en la Plaza de Mayo, alzada y agitada al grito de “30 mil compañeros detenidos desaparecidos ¡presentes! ¡Ahora y siempre!”.

La “pequeña intervención” fue organizada por el Grupo de Apoyo a Madres de la Línea Fundadora y consistió en llevar los 13 paños que integran la enorme bandera y extenderlos por un momento en la Plaza de Mayo. “Es nuestro homenaje a ellas y a su militancia. Las tenemos que cuidar y por eso no pueden estar hoy para llevarla con sus propias manos. Si no lo pueden hacer ellas, lo queríamos hacer nosotros. Que sus hijos estén aquí hoy”, explicó Pascual Spinelli, que integra el colectivo junto a Maute Vasques y Natalia Bermejo, entre otres.

Las Madres, por supuesto, estaban al tanto y agradecidas por la actividad. “Nuestros hijos fueron la razón y el comienzo de nuestra lucha, que estén presentes en la Plaza en las manos de compañeros que siempre estuvieron a nuestro lado es un abrazo”, consideró la Madre de Plaza de Mayo taty Almeida. “Todos los que puedan salir, cuidandose, con precaución, que salgan. La memoria tiene que estar en movimiento, expresarse, es necesario que sigamos gritando que no olvidamos a los 30 mil y que no nos olvidamos de los crímenes de los genocidas”, continuó Nora Cortiñas.

Poco más de un centenar de personas “con todos los cuidados y precauciones” que indica el distanciamiento social para prevenir la circulación de la covid 19 sostuvieron la bandera azul. Hubo manos de diferentes agrupaciones como Flores Solidario y varios gremios –Foetra, APA, ATE y UTE, Ctera y Suteba y los Metrodelegados-- que son los que “siempre ayudan” a transportarla por la Avenida de Mayo, cada 24.

Se dividieron en grupos de 12 personas que “con la distancia necesaria de dos metros entre cada una”, sostuvieron los 13 paños con los rostros de les desaparecides, extendidos desde la Pirámide de Mayo hasta la calle Bolivar. La actividad no fue difundida ya que el objetivo no era que “se juntara una multitud”, sino, sobre todo “que los desaparecidos y las desaparecidas pudieran ingresar a la plaza”, señaló Carlos Pisoni, de Hijos. Ante la ”impotencia de no poder marchar, de no poder poner el cuerpo, que es loq ue sabemos hacer, de no poder recordar a los 30 mil abrazándonos, lo hicimos llevando la bandera, alzando los pañuelos blancos”, continuó el integrante de la regional porteña de la agrupación.

El homenaje es para ellas, que obstinadamente se preocupan cada 24 por que los rostros de sus hijos ingresen a la Plaza. Cada movilización por el Día de la Memoria, el acto en la Plaza de Mayo no comienza hasta que ese río azul no ingresa a la explanada.

Esta mañana, apenas pasadas las 8, los 13 paños en alto sobre la plaza vacía fueron sacudidos al grito de “30 mil compañeros detenidos desaparecidos presentes ahora y siempre” tres veces. Luego, “cantamos lo que solemos siempre cantar en cada marcha”, detalló Spinelli. El “Madres de la Plaza el pueblo las abraza” que tanto extrañan ellas, ya lo dijeron, y “Como a los nazis les va a pasar..:” retumbaron entre los árboles de ese corazón del ejercicio de la memoria colectiva, del reclamo de Justicia, de la exigencia de verdad, que es la Plaza de Mayo. Todo duró un puñado de minutos. “Nos pareció que la intervención debía ser breve y simbólica. Fuerte”, concluyó.