La española Carla Suárez tenía pensado retirarse del tenis en 2020. Saturada de los viajes y las presiones del circuito, la ex número 6 del mundo apuntaba a retirarse a sus 31 años. Sin embargo, dos circunstancias cambiaron sus planes por completo: primero, la pandemia de coronavirus, que interrumpió el circuito en marzo del año pasado. Y luego, después de que la actividad ya se había restablecido con los primeros torneos de la WTA, el tenis quedó en otro plano cuando le detectaron un cáncer, por el que debió someterse a un tratamiento de quimioterapia. Sin embargo, tras haber superado la enfermedad y ya plenamente recuperada, Suárez comenzó a entrenarse pensando en un regreso, para retirarse como siempre quiso, en una pista de tenis.

"¡Muy animada por estar entrenando de nuevo! Les agradezco de Corazón rojo todo el cariño que me hacen llegar", publicó este lunes la jugadora nacida en las Islas Canarias, junto a una imagen en una cancha de polvo de ladrillo. Suárez regresó a los entrenamientos pensando en su vuelta a la alta competencia, tras haber sido sometida a la última sesión de quimioterapia a fines de enero. Está claro, su objetivo sigue siendo marcharse del tenis en una cancha, algo que en septiembre de 2020, cuando anunció que había sido diagnosticada con un linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer que afecta al sistema inmunológico, ni siquiera estaba entre sus prioridades.

"Me dio un poco de rabia", contó Suárez en una entrevista con el diario español Mundo Deportivo. "No me pregunté por qué a mí, sí por qué en este momento. Pensé, qué pena justo en este momento. Después de quince años dedicándote al tenis, no poder terminar. No sabía si en 2021 podría volver o no a jugar. Si la puerta se cerraba, despedirme de esa manera no me gustaba. No era lo que quería", explicó la tenista, que ganó dos torneos de la WTA, disputó otras nueve finales y llegó a ser número seis del mundo en 2016.

La jugadora española llegó al diagnóstico un poco por casualidad, ya que se había sometido a estudios de rutina porque se agitaba demasiado en los entrenamientos y no podía mantener el ritmo de sus prácticas. "Al principio no sabíamos muy bien lo que era, me hice pruebas de todo", recordó Suárez. "En una de las visitas al médico me dijo todas las posibilidades. Me puso sobre aviso. Igual pasaron siete días hasta que me dieron la noticia, y ya no era tan sorpresa. No me asusté porque me dijeron que era muy curable, que lo habían tomado a tiempo. Me dieron tantas esperanzas y tanta fe que en ningún momento temí", explicó la tenista, que todavía no definió fecha para su regreso, pero su vuelta al circuito está bien encaminada.