La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) autorizó el uso de la vacuna de de Johnson & Johnson en el viejo continente, pero antes de que las dosis se comiencen a distribuir en los 27 países de la Unión Europea (UE) investiga los posibles vínculos entre la vacuna y la formación de coágulos sanguíneos tras el reporte de cuatro casos, uno de ellos mortal. 

Mientras tanto continúan bajo investigación otras vacunas a la espera de su aprobación y persiste la diferencia con algunas carteras de Salud de los Estados miembros sobre las dosis de Astrazeneca

El comité de seguridad "ha iniciado la revisión de una señal de seguridad para evaluar los informes de eventos tromboembólicos" en personas que habían recibido la vacuna, informó la EMA. 

La investigación se abrió luego de que fueran notificados "cuatro casos graves de coágulos sanguíneos inusuales con un nivel bajo de plaquetas después de la vacunación con la vacuna Janssen contra el Covid-19 ", explicó el órgano de control en referencia a la filial europea del gigante farmacéutico estadounidense J&J. 

"Un caso se produjo en un ensayo clínico y tres casos se produjeron durante el despliegue de la vacuna en Estados Unidos. Uno de los cuales fue mortal", precisó la EMA en alusión al estudio que se inició el martes pasado. 

El comité de fármacos humanos de la EMA, según informó la agencia EFE, tiene abierto un proceso de análisis en tiempo real de la vacuna estadounidense Novavax desde el pasado 3 de febrero; la alemana CureVac desde el 12 de febrero, y la rusa Sputnik V desde el 4 de marzo, pero ninguna tiene un calendario establecido para solicitar una licencia condicional de uso en la UE, como la otorgada a Pfizer/BioNtech, Moderna, AstraZeneca y Janssen.

Por su parte, la vacuna de Astrazeneca fue cuestionada, a principios de marzo, por casos reportados de coágulos en pacientes, similar investigación a la que ahora está siendo sometida la vacunad de J&J. 

En el caso de la vacuna elaborada por el laboratorio sueco en colaboración con la Universidad de Oxford, la EMA sostuvo que los beneficios de aplicarse la vacuna son mayores que los posibles riesgos secundarios, sobre los que no se encontraron indicios que lo relacionen directamente. 

Margaret Harris, vocera de la OMS, también fue tajante respecto de la continuidad del uso de la vacuna de AstraZeneca: "Sí, deberíamos continuar utilizando la vacuna. No hay razón para no utilizarla", declaró.