La cuarentena forzada por la pandemia de coronavirus obligó a un período inédito de aislamiento y una buena carga de reflexión, pero para Moby, a dos décadas del pico máximo de su fama, eso no está muy lejos de la norma. El músico electrónico de 55 años pasó buena parte de la pandemia haciendo lo que haría usualmente, pasar tiempo en soledad en su hogar de Los Angeles.

"Antes de la pandemia, me quedé en casa y trabajé y salí a caminar y evité la socialización. Con lo que, durante la pandemia, me quedé en casa y trabajé y me mantuve alejado de la socialización", dice. "Tengo esta sensación de culpa porque mi experiencia pandémica ha sido probablemente mucho más benigna que la de la mayoría de la gente... como alguien que vive solo y trabaja solo, yo estoy quizás un poquito más confortable con mi propia compañía."

El estilo de vida benedictino es algo a años luz del hedonismo de Moby en sus primeros años de fama, relatada hasta el más mínimo detalle en un documental narrado por él mismo y que será lanzado en mayo. Moby Doc retrata la vida del artista desde su traumática infancia hasta su vida como abstemio y militante de los derechos animales. Lo que está en el medio, de todos modos, es lo que más impresión produce: desmintiendo su persona reflexiva, incluso algo torpe, Moby describe sus batallas con la adicción y la depresión en un nivel de detalle asombroso.

En uno de los momentos más fuertes del film, el músico incluso admite haberse perdido el funeral de su madre debido a su fuerte adicción al alcohol. "Aprecio mucho a otras figuras públicas que han intentado ser honestas, o que han tenido la firme intención de ser honestas", dice. "Incluso las personas no públicas, solo humanos, amigos míos, o gente que conocí en los encuentros de Alcohólicos Anónimos, que verdaderamente tienen la voluntad de ser vulnerables, la voluntad de ser honestos, y la voluntad de discutir abiertamente las cosas que a otras personas avergüenzan, o que trabajan duramente para ocultar."

Moby se convirtió en una marca registrada en el cambio del milenio, cuando su disco Play, y una cadena de singles exitosos que lo acompañó, impulsó a un músico extraño por fuera, con la cabeza afeitada, acostumbrado a trabajar en su dormitorio, al estatus de superestrella del rock. "Para mi vergüenza, de algún modo me definí a mí mismo -y buena parte de mi bienestar fue producto de eso- como un músico profesional, y como una figura pública", admite él. "Llegado a ese extremo, me dediqué a leer muchos artículos escritos sobre mí, y reseñas, etcétera."

Eso pudo haber estado bien mientras las cosas iban bien, pero, tal como explicó el músico nacido en Harlem, hizo todo mucho más difícil cuando las cosas empezaron a marchar en el otro sentido. "Alrededor de 2002, la marea cambió", dice. "De repente, todos los artículos se volvieron negativos, las reseñas eran malas. Como alguien que en gran medida apuntaló su percepción de sí mismo y su bienestar en las opiniones de extraños, eso fue muy desafiante para mí."

Los titulares negativos siguieron y se intensificaron en la ola de las memorias escritas por Moby, Then It Fell Apart ("Y entonces todo se vino abajo"), libro en el que describió su relación con la actriz Natalie Portman cuando ésta tenía 20 años. Portman negó las caracterizaciones de la relación, alegando que en el momento tenía 18 años y que recordaba todo simplemente como "un hombre mucho más grande siendo bastante horripilante conmigo". A pesar de que en principio insistió en que su relato era ajustado a la realidad, más tarde Moby pidió disculpas por comportarse "de manera poco considerada y sin respeto."

"Eso atrajo mucha atención pero fue, en términos de recuento de páginas, una parte increíblemente menor y banal del libro. Pero en el mundo en que vivimos, eso es lo que la gente prioriza", dice ahora, dos años después del incidente. "Las relaciones de personas reales son mucho más sutiles, y probablemente no están bien representadas por... la especie de mensajes mediáticos de 120 caracteres", agrega.

Otra clase de críticas, esta vez fijada en la música de Moby, se relacionan con el uso del trabajo de artistas negros en algunas de sus canciones más exitosas. "Natural Blues", de Play, es efectivamente una versión remizada de "Trouble So Hard", de la música folk afroamericana Vera Hall, mientras que otro conocido single extraído del album, "Why Does My Heart Feel So Bad?", está construido alrededor de las voces del poco conocido grupo de cantantes gospel The Banks Brothers. Para algunos, incluyendo el mismo artista, esta revisiones fueron una marca de respeto y ayudaron a llevar a esos artistas a audiencia nuevas y mucho más numerosas. Para otros fue una simple explotación.

"Lo único que siempre pude decir en mi defensa es que... ni siquiera me gusta la palabra 'defensa'", comienza Moby cuando se le pregunta por ese debate. "Cuando utilicé voces de artistas negros o afroamericanos, samples, eso provino de simplemente un puro amor y apreciación por esas voces, con un completo entendimiento de que no tengo el más mínimo derecho a usarlos o apropiarme de cualquier aspecto de la experiencia que les da su poder."

Entonces Moby recuerda una anécdota de los tiempos del lanzamiento de Play. "Le hice escuchar algunas de las canciones de (el comediante negro) Chris Rock y le pregunté: '¿He hecho algo malo?'. Recuerdo que me miró y me dijo que no. Dijo que la música hermosa es música hermosa. Y me dijo: 'Vos hiciste una música hermosa'. Y pensé, OK, ese es todo un detralle viniendo de alguien como Chris Rock. Eso realmente me dio confianza. Pero al mismo tiempo, toda vez que aproveché para mí la creatividad de la experiencia negra o afroamericana, siempre hubo un sentimiento de culpa agregado. Y la esperanza de no estar haciendo algo que fuera una falta de respeto."

"La apropiación cultural es algo que existe", agrega el músico. "Pero también vivimos en un mundo increíblemente entrelazado, complicado. Las líneas claras entre diferentes tipos de expresiones artísticas, espirituales y culturales: en algunos momentos, a veces, esas líneas existen, y a menudo, en otros momentos, están bastante borroneadas."

Sea conscientemente o no, el nuevo disco de Moby Reprise -un album orquestal compuesto en buena medida por éxitos reversionados, que aparece el 28 de mayo- incluye esas canciones mencionadas, con las célebres partes vocales asumidas por cantantes de color, como Gregory Porter, Amythyst Kiah y Apollo Jane. La producción del disco fue también notable en otros sentidos: por primera vez en su carrera, el autodefinido "enfermo del control" le entregó las decisiones sobre los arreglos a otra persona.

"Durante los dos años o algo más que tomó hacer este disco, tuve un montón de ansiedad desafiante, con tantas partes del proceso fuera de mi control. Pero entonces llega esa maravillosa forma de alivio, cuando te das cuenta de que la gente que está al comando es muy buena en lo que hace", dice y agrega: "Siento que así como amo tanto la música electrónica, conseguís una expresión mucho más cruda de la condición humana cuando solo estás grabando a humanos sin electrónica."

Uno de los momentos más emocionantes del disco es un tributo a David Bowie, un héroe de la infancia de quien llegó a hacerse amigo, y con quien llegó a actuar cuando se convirtieron en vecinos en la ciudad de New York. La desnuda rendición de "Heroes" es una referencia a un momento por demás especial, cuando él y Bowie tocaron la canción en un sofá. "Fue sin dudas uno de los momentos más especiales de mi vida, no solo en el aspecto profesional sino en lo personal, en lo espiritual: sentarme con mi músico favorito de todos los tiempos y tocar una delicada versión de mi canción favorita de todos los tiempos."

Moby no duda en la definición: "De esta manera, al cubrir 'Heroes' en Reprise, quise -supongo- a la vez honrar y de alguna manera representar y pagar tributo a David, a mi amistad con David y también a la vulnerable belleza inherente a la canción."

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.