Las promotoras de género de la agrupación Mujeres Evita de la Provincia de Buenos Aires presentaron el Registro Único de Acompañamientos (RUDA), que relevará información estadística accesible para diseñar y monitorear políticas públicas contra la violencia por razones de género

El proyecto cuenta con el acompañamiento del Ministerio bonaerense de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual, a cargo de Estela Díaz, y la Universidad de San Martín. 

“Hay muchos casos invisibilizados que no se traducen en denuncias ni llegan a las instituciones del Estado”, advirtió Carolina Pedelacq, responsable provincial de Mujeres Evita. El Registro pretende “dar cuenta no sólo de que esas situaciones existen, sino también de las salidas positivas que a través del acompañamiento logran tener”.

En 2020, en la provincia de Buenos Aires se registraron más de 18 mil llamados por situaciones de violencia por razones de género. El 85 por ciento de esas llamadas buscaban información y asesoramiento, indicó el informe de la cartera de género de la Provincia, que analiza las consultas recibidas a través de la Línea 144.

Por su parte, la Dirección Provincial de Casos Críticos y Alto Riesgo informó que, en el mismo período entre enero y diciembre del año pasado, abordó 2.775 casos y realizó 500 presentaciones judiciales. El 36 por ciento de las situaciones eran casos de alto riesgo.

"Cada minuto cuenta"

“Para salir de la violencia cada minuto cuenta. El problema habitacional en el que se encuentran las mujeres de los sectores populares de la Provincia hace que sea mucho más difícil llevar adelante la primera acción, que es salir del foco de la agresión”, advirtió Pedelacq, integrante del Movimiento Evita y concejal de San Martín por el Frente de Todos. “En contexto de aislamiento por la pandemia el acceso a las instituciones se volvió más difícil”, añadió.

El registro, que estará a cargo de las mismas promotoras de cada municipio, tiene un enfoque territorial que pretende hacer hincapié “en las recorridas previas por las instituciones, el tipo de situación que convoca y las características socio-demográficas” de las mujeres, lesbianas, travestis y trans que forman parte del programa de acompañamientos. La situación laboral, el acceso a una cobertura de salud, el barrio en el cual habita, o si tiene hijes u otras personas a su cuidado serán algunos ejes a tener en cuenta. “El instrumento, una planilla que lleva cada promotora, está abierto a otras organizaciones. La idea es articular para poder registrar la mayor cantidad de información posible y dar cuenta de la importancia del trabajo de las promotoras, que no está reconocido a nivel institucional”, explicó la referente.

Una excepción a esta situación es el partido de Moreno, a cargo de la intendenta Mariel Fernández, donde las promotoras de género que trabajan en los barrios están reconocidas formalmente. “Es una política pública municipal, que creemos sería importante que se replique en otras jurisdicciones”, evaluó Pedelacq. Las promotoras abordan todo tipo de conflictos, desde situaciones de violencia psicológica hasta intentos de femicidios, y en la mayoría de los casos hacen su trabajo de forma voluntaria.

El objetivo principal del proyecto RUDA es construir “conocimiento ordenado, comparable, transmisible y puesto a disposición y circulación”, para contribuir al diseño, evaluación y monitoreo de las políticas públicas sobre violencia de género. En este sentido, las promotoras articularán el trabajo con un equipo de la Universidad de San Martín, que analizará la información desde una perspectiva científica. 

“Hay un saber académico que muchas veces está alejado de la realidad territorial. Es difícil construir conocimiento sin tener la experiencia concreta”, explicó Pedelacq. A largo plazo, el proyecto tiene como meta sembrar las bases para una formación universitaria para el abordaje territorial de las problemáticas de género. 

Informe: Lorena Bermejo.