El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció que Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental, se retira de su cargo el próximo 31 de agosto. La directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva, dijo que “Alejandro lideró el Departamento en momentos desafiantes y hoy lo deja sobre una base firme para continuar con la labor de respaldar a nuestros países en toda la región”. Werner fue uno de los responsables del megacrédito de 57 mil millones de dólares aprobado para la administración de Mauricio Macri.

Werner nació en Argentina pero se crió en México. En ese país se desempeñó como Director de Estudios Económicos en el Banco de México y luego fue nombrado Subsecretario de Hacienda y Crédito Público en la Secretaría de Hacienda de México. Luego de más de diez años de trabajar para el sector público, Werner se incorporó a BBVABancomer de México como titular de banca corporativa y de inversión. Ocupó varios cargos académicos México, España y Estados Unidos y en 2007 fue designado “Joven Líder Mundial” por el Foro Económico Mundial.

Según explicó Diego Rubinzal en una nota publicada en 2019 en suplemento Cash de este diario, el padre de Alejandro Werner, Manuel “Lito” Werner, fue un contador porteño muy ligado al ministro de Economía del tercer gobierno de Perón, José Ber Gelbard. "Cuando el alma mater de la CGE fue designado Ministro de Economía, “Lito” ofició como virtual jefe de Gabinete del equipo económico. En abril de 1977, la familia Werner (el matrimonio y sus dos hijos pequeños Martín y Alejandro) parte al Uruguay escapando de la dictadura militar. Luego de una corta estancia en Montevideo terminan viviendo en México.

Werner tuvo un paso por el FMI en 1995 a través del Programa para Economistas, pero fue en 2013 que asumió como Jefe del Departamento del Hemisferio Occidental. Para la Argentina, Werner adquirió relevancia en 2018, cuando Macri acudió al FMI como último salvataje para una economía de timba financiera que llegaba a su ocaso y amenazaba con llevarse todo puesto. Werner junto al italiano Roberto Cardarelli, líder de la misión del FMI en la Argentina, fueron los principales responsables del megacrédito de 57 mil millones de dólares, por debajo de la primera línea directiva de la francesa Christine Lagarde y el norteamericano David Lipton.

La partida de Werner se suma a las salidas de Lagarde, Lipton y Cardarelli, con lo cual ya no quedan las caras más conocidas de aquella operación que no sólo fue ruinosa para el país sino que está bajo sospecha hacia adentro del propio organismo, tal como sucedió con la serie de paquetes previos al estallido de la convertibilidad en 2001. 

El crédito a la Argentina fue encuadrado dentro de la "política de acceso excepcional" del FMI, que busca “proveer un marco para guiar las decisiones de otorgar préstamos a países miembros por montos que exceden a los límites normales, para cubrir desajustes particularmente grandes en la balanza de pagos". El otorgamiento de esta línea especial define cuatro criterios para justificar el acceso al fondeo. Uno de ellos es que la deuda externa del país miembro tenga una alta probabilidad de ser sustentable. 

Apenas un año después de la aprobación, en la previa de las elecciones presidenciales, el acuerdo se cayó, ya que el Fondo no otorgó el último desembolso prometido a Macri. Finalmente, en el comienzo de la gestión de Alberto Fernández y en la previa de la renegociación con los bonistas privados, el FMI admitió que la deuda argentina no era sostenible.

“Quiero expresar mi profundo reconocimiento a Alejandro por su gran habilidad, buen criterio y asesoramiento y agradecerle su excelente servicio y apoyo. Su profundo conocimiento de la región y su amplia experiencia en los sectores público y privado, así como en el mundo académico, han sido invaluables. Alejandro desempeñó un papel esencial en el asesoramiento del FMI a las autoridades regionales en temas como la lucha contra la corrupción y la desigualdad, así como en iniciativas para promover la inclusión y el crecimiento sostenible, contribuyendo así a mejorar considerablemente las perspectivas económicas de la región", fueron las palabras de despedida de Georgieva.