Horas antes de que se cumpla un año de la desaparición de su hijo, Cristina Castro pasó la tarde con su párroco y confidente tomando unos mates en la plaza con la guitarra, y luego tuvo su sesión de terapia, sus "cables a tierra", como los define. "Esta lucha no se puede concretar en soledad, tengo mis referentes, las Madres son lo máximo tal como me enseñó Facu, la hermana de Luciano Arruga con tan corta edad es un monumento a la lucha, tengo contacto con Sergio Maldonado, la enseñanza de don Mario Salto, de Santiago del Estero (su hijo de 11 años fue asesinado en Quimilí), hablar un rato con Norita Cortiñas me reinicia el sistema, un bálsamo para seguir, me hice compinche de Viviana Alegre (madre del desaparecido Facundo Rivera Alegre en Córdoba), los familiares nos vamos uniendo. Hablé con el padre de Tehuel, me angustia y desespera que no aparezca", dice Cristina Castro a Página 12 mientras organiza la agenda de las actividades por el aniversario. El 30 de abril de 2020 en plena fase 1 del ASPO, Facundo salió a dedo hacia Bahía Blanca para ver a su exnovia, fue detenido por cuatro policías en el trayecto pero nunca llegó a destino. Su cuerpo apareció esqueletizado el 15 de agosto en un cangrejal de la zona de Villarino Viejo. 

Cristina Castro cuenta que sus otros dos laderos en esta batalla son los abogados Luciano Peretto y Leandro Aparicio. "Nos caminamos todo, recorrimos alcantarillas, campos, cada lugar donde hubiera indicios. En la parte más estricta de la cuarentena nos metimos en lugares tremendos con Luciano, nos amenazaron hasta que decidimos buscar a Leandro para llevar la causa al fuero federal", recuerda. 

El 1 de mayo harán un evento, Mil flores para Facu, con artistas de la zona en una plataforma digital, en la estación del ferrocarril donde él militaba en Semillero Cultural. "Van a ir pasando mientras Chelo Candia pinta un mural. A mediodía recibimos a la Comisión por la Memoria, la única visita, sus hermanos de Turmalina tocarán el tema Es hora de volver, que hicieron mientras lo buscábamos. El lunes, la CTA de Bahía Blanca organiza un conversatorio, y el 30 se cumplen 44 años de la primera marcha de las Madres en Plaza de Mayo, no me entra el orgullo de que estas gigantes guerreras me hayan invitado a su marcha virtual. Soy una simple mamá, ellas son inmensas".  

--¿Cómo llegan vos y quienes te acompañan a este momento?

--Parece que pasó una vida. Nos encuentra abrazados y unidos como siempre, los distintos grupos de amistades de Facu, los de voley, de fútbol, de Semillero Cultural, de Turmalina. Ellos no me dejan caer, mis hijos y nietas me sostienen, si estoy llorando me abrazan y me preguntan si tengo nanas. La más grande me dice 'el tío Facu está en el cielo y desde allá nos cuida, a la noche es una estrella que brilla mucho'. En el Concejo Deliberante no trataron el proyecto para hacer el homenaje. Los concejales de Acción por Villarino son mayoría y se hace lo que dicen. El 1 de abril empezamos a poner carteles, colgamos banderas que hicieron las vecinas y ubicamos las piedras con la vaquita de San Antonio (era el amuleto de Facundo), el 30 será el bocinazo acá y en otras otras partes de Argentina, nos vamos a hacer escuchar respetando el protocolo, pedí que no saliéramos, el sistema está saturado, necesita nuestra buena voluntad. 

--¿En qué sentido cambió su vida?

--Esto que no pedí me cambió totalmente por dentro, mi forma de pensar, actuar, vivir y sentir. Solo era su mamá buscando a su hijo, tuve que aprender de leyes, de detenciones, leí otros casos para saber cómo actúa la justicia, leí todo lo que me pusieron cerca. Aprender desde cero, tenía la esperanza de encontrarlo con vida, hasta que sentí que me le habían hecho algo. Ahí la lucha fue otra. Pedía que me devuelvan a mi hijo, pero después de encontrar el cuerpo peleamos contra gigantes como un fiscal nefasto, oscuro, el mejor defensor de la policía, luego contra la jueza de la causa María Gabriela Marrón, que nos obliga a usar nuestra energía para discutir de manera infantil. Cada pericia que pedimos hay que pelearla en Cámara, decimos A y ella dice B. Los fiscales Andrés Heim y Horacio Azzolín están trabajando maravillosamente bien, se les sumó Iara Silvestre. Santiago Ulpiano Martínez (fiscal de la causa que pidió apartarse) no fue imparcial y no honró su trabajo. En cambio, Silvestre se debe a su trabajo, me ha demostrado que lo hace al nivel de Azzolín y Heim. En la causa aparecen nuevas cosas.

--¿Como cuáles?

--Durante el allanamiento en febrero al destacamento de Teniente Origone se secuestró un celular en el que hay muchas fotos, supuestamente se había caído en el inodoro pero rescataron imágenes que son de mi familia, de mis nietas, un efectivo policial no debería tener fotos de menores de edad, fotos mías en mi casa con ellas, mías trabajando. Sabía que me estaban siguiendo, pero me fotografiaron si que yo me diera cuenta, sacaron también fotos de la casa de mi padre, la policía bonaerense con total impunidad. Es gravísimo. Después, pocas horas antes de ser sometida a una intervención quirúrgica por un problema de salud que tengo, desapareció un testigo. Mi desesperación fue total.

--¿Cómo fue eso? ¿Lo amenazaron con matarle el hijo, se asustó y se fue?

--Sí, así fue. Los cuatro policías nombrados en la causa --porque ni siquiera están imputados, ni detenidos ni nada-- presentaron un abogado al cual se le tuvo que brindar alguna información, se le dieron algunos nombres y ni bien los tuvieron empezaron a amenazar. A este testigo le dijeron que iban a matar a su hijo, el 22 de marzo desapareció mientras estábamos con el peritaje de los vehículos policiales en Bahía Blanca. Volvimos desesperados. No hubo ningún componente personal en su ausencia. Te tocan a un hijo y te salta la locura. Los que lo amenazaron sabían todo sobre él. Al abogado de los policías le paga el municipio de Villarino, es un penalista renombrado. Y eso a pesar de que la causa también va para el lado de los funcionarios municipales. Una testigo dijo que escuchó cosas que involucran al presidente del Concejo Deliberante. Se pidió su teléfono pero esa medida la seguimos peleando con la jueza. Ella ahora pidió licencia porque dice estar estresada. Imaginate el estrés que tengo yo encima que me mataron un hijo.

--Dentro de los casos de desapariciones forzadas en democracia el hallazgo del cuerpo es una excepción. ¿Por qué piensa que el de Facundo apareció? 

--Me devolvieron a Facu por la presión de la gente, de los medios, el hecho de que no me quedara callara, que me puse a pelear con quien fuera.  

--¿Ayudó haber sido recibida por el presidente Alberto Fernández?

--Fue un granito de arena, no fue determinante. Algunas mamás me decían que mi hijo iba a aparecer por la presión que estábamos haciendo. El tío de Katherine Moscoso, Ezequiel, se fue caminando desde Monte Hermoso hasta la quinta de Olivos y no lo recibieron. Nunca voy a entender esa parte de la política, somos familiares de desaparecidos que necesitamos respuestas. Tendría que poner en su agenda un día para escucharnos, es nuestro derecho en democracia. Antes era enemiga de los cortes de ruta, hoy en día entiendo que si no lo hacés no te escuchan. Los políticos están puestos ahí por los ciudadanos, ellos pasan pero los dolores quedan. Aunque vi fotos que no tenían que estar en poder de la policía, a mí no me dan miedo. Les digo que no se metan con los míos porque no voy a reaccionar de la misma forma, no soy la misma Cristina a la que le desaparecieron un hijo y empezó de abajo, ahora ya sé. Facundo necesita justicia para descansar y estamos cada vez más cerca. Estoy segura que llegará el momento en que podamos decirle 'lo logramos están presos los que te mataron'. Nos falta poco. Vamos por justicia porque nosotros la verdad ya la sabemos.

--¿Algo que no le haya preguntado?

--Esto puede tocarle a cualquiera, a mí me prejuzgaron diciendo que dónde estaba cuando el chico desapareció. Nunca más le tiene que pasar esto a ninguno de nuestros pibes. Cuando te pasa algo así no podés menos que empatizar con esos chicos que agarran de la calle, en lugar de a los reales criminales. La Bonaerense y sus jefes civiles son la herencia de la dictadura, lo peor que me tocó padecer en mi vida. Por eso, salgan a las calles, corten las rutas, acampen en las plazas pero nunca dejen de pelear.