Cuando se dictaminó el parate del fútbol por el avance de la pandemia -y de la posterior cuarentena- Atlanta lideraba la Zona A de la Primera Nacional con cuatro puntos de ventaja. Se habían disputado 21 fechas y quedaban 9 para definir quién sería el ganador de ese grupo, al igual que en la otra zona, para que ambos definieran un lugar en la máxima categoría del fútbol argentino. Sin embargo, cuando la pelota volvió a rodar, la AFA dispuso que no se continúe con ese certamen y que empiece uno nuevo. Así, el sueño de los bohemios de volver a la “A” tras 37 años empezó a tornarse más difuso. Más aún tras la eliminación en el Reducido y la posterior salida de Fabián Lisa, el entrenador.

Rápida de reflejos y para recuperar el optimismo, la dirigencia tomó la decisión de apostar por Walter Erviti, un futbolista de renombre y dilatada trayectoria, que había sido campeón con Boca, Independiente, San Lorenzo, Banfield y Monterrey, y que en 2018 había colgado los botines profesionalmente en Alvarado de Mar del Plata, su ciudad natal. De esta forma, y a sus 40 años, le llegó su primera oportunidad como director técnico. Su ayudante de campo es Leandro Gracián, a quien tuvo de compañero en Monterrey y en Boca.

“Sinceramente el fútbol está lleno de injusticias. No puedo ponerme a pensar en lo que pudo haber pasado. Lo sucedido fue algo que heredamos y no necesitamos retomarlo con el plantel porque hubo un recambio muy importante de jugadores. Además, intento enfocarme en aquello que está a mi alcance. Con lo cual miramos para adelante con la intención de que el equipo vuelva a ser protagonista”, dijo el zurdo, quien derrochaba tranquilidad y seguridad en sus palabras en el diálogo con Página 12.

-¿Qué técnicos ayudaron a configurar su perfil como director técnico?

-Una influencia muy importante fue la de Manuel Pellegrini. Con él nos fue muy bien en San Lorenzo, ganamos títulos (Clausura y Mercosur 2001) e incluso nos tocó perder algunos partidos importantes. Pero me marcó mucho lo que transmitía. También destaco a Oscar Ruggeri, quien daba una imagen paternal y se ocupaba mucho de todos. Obviamente también me quedaron cosas de (Carlos) Bianchi y de (Daniel) Passarella. A esa influencia futbolística le sumo mi personalidad, porque nunca intentaré ser quién no soy.

-¿Quién le parece el mejor técnico de la actualidad?

-Me parece que el mejor es Marcelo Gallardo porque lo que hace va más allá de un entrenador. Se ha convertido en un ejemplo y por eso sus jugadores mantienen una línea dentro y fuera de la cancha. Además, sorprende que en un fútbol de tantas urgencias y en el que nunca hay tiempo para los proyectos él puede sostenerse y disfrutar su función. Del exterior, el que más me gusta es Pep Guardiola por cómo gestiona jugadores de tanto nivel y con sueldos tan altos. Hacer que un jugador de cuatro o cinco puntos puede llegar a rendir a seis o siete puntos es fácil, en la medida de convencerlo de que tiene que correr más, esforzarse y mantener una constancia. Pero lograr que un futbolista de nueve puntos llegue a diez puntos y sostenga ese rendimiento es algo que despierta admiración.

Walter Erviti junto a Leandro Gracián, su ayudante de campo. (Gentileza Agustín Fernández)

-¿Toma el 4-3-3 como táctica de referencia?

-Sí, el 4-3-3 es el parado de referencia y luego hacemos algunos retoques puntuales en función del rival. En nuestro caso utilizamos dos wings bien marcados - que son delanteros y no volantes adelantados - y un centrodelantero por el medio. Sí adaptamos cosas según el parado del rival, porque si tienen tres en el mediocampo me gusta que haya cuatro jugadores ahí para tener uno más. Lo mismo en cada zona, para sacar provecho de ese hombre extra.

-Su equipo suma un invicto de cuatro partidos ganados y tres empatados en el campeonato, más otro empate por Copa Argentina en los 90 minutos (que terminó en derrota en los penales). ¿Le presta atención a eso o intenta mirar más a largo plazo?

-El objetivo principal que tenemos es que el equipo juegue bien y tenga identidad. Queremos que sea protagonista. Obviamente los buenos resultados suman más que nada para ayudar a que se comprenda la idea y generar camaradería y unión en el grupo. Ayuda a trabajar con más tranquilidad. Además, uno como entrenador se enfoca en que los jugadores puedan mejorar. Que cuando pase el tiempo puedan sentir que lograron una mejor versión que antes de nuestra llegada.

-¿Un campeonato de más de equipos en Primera llevó a que el nivel se asemeje al del ascenso? ¿O, por el contrario, el ascenso está teniendo un nivel casi como el Primera, como se ve en la Copa Argentina?

-El fútbol argentino está atravesando una gran devaluación. Hay muchos problemas económicos y presupuestos acotados, salvo casos puntuales. Todo eso va llevando a que haya más paridad y que vaya mermando el nivel. Los jugadores y los técnicos son profesionales que están a la expectativa de que llegue algo propuesta mejor. Esa es la realidad y por eso los mejores jugadores juegan en los equipos más poderosos.

-¿Extraña su faceta de jugador? A diferencia de otras épocas, en donde sólo los arqueros extendían mucho su carrera, hoy es más común encontrarse jugadores de 40 años como tiene usted ahora…

-No, no lo extraño, lo disfruto mucho en esta nueva función. Me retiré cuando quise. Lo hice porque en la última etapa pensaba más como entrenador que como jugador y ahí me di cuenta que algo estaba mal. No podía estar mirando todo el tiempo a los demás y prestarle tanta atención al técnico. Me llegó a pasar, incluso, de acercarme a Julio (Falcioni) en Banfield, en pleno partido, y decirle que había un compañero que estaba mejor que yo para ese momento. Lo mismo con Ariel Holan en Independiente.

-Le levantaron la sanción por dóping a Santiago Silva y puede volver a la actividad. ¿Será jugador de Atlanta?

-Aprovecho tu pregunta para desmentirlo. Con Santiago me une una gran amistad y por eso lo acompañé mucho en su lucha para que se hiciera justicia y pudiera volver a jugar al fútbol (estaba sancionado por consumir un medicamento prohibido por un tratamiento de fertilidad). De ahí puede venir el rumor. Pero Atlanta no está en condiciones económicas de hacer un esfuerzo económico de esas características. Además, la prioridad está en mejorar las instalaciones donde entrenan los jugadores y en ocuparse de que los jóvenes de sus inferiores puedan alimentarse. Y hacerlo de buena forma.               

[email protected]