Europa se reunió en la ciudad portuguesa de Oporto para sentar las bases de un nuevo modelo social para la década que arrancó en pandemia. Los líderes de la Unión buscan que las discrepancias previas, que siempre existen en estas cumbres, no impidan cerrar un acuerdo. El objetivo de máxima es una firma unánime del ambicioso plan llamado Pilar Europeo de Derechos Sociales, veinte propuestas para bajar el desempleo y la desigualdad, mejorar la educación y garantizar la protección social a los europeos.

El ministro portugués de Asuntos Exteriores Augusto Santos Silva explicó que si bien las políticas sociales son nacionales y no caen bajo las instituciones europeas, hay mecanismo para mejorar la situación continental. Un mecanismo es el Semestre Europeo, el informe de la Comisión Europea de las cifras macro de la economía y los indicadores sociales. El uso de este mecanismo es uno de los puntos de fricción, con Bélgica y España proponiendo que la Unión siga de cerca los indicadores sociales y convierta esta reunión en una herramienta para "equilibrar las políticas económicas y el mercado único con una estrategia de crecimiento más social y sostenible". 

Es una postura muy diferente a la expresada hace unas semanas por once países del bloque, que reivindican las competencias nacionales sobre las políticas sociales en una declaración oficiosa, los llamados "non papers" europeos. Algunos nórdicos -como Finlandia, Dinamarca y Suecia- se sumaron al bloque del Este -Estonia, Letonia, Lituania, Bulgaria- y a Austria, Irlanda, Malta y Países Bajos. "La implementación efectiva del Pilar Social depende en gran medida de la acción de los Estados miembros, que son los principales responsables de empleo, educación y competencias y políticas sociales", señala la declaración. 

"Una acción específica a nivel de la UE puede complementar la acción nacional", agrega, pero "cualquier acción a nivel de la UE debe respetar plenamente la división de las competencias de la Unión, sus Estados miembros y los interlocutores sociales". El comisario europeo de Empleo Nicolas Schmit se refería al tema en vísperas de la cumbre para insistir en que el camino de la Europa social está claro. "Es una cuestión de persuasión: todos sabemos que hay Estados miembros que a lo mejor no están muy interesados porque consideran que esa parte social es algo nacional, que no tiene que ver con Europa, pero esta idea está equivocada", constató. "El tratado da a la Comisión determinadas competencias, poderes, en la vertiente social y no podemos construir una buena unión económica y dejar a un lado la vertiente social", advertía. 

También hubo diferencias por cuestiones que parecerían superadas en el seno de la UE, como el uso del término "igualdad de género". La inclusión de la fórmula en la declaración final había provocado reservas en Hungría y Polonia. A su llegada a la cumbre, el jefe del Gobierno húngaro Viktor Orbán afirmó hoy no tener intención de "mezclar una disputa ideológica con un fuerte compromiso de igualdad entre hombres y mujeres".