Megan Rohrer se convirtió en la primera obispa transgénero de la Iglesia Evangélica Luterana de Estados Unidos y tendrá a su cargo casi 200 congregaciones que van desde California hasta algunas partes de Nevada.

Conocida por su activismo y por su trabajo para las personas sin hogar, Rohrer ha servido en la iglesia durante más de una década. El nombramiento se dio con el apoyo de 209 votos, tan solo dos votos más que el reverendo Jeff Johnson, y la nueva obispa se instalará en la Iglesia de St. Matthew en Walnut Creek, California, para sustituir a Mark Holmerud, quien se jubila.

Como directora ejecutiva de Welcome, durante doce años, la pastora Megan trabajó principalmente con la comunidad de personas sin hogar LGBT de San Francisco.

Asimismo, creó programas para proporcionar alimentos a las personas VIH + y aboga a nivel nacional por los jóvenes LGBT sin hogar y para ayudar a las comunidades religiosas a dar la bienvenida a las personas LGBT.

"Quiero eliminar obstáculos en el camino de otros que pueden tener un camino más difícil para convertirse en pastores", expresó Rohrer, quien fue alentada a postularse para por sus colegas pastorales.

A su turno, desde la Iglesia Evangélica Luterana en América (ELCA) destacaron la importancia de este nombramiento: "Puesto que Dios nos da nuestra unidad en Cristo, podemos ver y respetar la diversidad dentro del cuerpo de Cristo. Respetamos y honramos la diversidad de historias, tradiciones, culturas, idiomas y experiencias entre nosotros y en toda la comunidad cristiana".

Madre de dos niños, Rohrer remarcó la importancia de su llegada a este puesto: "Para algunas personas que nunca han visto una familia como la mía, estoy casada con una mujer y tengo dos hijos negros, que la gente vea a mi familia, es realmente sanador para algunas familias LGBTQ +".

La ELCA es una de las congregaciones cristianas más progresistas de Estados Unidos, con una larga historia en ese sentido que se remonta a hace 50 años, cuando comenzaron a convocar a mujeres, entre ellas afroamericanas, para ostentar puestos de responsabilidad en las iglesias luteranas. No obstante, no fue hasta hace una década cuando los miembros de la comunidad LGTBQ pudieron integrarse en el clero.