Perú volvió a ser alcanzado por el fantasma del ex presidente Alberto Fujimori, quien cumple una condena por corrupción y violaciones a los derechos humanos durante sus diez años en el poder. 

La posibilidad del perdón presidencial quedó planteada la semana pasada, cuando Pedro Pablo Kuczynski recordó el vigésimo aniversario de la liberación de la residencia del embajador japonés en Lima, tras cuatro meses de ocupación de parte de la guerrilla del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru. Según el actual mandatario, Fujimori se comportó “de manera eximia” en la resolución de aquella crisis, que desembocó en una masacre. 

Durante la conmemoración de aquel episodio, Kuczynski saludó a Keiko Fujomiri, presente en el acto, y pidió “voltear la página”, alimentando los rumores de un posible indulto, que le grangearía el apoyo del fujimorismo, que cuenta con mayoría parlamentaria.

Fujimori llegó al poder en 1990 de forma inesperada, como un outsider, en medio del descalabro político y económico que signó el final del gobierno de Alan García. Sorpresivamente venció al novelista Mario Vargas Llosa en segunda vuelta. A los dos años, disolvió el Congreso, en un autogolpe denunciado en todo el mundo. El descabezamiento de la guerrilla de Sendero Luminoso y cierta prosperidad económica lo congraciaron con la opinión pública, a pesar de los escándalos de corrupción protagonizados el Vladimiro Montesinos, su “monje negro”.

Una oportuna reforma constitucional le permitió la reelección en 1995. En 2000, en medio de denuncias de fraude, obtuvo un tercer mandato, pero pocos meses después huyó a Japón, de donde fue extraditado. 

"El presidente Kuczynski propuso hoy voltear la página. ¡Tiene razón! Los peruanos debemos de construir una agenda común con apoyo de todos", escribió el propio Fujimori en Twitter tras las declaraciones del actual mandatario, quien se diferenció de su antecesor, Ollanta Humala, quien había rechazado todos los pedidos de indulto.

"No hay que quedarse en los odios y las pasiones. De manera personal, y si me preguntan, yo liberaría a Alberto Fujimori", apuntó un vocero parlamentario del oficialismo, Carlos Bruce, dando más aire a la posibilidad del perdón presidencial. Kuczynski avaló al diputado diciendo que “en el Perú tenemos que voltear la página en algunas cosas para tener una sociedad más unida. Nosotros estamos estudiando el caso".

De allí que hoy se discuta, si no el indulto, la alternativa de una prisión domiciliaria para un hombre de 78 años y con problemas de salud. Mientras tanto, el gobierno niega que se esté negociando un indulto. "El presidente va a evaluar las propuestas que puedan presentar los legisladores. El presidente no ha hablado de un indulto", dijo el presidente del Consejo de ministros, Fernando Zavala.

El fujimorismo, por su parte, espera, conciente de que promover el indulto para su antiguo líder no sería bien visto por la sociedad. "Son solo especulaciones, él no ha hecho ningún pedido de indulto. La familia Fujimori ha dicho claramente que no van a usar el poder político ni a nuestra bancada para beneficiar a Fujimori. Así que esa discusión está zanjada", afirmó Úrsula Letona, diputada cercana a la hija del patriarca.