La cantidad de cesáreas innecesarias aumentó considerablemente durante la pandemia en la Ciudad de Buenos Aires. Los datos más recientes revelan que la tasa general de cesáreas llegó en promedio al 37 por ciento en 2020 en el sector público porteño con un aumento del 12 por ciento en relación a tres años atrás. La estadística surge de la publicación “Evolución Tasa Global de Cesáreas. Red Obstetricia”, elaborado por la Dirección General de Hospitales y forma parte del informe “Parir en pandemia” publicado por la Mesa de Trabajo sobre Protección de Derechos del Parto y Nacimiento Respetado de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se llegaron a detectar –advierte el informe-- tasas de más de 56 por ciento en algún hospital. Se sabe que la proporción de cesáreas suele ser más elevada en el sector privado, que en algunos servicios registra tasas de hasta el 90 por ciento.

La Organización Mundial de la Salud define que una proporción aceptable de cesáreas por indicación médica es un 15 por ciento. “La realidad es que las mujeres que piden cesárea no llegan al 1 por ciento”, advierte Susana Rodríguez Conti, licenciada en Obstetricia y docente de la Licenciatura en Obstetricia de la UBA. Y una de las 15 profesionales e investigadores de la salud que conforman la Mesa, un espacio interdisciplinario que encabeza la titular del Programa de Niñez, Adolescencia y Género de la Defensoría del Pueblo, María Elena Naddeo, y que integran destacadxs especialistas de diferentes ámbitos. El informe especial se difundió en el marco de la Semana Mundial del parto Respetado que empezó este domingo, cuyo lema este año es “El respeto por las necesidades de la madre y su bebé en cualquier situación”, y busca promover la importancia de contemplar en las medidas de cuidado para Covid-19 los derechos de las personas gestantes y sus bebés.

¿Cómo ha sido parir en pandemia?

En la Defensoría del Pueblo recibieron denuncias en estos meses de familiares que describían el comportamiento y actitud de Maternidades públicas que hacían abandono de pacientes por temor a la covid-19, como fue el caso de la muerte de una mujer embarazada a punto de parir y de su bebé, o la separación de la madre de su bebé frente a la sospecha de que tuvieran coronavirus y también el impedimento al ingreso o permanencia de algún acompañante durante el parto, señaló Naddeo.

Por eso, desde la Mesa de Trabajo emitieron un informe especial en el que se advierte que:

  • Con precauciones adecuadas puede mantenerse el derecho de las mujeres a estar acompañadas durante el trabajo de parto y el nacimiento, por una persona afectivamente cercana y elegida por ella.
  • No se deben aumentar las inducciones del parto ni las cesáreas por la pandemia actual, mientras no se tengan evidencias suficientes que lo justifiquen.
  • Debe mantener en la mayoría de los casos el alojamiento conjunto –madre y bebé—y la lactancia materna, con sus beneficios inmediatos y ventajas a corto mediano y largo plazo en la salud conocidas.

Estas recomendaciones surgen, señala el informe de la Mesa luego de analizar gran cantidad de estudios del 2020 y 2021 que permiten suponer como evidencia que:

-El curso de la infección por covid-19 en embarazadas y personas gestantes no difiere al de otras poblaciones ni les afecta en mayor medida, como si lo hace en grupos de riesgo por edad avanzada, obesidad, inmunosupresión u otras comorbilidades.

-Comparadas con la población general, las personas embarazadas no se ven más afectadas por las complicaciones respiratorias de covid-19. Esta aseveración no excluye la posibilidad de que la enfermedad en las mujeres gestantes pueda inducir complicaciones de este tipo, ni obstétricas, como partos prematuros, que no ha sido comprobado aún.

-Desde la aparición de esta enfermedad, todavía se mantiene en alrededor del 80 por ciento el número de personas infectadas (embarazadas o no) con síntomas leves a moderados que logran recuperarse casi sin secuelas o con secuelas mínimas.

-De modo similar a casi cualquier virus respiratorio, el alojamiento conjunto y la lactancia materna (con las precauciones debidas) no están asociados con la transmisión del SARS CoV-2.

-La aparición de anticuerpos en la leche materna contra el virus ha sido demostrada en mujeres con covid-19 perinatal de manera opuesta a la falta de evidencias claras de las transmisión vertical de la misa a los recién nacidos.

-La tasa de cesáreas a nivel mundial se ha incrementado en algunos países en proporciones de hasta el 50 por ciento “elevando consigo la incidencia de la prematurez y la mobi mortalidad materna y neonatal.

“La prevalencia de mobimortalidad materna es más alta después de la cesárea que después del parto vaginal. Se asocia con mayor riesgo de rutura uterina, anomalías de la placentación, embarazo ectópico, muerte fetal y parto prematura en esta y en las próximas gestaciones”, apunta el médico pediatra y sanitarista Enrique O. Abeya Gilardón, también miembro de la Mesa. Y alerta que “el nacido de una cesárea electiva tiene tasas significativamente más altas de movilidad respiratoria y de ingreso en la UCIN -- unidad especial para los bebés nacidos antes de término, muy prematuros o que tienen alguna afección médica grave—y estadía hospitalaria más prolongada”.

Menos nacimientos los fines de semana

El informe de la Defensoría del Pueblo incluye además los resultados de un estudio que revela que la mayor cantidad de nacimientos –por parto y cesárea-- en la Ciudad se producen de lunes a viernes y en mucha menor proporción los fines de semana. “Es esperable que los nacimientos ocurran en proporciones similares cada uno de los siete días de la semana, siguiendo una distribución de probabilidad uniforme discreta. Cuando se cumple ese tipo de distribución la proporción esperada de nacimientos para cada día de la semana es de 14,28 por ciento”, explica Patricia Rosemberg, directora de la carrera de Especialización en Gestión en Salud, del Instituto de Salud Colectiva, de la Universidad Nacional de Lanús, y autora del estudio que analizó los días de los nacimientos durante diez años entre 2004 y 2013 (pero que no se refiere a la pandemia).

La Ciudad tiene cerca de 80 mil nacimientos por año. En 10 años se analizaron 769.991 nacimientos entre 34 y 41 semanas. De esos ocurrieron 455.428 en establecimientos privados, el 18.2 por ciento entre sábado y domingo, y el 81.8 por ciento, de lunes a viernes. En cambio en los establecimientos públicos es esos 10 años, nacieron 314.563 bebés. De los cuales nacieron de lunes a viernes el 75,1 por ciento y el 24.9 por ciento en el fin de semana. “En los establecimientos privados no solo esta distribución es más desigual sino que además, observamos que los bebés nacen en mayor proporción antes de las 41 o 42 semanas. No es lo mismo para un bebé nacer a las 37, a las 38 semanas que a las 41 o 42. Esos bebés tienen mayor morbilidad, los llevan a neonatología, los pinchan, los alejan de sus madres”, advierte Rosemberg.

Y agrega: “La programación de los nacimientos se debe a intereses económicos y agendas laborales de las y los profesionales, que son priorizadas por sobre el cuidado de la mujer y de la niña o el niños recién nacido, quienes quedan subordinados a la medicalización del parto y el nacimiento”. 

Para Rosemberg “el momento del nacimiento se ha convertido en un acontecimiento socialmente controlado, en el que las mujeres y personas gestantes devienen objetos del control que ejercen las instituciones de la medicina moderna sobre ellas y sus cuerpos”. 

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