Con pedidos de condena para el policía Luis Chocobar --bien diferenciados entre la fiscalía y la querella--, concluyeron los alegatos de la parte acusadora en el juicio por el homicidio de Juan Pablo Kukoc. Mientras la fiscal solicitó una condena a tres años de cárcel “en suspenso”, sin aplicación efectiva, por “homicidio agravado por exceso en sus deberes”, la querella consideró que lo ocurrido fue “una ejecución extrajudicial” que merece la pena de prisión perpetua.

Pablo Rovatti, uno de los querellantes, le dijo a Página/12 que en el alegado “no dijimos que Chocobar fue a matar a alguien a sangre fría, sino que usó la fuerza letal, terminantemente prohibida en un caso como este”.

Por su parte, la fiscal Susana Pernas la semana pasada pidió 18 años de cárcel para el menor que acompañaba a Kukoc por el “robo e intento de homicidio” del turista Frank Wolek, hecho en el cual participaron los dos jóvenes. Ahora, respecto del “homicidio agravado” que se le imputa al policía, Pernas sostuvo que fue “un exceso en el cumplimiento del deber”.

El caso dio lugar a la llamada “doctrina Chocobar” de “gatillo fácil”, avalada por el ex presidente Mauricio Macri y por la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich.

La pena solicitada por la fiscal Pernas incluye como sanción “seis años de inhabilitación para ejercer funciones” como agente de una fuerza de seguridad. Chocobar, al momento del hecho, en diciembre de 2017, era integrante de la Policía Local de Avellaneda e intervino en un hecho ocurrido en el barrio porteño de La Boca.

La fiscal dijo que Chocobar cometió el delito de “exceso en los deberes”, con el que había llegado al juicio y prevé una pena máxima de cinco años. Fernando Soto, uno de los defensores del policía, interpretó que Pernas “no consideró que haya sido un caso de ‘gatillo fácil’” e insistió, en declaraciones periodísticas, en que su representado “cumplió con su deber”. Agregó que en su alegato, la fiscalía “rechazó enérgicamente” la imputación de la parte querellante.

Pablo Rovatti, uno de los abogados querellantes, le dijo a Página/12 que en el alegato “reconstruimos con todas las pruebas lo que en verdad pasó”. Precisó que “la autopsia, los videos, los testimonios de los vecinos que recuperaron la cámara (de fotos que le habían robado a Wolek), el testimonio de los expertos del Cuerpo Médico Forense” demostraron “sin lugar a dudas que una vez que los vecinos le sacaron a los golpes la cámara a Juan Pablo Kukoc, Chocobar dispara al aire algunas veces y entonces los vecinos se dispersan y Kukoc se escapa corriendo”.

Rovatti, entre las pruebas enumeradas, mencionó “incluso a las pericias psicológicas a Chocobar” como un elemento que lo incrimina. El abogado aseguró que el policía “pudo ver muy bien” los hechos concretos y “si bien insiste en que se sintió amenazado o que Juan Pablo se habría dado vuelta para agredirlo, esa versión no tiene ningún sentido y quedó desmentida por el hecho de que las dos lesiones mortales son por la espalda”.

Agregó que “el video muestra justamente a una persona corriendo de espaldas” al policía que lo persiguía y por eso “quedó probado que Chocobar le disparó unas seis veces directamente al cuerpo de quien corría de espaldas y no representaba ya un peligro para nadie”.

Consideró que “es falso que haya disparado para abajo, (porque) están las fotos de las marcas que dejaron en la pared algunos balazos”. Una de las balas pegó “a 2,4 mts de altura, otra a más de un metro, si eso es disparar para abajo, entonces yo tengo una comprensión inadecuada del idioma español”.

Puntualizó que “el tema del rebote o no rebote del segundo proyectil, el que mató a Juan Pablo, es anecdótico, no tiene ninguna relevancia jurídica, es pura y exclusivamente un intento de distraer a la opinión pública”.

Dijo que carece de importancia el supuesto rebote porque Chocobar “disparó seis veces contra una persona que escapaba”, dándole la espalda. Recordó que en la audiencia “las propias compañeras de Chocobar reconocieron que tienen terminantemente prohibido por ley y la Constitución matar a tiros a alguien que escapa corriendo de espaldas”.

Aclaró que en el alegato “no dijimos que Chocobar fue a buscar a una persona para matarla a sangre fría, dijimos la verdad, que usó la fuerza letal en un supuesto donde esto está terminantemente prohibido”.

Por eso, afirmó que lo ocurrido “es una ejecución extrajudicial, un caso de gatillo fácil, que merece la pena más alta que prevé nuestro ordenamiento jurídico”.

Subrayó que “no se puede ser indulgente con estos abusos policiales, porque como indica la Corte Interamericana de DDHH, la tolerancia o indulgencia con estas prácticas envía un mensaje muy peligroso a la sociedad, deja desprotegidas a las víctimas y fomenta la repetición de hechos similares”.

Ivone Kukoc, la mamá de Juan Pablo, dijo que su hijo “no tuvo derecho a un juicio como Chocobar” y el menor que se encuentra detenido. Eso prueba que “no era necesario matarlo a los tiros, porque el chico que está siendo juzgado seguramente va a recibir una condena severa”. Solo pidió “justicia y no venganza”.

El juicio oral que tramita en el Tribunal de Menores 2, finalizaría la semana próxima con el alegato de la defensa de Chocobar y la lectura de la sentencia, respecto del policía y del menor que también es juzgado.

En el debate, Chocobar insistió en que no tuvo “intención de matar” a Kukoc y que hizo “disparos disuasivos” hacia el piso, pero el “rebote” en la carpeta asfáltica le provocaron las heridas fatales, en la espalda, al joven que escapaba sin poner en peligro la vida del policía.