“La diversidad en el mundo sindical es algo que ocurre en Brasil y en Argentina. Esto no es nuevo, hay que saber lidiar con esa realidad para anteponer la defensa de los derechos de los trabajadores frente a los gobiernos patronales de Michel Temer y Mauricio Macri”, plantea  Sergio Nobre, secretario general de la CUT y licenciado en Relaciones Internacionales. “Con este paro unitario  demostramos que cuando las centrales dejan en un segundo lugar sus diferencias, que pueden ser legítimas, tienen una fuerza impresionante. Pasó hoy acá y pasó hace pocas semanas atrás en Argentina con la huelga de todo el movimiento obrero detrás de las mismas reivindicaciones.”

–¿Hay forma de garantizar esa unidad a futuro?

–La unidad es una construcción cotidiana, no es sencilla y enfrenta la permanente amenaza de los patrones que históricamente quieren fracturarnos. Y esa táctica de los patrones la imitan estos gobiernos patronales que están a sus órdenes, como son los de Temer y Macri que como se vio en el encuentro que tuvieron en febrero (en Brasilia) responden a un proyecto que quiere ser impuesto en toda la región. Me parece que con estas victorias como las de hoy los dirigentes y los trabajadores comprenden que la lucha requiere de frentes unitarios en lo sindical y en lo político, las dos cosas van de la mano. Si el proyecto de restauración neoliberal avanza es porque no tiene en frente una fuerza que lo desafíe. Pero ellos son vulnerables, y si se logran victorias de los trabajadores en Brasil eso repercute en Argentina y lo mismo de allá para acá, nosotros observamos con mucha atención lo que pasó allá.

–¿Cómo repercutió la carta del Papa a Temer antes del paro?

–El papa Francisco fue realmente sensible ante la situación de los trabajadores, fue solidario y eso nos fortaleció para esta huelga., Obviamente el Papa no habló directamente del paro, eso no corresponde, lo que hizo fue plantearle a Temer en una carta que no se puede gobernar con el mercado como Biblia, y planteó que se debe respetar los derechos de los trabajadores, que no se puede gobernar sólo pensando en los banqueros.