Desde hace años los organismos internacionales y los gobiernos nacionales discuten posibles respuestas a la situación de alfabetización de jóvenes y adultos. Se han desarrollado planes y programas de alfabetización, habitualmente desarticulados de las prácticas concretas que las personas realizan con la lectura y escritura. En general, lo que interesa es mostrar estadísticas, es decir cuántos alfabetizados hay en cada país, y queda relegada la información sobre quiénes son, qué hacen, qué saben y cómo usan la palabra escrita las personas que no leen ni escriben convencionalmente. Se hace necesario profundizar los conocimientos de los modos en que interactúan con los objetos escritos en los distintos espacios sociales y las diversas instituciones por donde circulan. Alfabetización es un término muy debatido y durante muchos años el centro de esta problemática estuvo centrado en el cómo enseñar a leer y escribir partiendo en la mayoría de los casos de las metodologías que los profesores utilizan en la escuela primaria. En la década del sesenta del siglo pasado, Paulo Freire, a partir de sus trabajos con adultos no escolarizados en el nordeste de Brasil, niega el aspecto mecánico, vacío y estático de la lectura de la palabra cuando se la considera como una habilidad y destreza técnica neutra.

En nuestros trabajos sostenemos que una visión dicotómica sobre las personas analfabetas-alfabetizadas oculta las grandes diferencias que existen en las formas de leer y escribir en la población: no se considera qué es lo que se lee y escribe, cómo se lee y escribe, y para qué se lee y escribe. Asumimos que son prácticas sociales, con formas y significados culturales específicos y contextualizados por intenciones, ideologías y relaciones de poder (Kalman, Lorenzatti, et.al, 2018; Street, 1995). Esta definición abarca: a) la participación en eventos comunicativos en los cuales se lee, se escribe o se habla de lectura y escritura;

b) las convenciones y formas particulares de uso;

c) aquello que los participantes piensan acerca de sí mismos como lectores y escritores y aquello que piensan acerca de las prácticas de cultura escrita;

d) la organización social de la lectura y escritura vinculada a relaciones de poder. (Street, 2004).

Nuestras investigaciones muestran que los jóvenes y adultos que no leen y escriben de manera convencional interactúan con otras personas y con objetos escritos todo el tiempo; leen con otros; identifican documentos y formularios; reconocen carteles en instituciones públicas, medicamentos, documentos a partir de distintos modos representativos como música, imagen gráfica, discurso, escritura, lenguaje verbal; se informan y comunican a través de la radio, televisión, computadora, teléfonos fijos y celulares; clasifican y organizan documentos y otros tipos de papeles (fotos, tarjetas), entre otras acciones. En estas observamos la presencia de instrumentos mediadores (simbólicos y humanos): siempre hay alguien a quien recurrir y preguntar. La convergencia de estos aspectos permite analizar la complejidad de los procesos de cultura escrita y ayuda a desterrar la concepción de la apropiación de la lengua escrita como un problema cognitivo individual. Este marco posibilita pensar y trabajar las prácticas del lenguaje como objeto de enseñanza en relación con los usos sociales de la lengua escrita.

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Kalman J., Lorenzatti M.C., Hernández Flores G., Méndez Puga AM y Blazich G. (2018). La relevancia de la alfabetización de personas jóvenes y adultas en América Latina hoy. Centro de Cooperación Regional de Educación de Adultos de América Latina y el Caribe (CREFAL). Versión digital: https://crefal.org/index.php?option=com_content&view=article&id=555&Itemid=202

Street, B. (1995). Social literacies: Critical approaches to literacy in education, development and ethnography. NY: Longman.

Street, B. (2004). Los Nuevos Estudios de Literacidad. En Zavala, V., Niño-Murcia, M., Ames, P. (Ed.), Escritura y sociedad. Nuevas perspectivas teóricas y etnográficas (pp. 81-108). Lima, Perú: Red para el Desarrollo de las Ciencias Sociales en el Perú.

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*Docente investigadora de las universidades nacionales de Córdoba (UNC) y Chilecito (UNdeC). Directora del Doctorado en Educación de Jóvenes y Adultos de la UNdeC.