Hay que detener la mirada en la tapa de Nueva Atlantis, en su intimidad marina, para dejarse llevar por al arrullo del movimiento y la musicalidad. Es un disco que habla de un duelo, y sobre cómo renacer. “Fue todo un proceso. Cerrar una etapa y empezar otra. Creo que gracias a la música todavía estoy viva”, explica Valei a Rosario/12. Nueva Atlantis se editó hace pocos días, en plataformas digitales y formato físico, gracias al aporte obtenido a través de la aplicación Cafecito. Una alegría que la música agradecerá a sus seguidores, mañana a las 19, con el show por streaming que dará a través de su canal de YouTube.
La madre y el padre de Valei fallecieron de manera muy cercana, con pocos días de diferencia, y la angustia la llevó a enfermarse de una manera delicada. Pero la música vino al rescate. En la forma de 6 canciones que imbrican de manera precisa, con ritmos que alegran y saben cuándo, se diría, oírse a sí mismos. “Es increíble, pero la orfandad se siente. Cuando uno dice esa palabra imagina un niño, y yo me sentí otra vez una niña, sola y desprotegida. Tanto habrá sido mi dolor y todo lo que sentí que hice una insuficiencia renal, terminé así. No fue casual. Según la medicina china, cuando uno tiene mucho miedo te afecta los riñones, y es lo que me pasó. Pero se sigue, se puede seguir”, continúa la música.
-Tu elección rítmica te hizo alejar, a su vez, del tango.
-El tango siempre me remitió a la noche, la melancolía, la soledad del alcohol, a esa cosa turbia. No es una música ni alegre ni divertida. No te imaginás en una playa escuchando tango, te lo imaginas en la noche, y no quiero más eso, necesito músicas que me lleven a un lado más luminoso. Igual lo quiero al tango, eh. Y a veces lo escucho, pero interpretarlo me está costando un poco más. Siempre tomaba algo para cantarlo, porque estaba muy relacionado el tango con tomar un vaso de vino, pero ahora no puedo tomar nada, solo agua. El cambio de alimentación me llevó hasta a cambiar de música, es increíble pero lo sentí así. ¿Por qué dejaste el tango?, me dicen. Porque dejé el alcohol. Y me miran como si me dijeran ¡ésta es una alcohólica! Pero son dos frecuencias que no van. Como decía Cacho Castaña, uno no compone un tango tomando un yogur. Ahora necesito tomar agua (risas).
-Qué bueno saber que la gente te acompaña y hace posible tu nuevo trabajo.
-Es gente que ayuda y colabora sin esperar nada a cambio, lo hace por amor al arte. Me parece que tenía que retribuir de alguna manera, y es por eso que hacemos este recital. Como junté más plata que la que necesitaba, le puedo pagar a toda la gente que va a colaborar en el streaming. Que se les pueda pagar en esta época, cuando no hay trabajo, es alucinante. Aunque sea una vez, poder salir a tocar; bueno, no es salir, sino juntarnos y con todos los protocolos, somos poquitos y nos cuidamos. Lo vamos a hacer en mi estudio, donde fueron gestadas y producidas las canciones. Voy a estar acompañada de Charly Samamé en guitarra, Victoria Virgolini en percusión, y Julieta Micheletti, que agrega la frescura de una voz joven, que contrasta muy bien con la mía.
-Qué íntima suena “Te abracé en la noche” (de Fernando Cabrera).
-Me la apropié. Allí toco el cuenco y Charly la guitarra. Cuando muere mi papá, yo no podía escuchar esa canción sin llorar, era como lo que había vivido con él en su última noche. Mis padres mueren los dos de cáncer de páncreas, es muy significativo, porque estaban separados. Yo soy terapeuta de sonido y trabajo con los instrumentos sagrados, y mis padres, bioquímicos los dos, no consiguieron entender esta idea mía de hacer masajes sonoros y todo lo que implica la terapia de sonido. Pero en los últimos tiempos, mi papá me pedía que le toque el cuenco, y por eso es ese mismo cuenco el que suena en la canción. Se pudo lograr gracias a la genialidad de Charly, de transportar la guitarra a un punto donde combinara con el cuenco, porque ésa era la manera de homenajear a mi viejo. Él quiso que tiráramos sus cenizas al mar, y lo hicimos donde pasé las últimas vacaciones con él. El lugar se llama Nueva Atlantis, y está en el sur de Mar de Ajó. Fue una ceremonia hermosa, que inventamos en el momento, durante el amanecer, y por supuesto llevé el cuenco.
-Y con “En el cielo” homenajeás a tu madre.
-Se la escribí a mi mamá, porque siento que de alguna manera me sigue cuidando. Te voy a contar lo que me pasó. Ella pidió también que tiráramos sus cenizas pero no especificó dónde. Mis hermanas decidieron en el jardín de nuestra casa, en los dos jazmines. Hace poco vino alguien a hacer un arreglo y me dijo: “¡Cómo está este jazmín de lluvia!”. Le comenté que allí tiramos parte de las cenizas y me respondió: “Se ve que está muy presente tu mamá, porque está creciendo bárbaro”. Salimos y fuimos hacia el otro jazmín, donde había una flor en pleno mayo. No se entendía, porque nacen en noviembre. Me miró incrédulo y le dije, sin pensar: “Es mi mamá, que está presente”. Yo creo en las sincronías, otros creen en las casualidades.
Los partícipes de la campaña recibirán acceso libre al show de Valei. Quienes quieran sumarse, podrán hacerlo ingresando a https://cafecito.app/valei, donde se puede colaborar con la cantidad de cafecitos que se quiera. De acuerdo con el monto de la colaboración, está la posibilidad de obtener el disco en formato físico, junto a los otros dos trabajos de la cantautora: A otra cosa mariposa y Mano galáctica azul.