El presagio del gol con la mano

Seis años antes del partido con los ingleses, en un reportaje publicado por la revista El Gráfico, el 7 de abril de 1980, Diego Maradona anticipó de algún modo el primero de sus goles en la inolvidable tarde del Azteca. Lo que sigue es la transcripción textual de un fragmento de esa nota que llevaba este título: “Diego Maradona, la vida y el fútbol” .

-¿Tenés conciencia de que le gente espera todo de vos, que te siente suyo, que sos una parte de su vida?

- Si, y por eso no quiero defraudarla. Tengo la obligación de cuidarme, de brindarme siempre dentro de la cancha, Menotti siempre me habla de eso. Dice que no tengo que quedarme en el piso aunque me duela un golpe, que tengo que callarme la boca y no hacer gestos si me pegan, todo eso.

-Que no tenés que llevarte la pelota con la mano o hacer un gol con la mano como contra Vélez el año pasado. El árbitro de ese partido comentaba que te había aconsejado que no volvieras a hacer un gol con la mano y salir gritando a la tribuna porque estaban sacando ventajas desleales a colegas.

- Si, es cierto, algo de eso me dijo. Pero sabés lo que pasa. Una cosa es decirlo aquí, en frío, tomando un café y otra es estar ahí adentro. No puedo asegurar que no lo volveré á a hacer porque en el calor del juego, en el afán de llegar a una pelota la mano se te va sola.

-¿De chico lo hiciste alguna vez?

- Si, me acuerdo de una, jugando para Los Cebollitas en el Parque Saavedra. Hice un gol con la mano y los contrarios, que me habían visto, se fueron encima del árbitro. Al final dio el gol y se armó un lío bárbaro. Es lo que digo. Yo sé que no está bien, pero la mano se te va sola.”


El sueño de Pier Paolo Pasolini

El 3 de enero de 1971 se publicó en el periódico Il Giorno un texto del cineasta italiano Pier Paolo Pasolini titulado “El lenguaje del fútbol con sus poetas y sus prosistas”. La revista La Maga reprodujo años más tarde aquella nota en la que el director de Teorema, El Decamerón y otras inolvidables películas marca distancias entre el juego de Brasil e Italia, protagonistas de la final del Mundial de México en 1970, y califica como imposibles las jugadas como la del segundo gol de Maradona a los ingleses.

Escribió Pasolini: “Los cifradores del lenguaje del fútbol son los jugadores. Nosotros en las tribunas somos los descifradores, poseemos pues un código común. Quien no conoce el código del fútbol no comprende el “ significado” de sus palabras (los pases) ni el sentido del discurso (el conjunto de pases). Puede haber un fútbol como lenguaje fundamentalmente prosístico y uno como lenguaje fundamentalmente poético. El fútbol poético es el latinoamericano. Para realizarse necesita una capacidad monstruosa de gambeta (cosa que en Europa se desdeña en nombre de la prosa colectiva) y el gol puede inventarlo cualquiera desde cualquier posición. Si la gambeta y el gol son los momentos individuales-poéticos del fútbol he aquí que el brasileño es un fútbol de poesía. Sin hacer distinciones de valor, sino como un sentido estrictamente técnico, en México fue la prosa estetizante italiana la derrotada por la poesía brasileña”.

También reflexiona Pasolini en otro tramo de la nota. “La gambeta es de por sí poética (aunque no siempre como la acción del gol). En efecto, el sueño de cada jugador (compartido por cada espectador) es partir del medio campo, gambetear a todos y marcar. Si se puede imaginar algo sublime dentro de los límites permitidos es precisamente esto. Pero no sucede nunca. Es un sueño (que he visto realizado sólo en la película Magos de la pelota, de Franco Franchi).

Pasolini murió en 1975, once años antes de que se produjera eso que decía que no sucede nunca. Fue en un Mundial y lo hizo Maradona ante Inglaterra.