Entre principios de 2020 y este año, en la Cámara de Diputados de Catamarca ingresaron tres proyectos referidos al uso del denominado lenguaje no sexista o inclusivo en los diferentes poderes del Estado. Sin embargo, fue el cuarto proyecto ingresado y promocionado por el diputado del PRO Diego Figueroa, que pide prohibirlo, el que desató el debate durante la sesión celebrada en el recinto ayer miércoles. Alejandra Seco, docente de la Universidad Nacional de Catamarca, explicó de qué se trata este fenómeno.

El primer proyecto fue presentado por el diputado Ignacio Molina (FdT) y proponía que por ley “el Estado Provincial, como garante de la igualdad de derechos, promueva la implementación del lenguaje inclusivo”, así como la capacitación y que las leyes, decretos y documentos se redacten de esta manera.

El segundo proyecto, escrito por la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Guerrero, buscaba que mediante decreto se “autorice y promueva el uso del lenguaje inclusivo no sexista en toda la documentación administrativa, parlamentaria e institucional” de la Cámara.

En tanto, la diputada Adriana Díaz proponía una ley que tenga como objeto “incorporar el uso de lenguaje no sexista en la redacción de documentos oficiales de la Administración Pública Provincial” y, además la creación de un manual de estilo que ayude a comprender el alcance de la medida.

La diferencia la propuso Figueroa, que con su interpretación de lo que significa el lenguaje no sexista, propuso “prohibir el uso en documentos oficiales en establecimientos educativos del comúnmente denominado 'lenguaje inclusivo', en cualquiera de sus formas (“x”, “e”, “@”, etc.), empleado para reemplazar el uso de la letra 'o' cuando es utilizado en un sentido genérico, así como de cualquier otra forma diferente a la lengua oficial adoptada por la República Argentina en la provincia de Catamarca”.

Pese a que los proyectos no estaban en despacho para tratarlos, Figueroa forzó el tema para introducirlo y la mayoría de los diputados le respondieron con conceptos sobre su uso.

Guerrero lo hizo a través de sus redes sociales, y argumentó: “Las universidades nacionales más prestigiosas del país han reconocido, aceptan y promueven el uso del lenguaje inclusivo no sexista. Pretender prohibirlo, significa un marcado retroceso en los avances sociales y culturales obtenidos a partir de la lucha de los movimientos feministas y transfeministas. Y por otra parte, la prohibición sería desconocer que el lenguaje, como creación humana, es esencialmente dinámico y está siempre en constante transformación”.

Por su parte, Díaz explicó que “El lenguaje es una construcción sociocultural. Las formas de comunicación lo son y determinan categorías, y por lo tanto son transformables y modificables y esto va todo de la mano con un conjunto de modificaciones que se vienen llevando adelante en las dos últimas décadas de manera ininterrumpida. Hablo de en lo político y lo legislativo. Todo tiene su raíz en la irrupción fuerte del feminismo en la sociedad en general, ya existía, pero fue puesto en escena. Y, es necesario que modifiquemos las formas que tenemos de comunicarnos. En este caso en la comunicación formal de la administración del Estado para que efectivamente sea extensivo a la diversidad de la que está compuesta la sociedad”, dijo.

Posteriormente, agregó: “No es más que darle el marco regulatorio legal a una realidad existente en la sociedad y por lo tanto, en los agentes de la administración provincial”.

En sus argumentos, Molina señaló: “El lenguaje también ha sido y es fuente de violencia simbólica y verbal, una herramienta más a través de la cual se ha naturalizado la discriminación y la desigualdad que históricamente ha existido entre mujeres y hombres. El lenguaje es un sistema dinámico. Lo que se trata es de generar un nuevo aporte para el mejoramiento de la convivencia. Entre otros motivos, la utilización del lenguaje inclusivo (también llamado no sexista o incluyente), progresivamente se va convirtiendo en una herramienta de inclusión y de uso cada vez más frecuente en la sociedad”.

Figueroa, en sus fundamentos apeló a Jean Michel Blanquer, ministro de Educación Nacional, Juventud y Deporte de Francia, país que prohibió el uso del lenguaje inclusivo; también recurrió a la Real Academia Española (RAE) y puso como ejemplo el artículo 14 bis, segundo párrafo de la Constitución Nacional, que establece que "Los representantes gremiales (masculino plural) gozarán de las garantías necesarias (femenino) para el cumplimiento de su gestión sindical (femenino) y las relacionadas con la estabilidad del empleo (femenino)" y aseguró que “podríamos repetir un ejercicio similar con cualquier texto jurídico nacional y llegaríamos a las mismas conclusiones”.

Para el legislador, “no es cierto que aquello que no se nombra no existe, aplicable a las mujeres según el criterio de los promotores de la inclusividad. La mujer sí está nombrada y contenida en las formas determinadas por las convenciones de la lengua. De hecho, en el ordenamiento jurídico hay sustantivos femeninos que también son inclusivos de varones y mujeres y en modo alguno suponen la invisibilización de lo masculino: nación, patria, sociedad, comunidad, organización, cámara, corte, etc”.

De qué se trata

En diálogo con Catamarca12, Alejandra Seco, profesora de letras interesada en la lingüística y docente de la Universidad Nacional de Catamarca, explicó de qué se trata el lenguaje no sexista o inclusivo: “Tanto la lengua como el lenguaje son culturales. La lengua es el principal sistema de comunicación que tenemos los humanos. Como organismo vivo, cosa que cobra entidad en la comunidad que la usa, es imposible que tenga vida fuera del contexto cultural al que pertenece. Es imposible que no cambie. La única lengua que no cambia es una lengua muerta. Las lenguas vivas cambian de manera sutil y lenta, tiene que ver con la necesidad de los hablantes de comunicar cosas nuevas”, dijo.

“Este fenómeno es casi espontáneo, surge de un grupo minoritario y eso es uno de los aspectos fundamentales. Habitualmente los cambios en la lengua se dan sin hacer tanto ruido, porque suelen darse no de manera impuesta, suele venir de las capas más bajas no de las más formadas. En este caso, es el proceso inverso, es intencionado, por eso la resistencia. No es el proceso natural. El cambio lingüístico suele darse porque se hace común un uso y llega a un punto en que forma parte de la norma y luego se hace eco la Real Academia”, reflexionó.

“Digo que es un fenómeno porque tiene lo ideológico y pocas veces es tan transparente la ideología de un uso lingüístico como en este caso”, aclara.

En cuanto los argumentos en contra del uso de este lenguaje, Seco explicó: “Hay muchas falacias en los argumentos en contra. La gente que suele estar en contra tiende a tomar como baluarte a la RAE. Es paradójico y gracioso y te lo digo como académica que paso horas corrigiendo mayúsculas, acentos, selección léxica, puntuación, coherencia y cohesión de los textos y de pronto esas mismas personas levantan los estandartes de la academia para oponerse al lenguaje cual caballeros templarios de la RAE”.

“Entiendo que la norma es necesaria. Lo que es falaz es el argumento de la norma y la RAE para estar en contra del lenguaje. Creo que siempre que alguien se opone está encubriendo o no admite una cuestión ideológica. Lo que el lenguaje inclusivo representa”, señaló,

“Lo que creo que hay que hacer primero es entender de qué se trata. Es real que la implementación correcta es difícil. En el caso de la 'e' como marca de género, entre comillas neutral, es sumamente dificultosa porque toca el sistema morfológico del español. Una implementación correcta de la 'e' implica una modificación en todo el sistema gramatical del español. Por eso, si prevalece este uso, no creo que prospere y tampoco que sea el sentido del ideario que lo promueve”, aseguró.

Con respecto a la enseñanza o al uso, Seco explicó que “Es un recurso sumamente interesante para ser tratado y para abordar los otros temas de la lengua. Para empezar a pensar en los demás temas de la lengua. A partir de eso podés explicar grupo nominal, concordancia, género gramatical. Para entender de manera completa el fenómeno, es necesario, es impredecible comprender muchos temas de gramática y temas que tienen que ver con el funcionamiento de la lengua en la sociedad. El lenguaje inclusivo es una herramienta de reflexión”, resaltó.

También destacó que como lingüista “Pocas veces tenés la oportunidad de ser contemporáneo de un fenómeno lingüístico de tanta envergadura”.

“Los intentos de combatir el sexismo en el lenguaje no son nuevos ni exclusivos de Argentina. Se dan en muchos idiomas, se han dado de distintas maneras en distintas épocas. Ahora está exaltado con un contexto por la nueva corriente feminista porque el feminismo tampoco es nuevo. Y exaltado por esta postura radical”.

“No creo que sea totalmente efectivo por sí solo el lenguaje inclusivo. No garantiza nada porque es fundamental acompañarlo de la reflexión”, señaló.

”En las universidades que se aceptó no es una imposición, no quiere decir que sea obligatorio. No pueden desaprobarte por esto. No es normativo, pero que se acepte el uso. Se tiene que ser libre de poder usarlo. Y el resto no debería escandalizarse, hay que tratar de entenderlo. No podés obligar a que lo usen. Tampoco permitirle que se burlen. Y los funcionarios tienen la obligación de entender a qué se debe”, dijo.

Por último, resaltó: “Nadie usa de manera perfecta del idioma. Si te importa tanto la deformación, dejame que te tome un test para saber cómo escribís. No es la gramática lo que te preocupa, si antes no te preocupó y no te la pasaste haciendo cursos de escritura y de oratoria tengo que pensar que no te importa. Mínimamente sincerate, decí que es una oposición ideológica y aprendé”.