“Parece que venimos de la Luna nosotros”, comenta el Zurdo Alejandro Alustiza y traza, en una frase, la situación de muchas orquestas y grupos de tango contemporáneo cuando se plantan ante las autoridades de los espacios culturales y los medios. No hacen tango for export, no repiten los clásicos y proponen temas nuevos que suenen a la Buenos Aires de hoy. Son, si se quiere, una tribu en sí misma. Quizás por eso el título del ciclo que comienza hoy a las 20 en La Capilla del Centro Cultural Recoleta les queda tan bien: Tribu Tango - Porteños 20-17. Los encuentros se extenderán durante los cuatro martes de mayo. Esta noche toca la Orquesta Típica La Vidú, y las próximas semanas Yira, el Sexteto Fantasma y un cierre el martes 23 con programa doble: Los Garciarena y los mismos impulsores de la iniciativa: Quiero 24.
Alustiza –de Quiero 24– se encontró con PáginaI12 y dos compañeros de ruta: Lito Castro, de Yira, y Martín “Pitu” Frontera, de Los Garciarena, para anticipar el ciclo y discutir sobre el lugar de sus bandas en el tango actual. Incluso los muchachos explicitan la importancia de acceder a un espacio como el Recoleta. “Ninguno de nosotros está en el establishment del tango local, nadie nos pone guita ni nos abren todas las puertas tampoco”, señala Castro. “Por eso se gestaron un montón de espacios desde los mismos músicos, porque necesitamos nuestros propios espacios para hacer funcionar la maquinaria –agrega Frontera–. Es muy difícil ir con el producto a espacios donde por ahí no tienen ni la menor idea de con qué se come, pero tenemos un circuito independiente muy aceitado que se gestó por necesidad, por eso es raro salir de ese lugar y es raro que esto no esté, ponele, en el Club Atlético Fernández Fierro”.
Ganar el espacio –el Centro Cultural Recoleta y todos los posibles– es fundamental para estas orquestas. A la hora de enumerar, son pocos los reductos viables para ellos. Este ciclo de mayo –el primero de muchos, se esperanzan ellos– también tendrá varios invitados en cada presentación. “La idea que tenemos es abrir este lugar. Y además, con la terraza y todo eso, imaginate si se pudieran hacer milongas ahí”, se entusiasma el Zurdo Alustiza. El Recoleta, además, es una vidriera en sí misma, que el presupuesto de otros centros culturales oficiales no iguala. Alustiza, por ejemplo, tiene en sus manos el catálogo de mayo del espacio y sus compañeros reconocen que eso sería imposible de pagar por su cuenta, y que tampoco tendría cabida en otros lugares donde a veces tocan. “Si vas al Julián Centeya, por ejemplo, te encontrás a la gente del barrio, y eso porque pasan a preguntar qué hay, sino no se entera nadie. O también en el Centro Cultural del Sur, que está totalmente desactivado”, lamentan los tangueros.
–El Centro Cultural Recoleta es historicamente el espacio de vanguardia de la ciudad de Buenos Aires. ¿Ustedes se sienten, de algún modo, a la vanguardia del tango?
Castro: –Yo no sé ni si hago tango, mirá lo que te digo...
Frontera: –Para nada. La palabra vanguardia por ahí es representativa, pero no la siento compañera. Sí me siento genuino y responsable en una propuesta. Hablo y escribo de lo que camino. Necesito que suene al ruido que hay afuera. Estoy comprometido con eso.
Alustiza: –Yo lo hablo mucho con mis alumnos y la conclusión es que lo que nosotros hacemos es tango. No podemos hacer otra cosa. Lo quieras o no, lo que te sale... es como el brasileño que hace samba.
Frontera: –No, yo no le tengo miedo a la palabra, pasa que no entiendo la palabra tango como sólo nutrida de tecnicidades, es mucho más amplia.
Alustiza: –Es el aire de acá. Y si sale vanguardista, no es consciente. la idea es hacer la música que nos hace bien y que nos representa a nosotros y al público que nos viene a ver. No es buscar romper algo o cambiar algo. Si se cambia algo, es inconsciente.
Castro: –Se cambiará solo. La intención no es romper nada. Es exponer una situación y nada más. Después se verá lo que pasa. También cuando hablo de establishment y no establishment, me refiero a que somos todos grupos que hacemos temas propios, y eso es algo que no lo hacen todos los tangueros. Porque si vas al hotel Faena seguro vas a escuchar temas de tango, pero temas obvios. La apuesta, sí, es romper con un montón de cosas, con un tango duro.
Frontera: –Para mí esto tiene muchas características folklóricas, de la misma necesidad de expresión, del sonido que tiene lo que quiero contar, y somos de Buenos Aires, abrigados y arraigados. Yo siento esta necesidad de refolklorización, de expresión, de decir mediante el tango. Yo lo que sé es que tengo acá (señala la calle) mil historias para contar. Claro que luego habría que sentarse en la mesa de enfrente y evaluar si es tango, si no es tango. Eso que lo evalúen los que saben. Yo hago música y lo fuerte, lo que me quema, es eso.
–¿No ven líneas estéticas comunes entre ustedes?
Alustiza: –Desde la organización se buscó la diferencia, está el tango más heavy que es La Vidú, los Garciarena con su estétca mezclada con la murga, Quiero 24 es más fiestero si se quiere, Yira tiene una cosa más electrónica y power rockera, y el Sexteto Fantasma es más cool, más lounge, más tango de boliche swinger. Todos tenemos la misma dirección en lo combativo y cultural, pero hacemos música diferente.