Familias de alumnos de escuelas públicas porteñas realizan a un nuevo “frazadazo” en distintas instituciones educativas para exigirle al gobierno de Horacio Rodríguez Larreta que dé marcha atrás con su decisión de volver a dictar clases presenciales en medio de la segunda ola de coronavirus, particularmente en escuelas con malas condiciones edilicias que no fueron reparadas durante la pandemia.

“Nunca hubo condiciones sanitarias ni epidemiológicas” para volver a la presencialidad, cuestionaron las Familias por un Retorno Seguro a las Escuelas, una de las organizaciones autoconvocadas de padres y madres a las que el gobierno porteño les rechazó el pedido para que sus hijos no asistan a clases en medio de la alta circulación del virus en la ciudad.

La protesta, cuya modalidad ya fue utilizada en otra  que tuvo lugar el 24 de junio pasado frente a la sede del ministerio que encabeza Soledad Acuña, tiene un lema: “Basta de presencialidad criminal”.

Uno de los epicentros es en Mariano Acosta y avenida Cruz, de Villa Soldati. Allí, docentes y familias se darán cita para visibilizar también el crítico estado edilicio en que se encuentran varias instituciones.


En ese barrio, la Escuela Especial 7 no tiene gas por problemas de mantenimiento y en los últimos días hubo problemas con la luz; las famlias y docentes vienen haciendo el reclamo desde febrero pasado, pero nada.

No es la única. Las escuelas 18, 19 y 20 de Soldati y Flores tienen problemas de ese tipo. Cerca de ahí, la Nº 12 tampoco tiene gas. Les dieron caloventores para paliar la situación, pero de tanto uso se quemaron los enchufes y los caloventores.

Los y las docentes y los chicos y las chicas van abrigadísimos a clases, algunos de ellos deben llevar mantas para paliar las bajas temperaturas en esos lugares cerrados que deben tener las ventanas abiertas para cumplir la norma sanitaria preventiva para los contagios.

Eso es lo que pretende mostrar la protesta de hoy: todos envueltos en frazadas y afuera, en la calle, para que se vea lo que ocurre ahí adentro, en los pupitres.


“Por las características del barrio, los chicos no solo pasan frío en las escuelas sino también en sus casas. Someterlos a la falta de calefacción es algo inhumano”, consideró la legisladora porteña del FIT Alejandrina Barry, quien la semana pasada presentó un proyecto para que el gobierno porteño informe sobre la situación edilicia de los colegios públicos.

El pedido de informes pide cuentas de “refacciones, presupuesto y ejecución de obras para tener un panorama de lo que ocurre en las escuelas”. Fue aprobado en la Comisión de Educación y se espera que también sea aprobado en la próxima sesión de la Legislatura.


“El problema de la falta de estufas es central. El oficialismo (de Juntos por el Cambio) nos dijo que esa es información pública que está en la web de la ciudad. Pero no está”, cuestionó Barry, que acompaña a los familiares que realizan el “frazadazo”. “En los barrios de zona sur tienen que hacer una protesta así para que se haga visible cómo viven”, lamentó en diálogo con este diario.

Las familias que se convocaron en la esquina de Cruz y Mariano Acosta sostienen que volver a clases en condiciones sanitarias inseguras “produce aislamientos, contagios, internaciones, secuelas y muertes”.

Esto, en un contexto de bajas temperaturas hace que se “someta a docentes y estudiantes a prácticas de tortura física y psicológica dentro del aula”. “Es una política de crueldad”, denunciaron.

Por esta razón, sostienen su pedido de suspensión del retorno a las aulas “hasta que avance la vacunación y bajen al mínimo posible los casos”. Exigieron también “dispositivos, conectividad, alimentos y dispensas por poseer o convivir con personas que tienen condiciones de riesgo” frente al virus, entre otros puntos.

El hecho de que esta situación ocurra en barrios del sur de la ciudad "tiene que ver con política sistemática del gobierno de Rodríguez Larreta en que los sectores populares no tienen ningún tipo de prioridad", consideró Barry, quien conoce los barrios también por su rol de operadora social. "Sé concretamente que las condiciones estructurales de las escuelas no tiene prioridad de ningún tipo. Se construye una ciudad desigual y expulsiva de los sectores que viven en la periferia", concluyó