La llegada de HBO Max marca el comienzo de un nuevo capítulo de la guerra de las plataformas en la región. Esta etapa se prolongará hasta el 31 de agosto, fecha en la que Disney se meterá de lleno en la disputa por el público adulto con Star+, donde prometen incluir una buena parte del catálogo de Fox, contenido realizado en los últimos años para la plataforma estadounidense Hulu y transmisiones en vivo de aquellas competencias deportivas cuyos derechos estén en manos de la empresa del castillo, con la Champions League a la cabeza.

Propiedad de WarnerMedia, una de las tantas empresas que operan bajo el paraguas del gigante AT&T, HBO Max tiene con qué dar batalla en este ecosistema que suma actores cada vez más pesados. Entre esas armas está un amplio catálogo de series (ver nota aparte) que incluye varias joyas emitidas en su momento en la señal premium HBO y otras tantas sitcoms conocidas gracias a su presencia constante en la programación de Warner Channel. Y también una oferta variada de películas que, sin embargo, es considerablemente más flaca que en Estados Unidos, con una mínima porción de títulos históricos del estudio fundado hace casi un siglo por los hermanos Warner.

A diferencia de Netflix, que cuando llegó a la Argentina debía explicar hasta de qué se trataba el streaming, HBO Max recorrerá un terreno mucho más allanado tanto en materia de conocimiento de la tecnología como de marketing: una cosa es instalar una marca desde cero y otra hacerlo teniendo bajo la manga varios títulos ya afincados en el inconsciente colectivo. Como las ocho películas de Harry Potter, por ejemplo. O las tres de El señor de los anillos y las siete de Batman –a las que suma Guasón– como parte la colección completa de las adaptaciones de superhéroes de DC, incluidas las de Superman personificado por Christopher Reeve. A esa lista se agregan King Kong, Godzilla, la trilogía de Matrix, la saga de terror de El conjuro y sus derivados (El conjuro 3 estará disponible desde este viernes), tres de las cuatro Mad Max (falta la tercera), varias Pesadilla con Freddy Krueger y todas las Vacaciones, aquellas comedias de los ’80 con Chevy Chase queriendo llevar de veraneo a su familia.

Con las plataformas llega un nuevo paradigma por el cual las películas realizadas en cualquier momento del siglo pasado catalogan como “clásicos”. Todo un signo del target sub-30 del público que predomina en el streaming, a la vez que una puesta en crisis de lo que durante décadas implicaba ese rótulo. Quizá por eso no hay una sección específica en el menú principal sino una categoría en el home, denominada “clásicos de todos los tiempos”, donde convive el grueso de las películas cuyo año de copyright empieza con “19”. Porque, ¿qué otra cosa en común que eso tienen El guardaespaldas, Blade Runner, La naranja mecánica, La lista de Schindler, Jurassic Park, Cinema Paradiso, Cantando bajo la lluvia, Casablanca, La historia sin fin, Todos los hombres del presidente, Psicosis y Los puentes de Madison?

La buena noticia es que HBO Max es la plataforma mainstream con mayor presencia -aunque en realidad sea escasa- de películas realizadas en la época dorada de Hollywood, aquella que abarcó desde los '30 hasta mediados de los ’50, según se desprende de un análisis realizado por el sitio Otroscines. De Alfred Hitchcock, por ejemplo, hay quince títulos, un porcentaje ínfimo de su obra, pero muchísimo más que lo que ofrece Netflix, que tiene ninguna. Hay un puñadito de Howard Hawks, John Ford, Jacques Tourneur y Sam Peckinpah. Hay también cine de los 70, con la extraordinaria Amarga pesadilla (Deliverance) a la cabeza, además de siete películas de Stanley Kubrick y unas quince de Clint Eastwood, aunque podría haberse esperado más, teniendo en cuenta que filmó más de treinta con Warner. Como diría Guido Kaczka, “está mal, pero no tan mal”.