Catalina, la mujer de la bandera es el título de la miniserie documental que emite Canal Encuentro. María Catalina de Echevarria es la única mujer que figura con nombre y apellido en el Monumento a la Bandera, el ícono de una ciudad donde, el 27 de febrero de 1812, Manuel Belgrano izó por primera vez el estandarte celeste y blanco. Romina Tamburello, dramaturga, actriz, directora de cine y teatro, supo de Catalina en 2015, cuando le tocó interpretar a la mujer que cosió la bandera por pedido del prócer. Encontrar datos de esta señora que vivía en la Capilla del Rosario, un poblado de apenas 700 habitantes, fue muy difícil. ¿Por qué no existe registro sobre algunas de las mujeres que participaron en las gestas patrióticas pero que no fueron al campo de batalla?, fue la pregunta que guió a la producción audiovisual de Canal Encuentro y la productora rosarina Pez Cine. Y en su despliegue, queda al descubierto la candente actualidad de cualquier indagación del pasado.

A lo largo de cuatro capítulos de 13 minutos, la serie va desentrañando una historia y la razón de la ausencia de registro de la historia que se hace con las manos. Catalina cosió la bandera, pero esa no fue su mayor hazaña. “Resistir al olvido, desafiar los documentos históricos y vivir en la memoria del pueblo es su legado. Darle a su labor invisible un lugar en la historia de nuestra Nación es la tarea de quienes la rescatamos”, dice la voz en off, que es también la de Tamburello.

“Recién ahora que el rol femenino está tomando protagonismo público, se busca el rol de las mujeres en esas épocas”, expresa el historiador Ignacio Martínez. Las entrevistas arman un rompecabezas donde “son claves las miradas de las historiadoras Paula Caldo y Alicia Megías, quienes reconstruyen el relato con una perspectiva de género. Y si bien, a lo largo de la serie, hay más preguntas que respuestas, a medida que avanzan los episodios se conoce un poco más de esta mujer, pero también de una ciudad que luego será escenario de hitos importantes del movimiento feminista”, dice Tamburello, directora también del documental Rosario, ciudad de las lindas.

“Si el relato tradicional es un raconto de batallas y logros políticos de los hombres en el que algunas mujeres figuran gracias a haber ido a la guerra, hay un paisaje que nos estamos perdiendo, y eso no sólo es una deuda con el movimiento feminista sino también con la historia y sus actores olvidados”, plantea Tamburello, convencida de que “la revisión de la historia nos acerca a estos paisajes posibles y también a repensar la importancia de las tareas. Muchas mujeres estuvieron presentes en las luchas por la independencia con labores que no fueron el uso de las armas: las cocineras que se encargaban de alimentar a los ejércitos, las damas de elite que organizaban tertulias, las que conspiraban mientras realizaban labores de punto en el estrado, las viudas que tomaban el lugar político de sus maridos, las mujeres que confeccionaban los uniformes de batallas”.

Sin documentos escritos a los que aferrarse, Tamburello considera que Catalina “sabía que no estaba cosiendo una prenda íntima. Ella sabía que esa prenda iba a tener un uso que desbordaba lo doméstico”. El agujero de esa historia es justamente lo que se propone coser.

El documental suma voces, las poquísimas imágenes disponibles del pasado, algunas del presente, un único retrato de Catalina y una presencia fantasmática de la heroína por la ciudad. La animación de Catalina la hizo Estefanía Clotti, así como las ilustraciones. El montaje estuvo a cargo de Federico Actis, de Pez Cine, quien también fue coguionista junto a Tamburrello. La producción ejecutiva fue de Santiago King y la contenidista fue Gabriela Couselo. El viernes 16 de julio, a las 22, se estrena el cuarto y último capítulo.