China decidió poner en marcha un plan que recuerda a la película Armageddon, aquel tanque de Hollywood en el que Bruce Willis comandaba a un grupo de astronautas con la misión de destruir un asteroide capaz de acaba con la Tierra. Beijing planea enviar al espacio 23 cohetes con el objetivo de desviar la trayectoria de Bennu, un gigantesco asteroide que podría impactar con el planeta en algo menos de 200 años.

Bennu pesa 85,5 millones de toneladas y es tan ancho como el Empire State, el emblemático edificio de Nueva York. Se calcula que si choca con la Tierra podría liberar una energía 80 mil veces más grande que la de la bomba de Hiroshima, aunque los científicos estiman que esa es una entre 2700 posibilidades. 

Bennu es un asteroide de tipo B, con grandes cantidades de carbono y, potencialmente, muchas de las moléculas primordiales presentes cuando surgió la vida en la Tierra. Ya ha sido objeto de otras misiones. La NASA envió la nave Osiris-Rex en busca de muestras, que llegarán a la Tierra en 2023.

Ante la amenaza de Bennu, el Centro Nacional de Ciencias Espaciales de China informó que la trayectoria del asteroide podría desviarse con el impacto de 23 cohetes Long March 5. Cada uno de los cohetes es tan alto como un edificio de 18 pisos y pesa 849 toneladas. El impacto simultáneo de los 23 cohetes permitiría un desvío de 9 mil kilómetros en la órbita de Bennu.

"Los impactos de asteroides representan una gran amenaza para toda la vida en la Tierra", escribió Mingtao Li, ingeniero de ciencias espaciales del Centro Nacional de Ciencias Espaciales en Beijing en la revista LiveScience y autor principal del estudio. "Desviar un asteroide en una trayectoria de impacto es fundamental para mitigar este peligro", expresó.

El uso de cohetes difiere del de la película Armageddon, en la que se usaba una bomba atómica. Para los científicos, los cohetes son una alternativa más segura, dado que hacer explotar a Bennu implicaría que haya miles de trozos más pequeños que podrían caer sobre la Tierra en una lluvia de rocas. 

Hay un antecedente. La NASA creó la la Misión de Mitigación de Asteroides de Hipervelocidad para Respuesta de Emergencia (HAMMER, por sus siglas en inglés). Se trata del envío de una flota de naves espaciales de unos nueve metros cada una, con arietes para martillar la superficie y conseguir desviar la trayectoria.

De acuerdo a este plan, HAMMER debería ser enviado diez años antes del impacto de Bennu contra la Tierra. Se calcula que el impacto podría ser entre los años 2175 y 2199, y que si no se hace nada, la consecuencia podría ser tan desastrosa para la vida humana como lo ocurrido hace 65 millones de años, cuando un asteroide extinguió a los dinosaurios.

De por sí, la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzarán una misión conjunta a finales de 2021 para probar que el impacto de una pequeña sonda, la de la misión DART, es capaz de desviar la órbita de un asteroide que viaja por el espacio junto a otra roca más grande, el sistema Didymos. Se piensa enviar la misión HERA al año, para verificar si la primera misión tuvo éxito o no.