Al finalizar la “semana social” de la Iglesia Católica que se realizó en forma virtual con la participación de actores sociales, dirigentes, empresarios y académicos, la Comisión Episcopal de Pastoral Social que preside el obispo Jorge Lugones emitió un documento en el que, entre otros temas, se plantea que “el trabajo es la única manera de salir adelante” frente a la crisis por lo cual es necesario cambiar “el paradigma del subsidio por el paradigma del trabajo”. En el mismo texto los obispos sostienen que “la inclusión social tampoco es compatible con la excesiva concentración de la riqueza y el poder”, que la desigualdad en el mundo “se manifiesta en la distribución de las vacunas” y denuncian que “la pobreza más desgarradora, convive con la riqueza más inconcebible”.

En el transcurso de las jornadas, una actividad que cada año realiza la Iglesia Católica convocando a actores diversos de todos los sectores de la sociedad, Lugones había apelado “al esfuerzo de todos” sosteniendo además que “para reformar la economía, es necesario reformar la política” para que “sea ésta quien provea las soluciones que el pueblo necesita”.

Loa obispos comienzan reconociendo que la pandemia “aún no cesa, que aparecen nuevas cepas, nuevas variables” y que aún “resta mucho tiempo de vacunación a escala global para comenzar a pensar en un retorno a la normalidad que alguna vez conocimos”. Advierten también que la situación de crisis de la covid-19 “ha golpeado muy fuertemente a todos, en lo sanitario, familiar, económico, educativo, social” pero “ha sido particularmente virulenta con la población más vulnerable”.

En ese sentido el documento episcopal subraya que la desigualdad se manifiesta en la distribución de vacunas en el mundo y que a la situación de “la pobreza más desgarradora que convive con la riqueza más inconcebible” se ha unido al “maltrato de la tierra” advirtiendo en que como consecuencia de ello “algo se desmadró para perjudicar a la humanidad”.

Haciéndose eco de lo que empresarios y productores plantearon en el seno del encuentro, la Comisión de Pastoral Social señala que hubo “coincidencias respecto de que no se puede salir de una crisis de esta magnitud sin la participación del Estado, tanto en la cobertura de las necesidades básicas, como en la educación para la empleabilidad y en la creación de oportunidades que permitan integrarse al mundo del trabajo formal”.

En el mismo sentido los obispos suman también la “aspiración de lograr un país industrializado, capaz de procesar su producción primaria y crear empleo, integrando sus redes y combinándolo con políticas de Estado que garanticen un horizonte de consenso en materia de políticas públicas, con una imprescindible reforma impositiva, con el cuidado del medio ambiente y con una profunda mirada federal”.

Ante el diagnóstico que presenta “una vasta población con necesidades básicas insatisfechas, donde la alimentación accesible para todos como urgencia social nos debe golpear y mucho” los obispos plantean como “única manera de salir adelante (…) volver a la dignidad del trabajo”, entendiendo por ello “trabajo formal, registrado, que posibilite desarrollo para todos, al tiempo que realizar un abordaje integral de la economía popular para desplegar estrategias que generen valor a gran escala”.

Para los obispos católicos “seguimos arrastrando problemas estructurales que no se resuelven, con más del 60 por ciento de niños y niñas con hambre, donde los jóvenes nos interpelaron sobre la necesidad de un sueño colectivo”, al mismo tiempo que advierten que “la inclusión social tampoco es compatible con la excesiva concentración de la riqueza y el poder”.

Las comunicaciones y el acceso a Internet

Durante la “semana social” también se abordó el tema de las comunicaciones y, en particular, del acceso a internet, para lo cual se contó con especialistas en el tema y la intervención del vicepresidente del ENACOM, Gustavo López. El intercambio quedó reflejado en el documento final en el que se señala que en un mundo interconectado la falta de conectividad, “herramienta indispensable para el acceso a los contenidos educativos, a la salud, al encuentro familiar” se ha convertido en una “nueva causa de exclusión”. Por ese motivo se afirma que “es central plantear la universalización del acceso, en especial en un país muy grande con una demografía muy diversa”, subrayando la necesidad de “la existencia de una prestación básica universal a las tecnologías de la información y la comunicación que garantice el acceso a los sectores más vulnerables”. Para lo cual, sigue diciendo el documento episcopal, se debe avanzar en el trabajo conjunto del Estado y los actores privados interrelacionados, a fin de generar “un plan con políticas claras a corto mediano y largo plazo” que articule también políticas municipales, provinciales y nacionales de modo tal de favorecer el despliegue de las redes. “Debemos evitar que la brecha social sea, también, la brecha digital”, afirma el documento de la Pastoral Social.

Por último los obispos apelan a la búsqueda del “diálogo y la cultura del encuentro” en un escenario, dicen, “donde la pandemia profundizó las enormes desigualdades existentes”.

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