Desde Londres

A cinco días del “freedom day”, con supermercados semivacíos y más de medio millón de trabajadores en aislamiento por la covid, con la mitad de los estudiantes secundarios confinados en las casas, con la cabeza del gobierno también recluida ( Boris Johnson y sus ministros de Finanzas y de Salud aislados), la postal de Inglaterra hoy se parece más a un cataclismo colectivo -como el de las enormes carencias de la posguerra– que al retorno a la normalidad que buscó el Primer Ministro al levantar todas las restricciones.

Al número de contagios que se disparó en las últimas dos semanas (más de 50 mil casos diarios) se suma el “pingdemic”, la disparada de casos por la mucho más transmisible variante Delta que obliga a todos los que estuvieron en contacto con los contagiados a aislarse. Como el número de confinados se acerca hoy a los dos millones y está afectando a servicios esenciales, desde salud a transporte, desde recolección de basura a suministro de alimentos, el gobierno busca alterar sus propias reglas de juego de testeo y rastreo para que estos trabajadores no tengan que aislarse por 10 días si han recibido las dos dosis de la vacuna.

El porcentaje de la población que recibió ambas inoculaciones se acerca al 70% mientras que los que solo se dieron una vacuna conforman más del 87% de la población. El problema hoy es que el número de contagios por la variante Delta está superando el número de inoculaciones diarias y la “pingdemic” está vaciando los lugares de trabajo con escenas de tierra arrasada apocalíptica como la que vivió este cronista al ir a su supermercado de barrio y encontrarse los estantes vacíos de verduras y frutas y con notorios agujeros en prácticamente todos los sectores.

Cambio forzado para reemplazar el aislamiento

El gobierno tiene un esquema piloto para trabajadores gubernamentales que reemplaza la obligación de aislamiento cuando se tiene las dos dosis y se estuvo en contacto con un caso de covid por un testeo diario que certifique que no ha habido contagio. Este viernes, el secretario de Medio Ambiente, George Eustice señaló que la medida se extenderá a más de 10 mil trabajadores de la industria del alimento que se beneficiarán de esta alternativa al confinamiento. 

Si son “pinged” por la aplicación del Servicio Nacional de Salud (ping es el sonido de alerta que hace la aplicación en los celulares) en vez de aislamiento tendrán que hacerse el test y podrán concurrir a su lugar de trabajo si dan negativo. “Tenemos identificados lugares prioritarios para hacer los testeos que incluyen los centros de distribución de los supermercados y se implementarán esta semana. La próxima tenemos unos 500 lugares más que abarcarán al conjunto del sector”, dijo.

Amplio sectores en crisis por la covid

El problema es que la crisis afecta a amplios sectores y la fecha oficial para levantar la obligación de aislamiento a los que tengan las dos vacunas es el 16 de agosto, fecha que fue calculada por el número de personas inoculadas (en septiembre se alcanzaría al 100% de los adultos). Este es un panorama apretado de la situación actual:

  • En Transporte rigen medidas de emergencia como horarios reducidos de los servicios en ciertas zonas del país y lugares donde el servicio está seriamente perturbado o suspendido porque todos los señaleros están aislados.
  • Un 20% de los trabajadores de restaurantes y pubs está en autoaislamiento, un 10% promedio de los negocios se encuentran en la misma situación y hay también reducción de horarios para poder mantener las puertas abiertas en algunas de las grandes cadenas como Marks and Spencer.
  • En Salud algunos servicios han postergado los pedidos de vacaciones de sus empleados y ya se ha advertido que hay un nuevo retraso, añadido al que se arrastra desde marzo del año pasado, de la atención sanitaria.
  • El 15 de julio más de un millón de estudiantes no asistieron a clase por la “pingdemic”.

Muertos e internados en aumento

Algunos británicos han decidido desconectarse de la aplicación para no recibir el alerta y evitar el aislamiento. Mientras tanto el ritmo de hospitalizaciones y muertes sigue creciendo a paso redoblado en momentos en que, en teoría al menos, ya no existe la distancia social y el barbijo, aunque en las calles se puede ver que mucha gente ha desoído esta política oficial en pie desde el lunes y que muchas alcaldías como Londres y Manchester han adoptado su propio protocolo alternativo.

Hoy hay más de cinco mil hospitalizaciones, pero al ritmo actual el mismo gobierno calcula que se tocará un pico de entre 1000 y 2000 hospitalizaciones diarias a mediados de agosto, algo que amenazaría otra vez con desbordar el Servicio Nacional de Salud, el NHS, con 100 a 200 muertes cada día. El gobierno está buscando cerrar los agujeros de su proclamado “día de la libertad” (hoy más conocido como “día de la locura”) con anuncios diversos como el requisito de pasaportes de vacuna para ingresar a nightclubs y otros eventos masivos. Al igual que el año pasado, como si no quisiera o pudiera aprender la lección de la experiencia, el gobierno de Johnson navega en una mar de marchas y contramarchas que ponen en peligro algo que parecía hasta hace poco al alcance de la mano: una victoria parcial, pero importante, en la lucha contra la pandemia.