Una persona puede ser fanática de lo digital y a la vez leer libros. Seguramente le guste el ballet, pero puede que también el hip hop o el reggae. Quizás en un mismo año vea un recital de Joaquín Sabina, de Roger Waters y de Marta Argerich. Le guste el fútbol, pero también el tenis. El art nouveau, el gótico tardío y el barroco... ¿por qué no? Y en sus tiempos libres, juegue al pool, pero también en su tablet. 

Como afirmó Zygmunt Bauman en La cultura en el mundo de la modernidad líquida, esta perdió su función reproductora de la jerarquía social y el status quo, así como su rol fundacional y “civilizador”. En tiempos líquidos, la cultura satisface necesidades y problemas individuales. Que hoy existen, pero mañana no. Donde la novedad es un valor en sí mismo, así como las nuevas experiencias. 

¿Cuáles son los consumos culturales de los porteños? Sin dudas, se corresponden con su pleno ejercicio de libertad individual para elegir, básicamente, lo que deseen. A la hora de “ejecutar su política de vida”, miran televisión, pero también escuchan radio. Ven series, leen en formatos digitales y también repasan novedades en cada edición de la Feria del Libro. 

Con el objetivo de analizar los consumos culturales de los porteños, el Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires (Cesba) realizó una encuesta. La radiografía de sus consumos es interesante y, a la vez, diversa. Brinda información, y a la vez presenta desafíos.

La televisión continúa siendo el medio de mayor penetración entre los ciudadanos porteños: el 97 por ciento reconoce ver televisión durante la semana, y el 65,8 por ciento afirma hacerlo incluso todos los días. El 85 por ciento de los porteños mira televisión al menos 4 días a la semana. Sólo el 1,4 por ciento de los hogares reconoce no contar con un dispositivo de TV.

En particular, el 45,5 por ciento de los hogares tiene asimismo un Smart TV, lo que da cuenta de la penetración creciente de este nuevo tipo de dispositivo en los hogares porteños. En el mismo sentido, los cambios tecnológicos proponen nuevas maneras de acceder a los medios tradicionales: el 42,8 por ciento de los jóvenes entre 18 y 29 años ya consume TV en dispositivos no convencionales, ya sea vía internet, mediante el celular o la tablet. 

Por otro lado, la radio continúa teniendo una presencia destacada en la vida cotidiana de los porteños: 9 de cada 10 porteños escuchan radio, y 4 de cada 10 lo hacen todos los días. Más allá de las disparidades producto de las nuevas tecnologías y la vida en red, los datos reafirman que el acceso a la TV y la radio está casi universalizado en la Ciudad, pues se erigen como medios verdaderamente masificados y emblema de tiempos modernos. Es preciso destacar, sin embargo, que diversos dispositivos no convencionales para escuchar radio son cada vez más populares: ya el 20,5 por ciento de los jóvenes que escuchan radio lo hacen a través de su celular. 

En el seno de la era definida por Bauman como “posparadigmática” de la historia de la cultura, la comunidad se encuentra en constante cambio. Las necesidades mutan y se accede a la cultura por vías cada vez más diversas. Así, la lectura sigue siendo un hábito cotidiano, pero ha cambiado la forma en que se lee, sobre todo entre los jóvenes: 1 de cada 4 porteños de entre 18 y 29 años afirma leer solamente en formatos digitales.

La radiografía en torno a los consumos culturales de los porteños evidencia que la desinversión en cultura en la Ciudad va a contramano de las necesidades de los ciudadanos y las nuevas formas de consumir cultura: en 2004, el gasto en cultura representaba el 4,11 por ciento del presupuesto total. En 2017, bajó y pasó a representar el 3,3 por ciento. 

Es preciso que el Estado priorice la mejora de nuestra calidad de vida y atienda las nuevas maneras de ver, escuchar y leer cultura. Que se garantice el acceso a la diversa oferta cultural existente. Que se trabaje en pos de reducir las “brechas digitales” y se gestione lo público atendiendo a la necesidad de los ciudadanos hiperconectados de disponer de más tiempo, para así invertirlo en más consumo cultural.   

La cultura y su promoción es, hoy más que nunca, también una cuestión de prioridades.

* Presidente del Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires.