Después del partido final con Holanda la tarde del 6 de agosto y con su Medalla de Plata colgada del cuello, la leona salteña Valentina Raposo no puede contener el llanto frente a una cámara de televisión. Saluda a su familia, a sus amigas de Salta, y se quiebra. 

Del otro lado del mundo, sus compañeras del Club Popeye no llegaron a ver ese momento. Siguieron la final completa desde una pantalla gigante que la Secretaría de Deportes de la comuna capitalina colocó en Plaza España. La transmisión del cotejo comenzó a las siete de esa fría mañana. Todas ellas, mate en mano, distribuidas en dos grupos e identificables por una gorra bordó, no perdieron detalle del encuentro.

Después de la ceremonia de premiación, Valentina abrió un vivo en Instagram desde Tokio. Parecía estar sentada sobre esa carpeta celeste olímpica soñada. “¡No me quiero ir!”, gritó para no despertar. El lugar conquistado por Las Leonas, también la coronó a ella. Es la primera salteña en ganar una medalla en un Juego Olímpico y la segunda argentina que consigue una presea de plata tan joven. Como ella, la tenista Gabriela Sabatini la obtuvo en 1988 cuando tenía 18 años. Por si fuera poco, su medalla también corona un proceso de dos décadas del hockey salteño. Arrancó antes que ella naciera, en su club de Salta capital.

Compañeras de Raposo durante la transmisión del partido en la plaza España.

A fines del siglo pasado, Popeye Béisbol Club tan solo contaba con dos canchas de hockey de piso de tierra consolidada y una cancha de béisbol. El predio era triangular, y ocupaba parte del actual complejo comercial de zona norte, vecino al Monumento 20 de Febrero. Sobre esas canchas también entrenaba el seleccionado provincial femenino, que dirigía Jorge Gómez.

Actualmente es el presidente de la Asociación Salteña de Hockey y miembro de la Comisión Directiva de la Confederación Argentina. Entrevistado por Salta 12, recordó la experiencia de 1999 en Buenos Aires, cuando enfrentaron al equipo nacional de hockey femenino que se preparaba para competir en las Olimpíadas de Sydney 2000 en Australia. “Ese equipo, las primeras Leonas, nos ganaron por 9 tantos a 0”, contó el dirigente. “Cuando volví a mi club (Popeye), les dije que si queríamos progresar y dejar de vacacionar en los campeonatos, teníamos que comprar una carpeta de césped sintético”.

El cambio propuesto era radical. La infraestructura, clave. Con la velocidad del juego sobre la nueva superficie, la técnica de manejo de la bocha con el palo y las exigencias del entrenamiento serían otras a futuro. Una carpeta de césped costaba cien mil dólares. Tan onerosa como hoy, buscaron una usada y en buenas condiciones. La encontraron en Club Atlético Quilmes de Buenos Aires. Para no subir más los costos y comenzar a jugar lo antes posible, la colocaron sobre una capa asfáltica, no de arena como se recomendaba. Ese fue el primer salto cualitativo para quienes practicaban el deporte en la capital salteña.

La cancha de Popeye fue la primera en el Norte Argentino. En 2002, las jugadoras menores de 15 años de la selección provincial se subieron por primera vez a un podio nacional. Dos años más tarde, en otra competencia nacional que se jugó en Córdoba, las jugadoras de la selección salteña menores de 17, ganaron el campeonato venciendo a su eterno fantasma: Buenos Aires. Raposo, la leona salteña olímpica, tenía un año en 2004. Las dos historias – la de Valentina y su club - cobran relevancia.

En 2006 Popeye da otro salto cualitativo, aunque las mejoras también se extienden a otros clubes capitalinos. En noviembre de ese año, el terreno donde se encontraba el predio del club es vendido a una firma chilena. Como parte de un acuerdo con la Provincia de Salta, Popeye recibió tres millones de dólares. Federico Abud, Sub Secretario de Deporte Competitivo e Infraestructura de la Provincia, contó a Salta 12 que, se beneficiaron con esa operación Tigres, Cachorros y Jockey Club. Accedieron a carpetas de césped sintético y subsidios para la obra civil que requería su instalación. Con los años, la provincia fue garante para que otras instituciones deportivas capitalinas compraran sintéticos: Gimnasia y Tiro, Universitario, Grand Bourg y Mitre.

La cancha de hockey de Popeye en el viejo priedo de las calles Aniceto de la Torre y 20 de Febrero. 

El proceso de Popeye continuó en 2007. Se mudó a su actual ubicación dentro del complejo del Ejército Argentino. Donó la vieja carpeta al club San Francisco y compró un césped sintético nuevo. Pero el salto fundamental lo dió al adquirir además una carpeta sintética que se instala sobre una superficie que siempre se mantiene húmeda. La nueva “cancha de agua” se ajustaba a las normas internacionales. 

Por esa razón, en Octubre de 2009, Salta fue sede del Champion Challenger masculino de hockey. Llegaron a Salta selecciones ubicadas entre los puestos 8 y 16 de ese año: Argentina, Sudáfrica, Pakistán, India, Bélgica, Canadá, China y Nueva Zelanda. Mientras toda esa vorágine se desarrollaba, Valentina comenzaba su rodaje en el ambiente del hockey de Popeye. De la mano de su madre, jugadora del club, daba sus primeros pasos. Justamente, sobre algunas de esas dos canchas que compró Popeye entre 2006 y 2007, desarrolló su juego como defensora central.

El futuro

Popeye marcó un camino en el hockey salteño. Un cambio radical en la superficie de juego que correspondió a un crecimiento exponencial de quienes demandaban practicar el deporte. En esos mismos veinte años surgieron equipos en el interior de la provincia. Sin embargo, actualmente en todos esos municipios donde hay chicos y chicas que empujan con palos una pelota de madera, faltan canchas sintéticas. “Nosotros siempre pensamos que para la práctica del deporte se necesita un palo y un par de zapatillas. Si no los tienen, se lo podemos dar nosotros”, dijo a Salta 12 Aníbal Fernández, presidente de la Confederación Argentina de Hockey. Pero con las canchas no es tan fácil.

Durante su primera gestión (2013-2016) se construyeron 46 en todo el país. Sin embargo, en muchos casos, la entrega de césped sintético por parte de la Confederación, no era acompañada por acuerdos firmados con las provincias. Y como esa infraestructura que necesitan los clubes es clave, Fernández pretende que durante su segundo ciclo, la entrega de césped sintético sea acompañada por la construcción del piso adecuado para instalarla. “Estamos pensando en otro mecanismo que no se agote en la mera entrega del sintético. Hay que buscar alternativas que comprendan pisos y carpetas. Sin duda, necesitamos encontrar un esquema más eficiente que nos permita ir creciendo en cantidad de canchas en todo el país”.

El deporte se popularizó a partir de la visibilidad que le dieron sus logros internacionales. Hoy una nueva conquista de Las Leonas para Argentina y de Valentina Raposo para Salta renueva la apuesta. Sin dudas, más canchas para el interior.

Mientras tanto, entre quienes demanden en el futuro jugar en clubes de Salta o de Argentina, seguramente aparecerán otros colectivos que reclamarán un lugar dentro del campo de juego. El reciente DNI no binario implica el reconocimiento de colectivos como el transgénero.

“¿Cómo trabajará la Confederación con las nuevas inclusiones?”, le preguntó Salta/12 a Aníbal Fernández. “Hay muchas demandas presentadas al respecto y vamos a tener que analizarlas con cuidado. Hay procesos que ya no se detienen y van a tener que ser contemplados en el nuevo proceso que inciamos”, concluyó el ex jefe de Gabinete.