Desde Roma

Desde principios de agosto, el tradicional mes de vacaciones del verano, los italianos han comenzado a escapar del tremendo calor de las ciudades hacia el mar y las montañas pero deben respetar nuevas normas anti covid vigentes desde el 6 de agosto, pese a que no todos los ciudadanos las aceptan. Hay quienes, asociados a grupos de derecha y de los antivacunas han hecho manifestaciones en las principales ciudades del país apuntando su dedo acusador contra lo que llaman “dictadura sanitaria” y contra los periodistas “terroristas” que difunden, según ellos, noticias falsas sobre la covid para asustar a la gente.

Sólo una noticia, pese a las críticas y las protestas, logró sacar a los italianos de estas preocupaciones: las 40 medallas (10 de oro, 10 de plata y 20 de bronce), ganadas por Italia en las Olimpíadas de Tokio que terminaron hoy, cuando en las precedentes Olimpíadas de Río de Janiero fueron 28. Un número de medallas inesperado dadas las condicionas en las que se ha vivido a causa del coronavirus en el último año y medio.

Green Pass

Según el decreto del Consejo de Ministros dirigido por Mario Draghi, desde el 6 de agosto es necesario presentar el Green Pass (documento oficial que demuestra que el sujeto ha sido vacunado o ha sufrido la enfermedad en los últimos 6 meses) para poder entrar a las zonas cerradas de los restaurantes y bares (hasta ahora sólo podían servir a clientes en mesas en las veredas o en patios internos). Pero también el Green Pass será necesario para entrar a cines, teatros, gimnasios, piletas, museos, exposiciones, espectáculos al aire libre, congresos, termas y parques de diversiones entre otros.

El Green Pass es aceptado en todos los países de la Unión Europea por lo cual quien quiere viajar deberá llevarlo consigo. Tal vez esta decisión ayude a controlar un poco la difusión del virus, sobre todo con los amontonamientos de gente que se producen en las playas y lugares de veraneo, y a mejorar los números europeos. Desde hace cuatro días, Italia ha ido disminuyendo ligeramente el número de contagiados por el virus (5.735 hoy contra 6.902 el sábado, 6.599 el viernes y 7.230 el jueves pasado), pero los datos no son suficientes como para decir que la curva de contagios esté bajando. En cuanto al total de vacunaciones Italia ha vacunado con dos dosis al 54% de su población, mientras España llegó al 60%, el Reino Unido al 57%, Alemania al 53% y Francia al 49%.

Las clases en foco

El decreto del gobierno italiano también estableció que el Green Pass será obligatorio a partir de setiembre, mes en el que empiezan las clases, para todos los docentes y personal de escuelas y universidades y para los estudiantes universitarios, así como para quien use los transportes públicos que recorren largas distancias. No es obligatorio en cambio para los transportes públicos de la ciudad que sin embargo tendrán que aceptar un número limitado de viajeros que ocupen del 50 al 80% de los puestos disponibles, según el tamaño del medio de transporte, a fin de poder mantener las distancias entre los pasajeros.

Dado que la variante Delta de la covid se está difundiendo a pasos agigantados en toda Europa, y dado que los jóvenes son los menos vacunados (en Italia sólo el 20,1% de los jóvenes de 12-19 años ha sido vacunados hasta ahora), y los principales candidatos al contagio, el gobierno italiano también decidió, pese a la oposición de algunos sectores políticos y sindicales, que el personal de escuelas y universidades que no respete el Green Pass no podrá estar presente y su ausencia será considerada “injustificada”. A partir del quinto día de ausencia injustificada la persona quedará suspendida y perderá su retribución.

Todas estas medidas se han hecho más restrictivas porque a partir de setiembre la enseñanza en las escuelas primarias y secundarias será en presencia y no a través de los sistemas a distancia, mediante clases por internet, como se tuvieron que hacer gran parte del año pasado para contener la difusión del coronavirus. La Universidad también tendrá principalmente todas sus lecciones presenciales y por eso son obligatorias las distancias entre los alumnos y el uso de tapabocas. En las escuelas se deberán usar barbijos y distancia también, excepto para los niños menores de 6 años y aquellos con patologías particulares.

Pese a que los datos oficiales hablan del 54% de la población vacunada, al menos 2,5 millones de personas de más de 50 años no ha recibido ni siquiera la primera dosis de la vacuna. Y generalmente no porque no haya vacunas disponibles sino por temor o decisión personal. No obstante, en los últimos días unos 6,7 millones de Green Pass fueron descargados de los portales oficiales de salud, donde uno tiene que ir a buscarlos luego de haber recibido oficialmente la vacuna. “Este es una señal -declaró el ministro de la Salud Roberto Speranza- de la gran colaboración de los italianos. Con Green Pass y vacunas contrastaremos la covid y viviremos un verano más seguro”.

Los anti Green Pass

Los anti Green Pass son una suerte de “parientes”, por así decir, de los No Vacs (antivacuna). Esta última organización, nacida hace varios años y que trata de impedir la vacunación de los niños sobre todo, ya que las escuelas exigen cierto número de vacunaciones, tomaron mucho más vuelo desde que empezó la pandemia. Es cierto que en una situación como la creada por el coronavirus, pocos sabían cómo comportarse en un primer momento y el miedo de estas familias era que las vacunas, creadas tan rápidamente por los laboratorios farmacéuticos, tuvieran serias consecuencias que no se difundían. Sin duda alguna hubo casos con efectos colaterales graves de las vacunas. Pero los casos fueron pocos en comparación con los millones de vacunados en el mundo como advirtieron autoridades de la Organización Mundial de la Salud. En realidad, ante la incertidumbre creada por el virus, no había otro camino mejor que aceptar la vacunas para dominarlo. Pero esta decisión no es compartida por los No Vacs. En las manifestaciones que organizaron en Roma, por ejemplo, familias enteras se presentaban sin tapabocas y sin respetar las distancias, como si todo estuviera inventado.

A este grupo se unieron ahora los Anti Green Pass, un movimiento manipulado por sectores de la derecha donde algunos militantes como Armando Siri, un fiel seguidor de Matteo Salvini líder de la derechista Liga, califica al Green Pass como un modo “solapado de obligar a todos a vacunarse con la amenaza de que si no, no podrán ni siquiera ir a la escuela. Es un acto contra la Constitución”. Y a esto se le agrega el comentario de Salvini, tradicionalmente antimigrantes: “No pueden pedir el Green Pass a los italianos para entrar a la pizzería cuando por otro lado se hace entrar al país a cualquiera”, dijo, haciendo alusión a los desembarcos en territorio italiano de inmigrantes que escapan del hambre o las persecuciones en África, que se han incentivado con la llegada del verano.

Manifestaciones de Anti Green Pass, algunas numerosas otras menos, se hicieron en estos últimos días en ciudades importantes de Italia como Milán y Turín (norte del país), Florencia y Roma (centro) y hasta en Nápoles (centro sur). Gritaban “No green pass” y “Libertad, libertad”. Algunos se habían puesto en el pecho una estrella de David, el símbolo que ponían los nazis a los judíos para identificarlos, pero esta vez con el texto “no vacunado”. La idea era decir que la “dictadura sanitaria”, como llaman al gobierno, quería identificar con los Green Pass a los vacunados como lo habían hecho los nazis con los judíos al ponerles la estrella de David.

Los manifestantes gritaban también contra los virólogos que opinan en televisión sobre la pandemia y contra los periodistas, que según ellos “son pagados para decir que las personas han muerto por covid”. Del acto organizado en Roma, en la famosa Piazza del Popolo, participaron exponentes de la derechista organización Forza Nuova, que levantaban banderas italianas y hablaban de un “No Green Pass Day”.