Los relevamientos topográficos de Marcela Cabutti constituyen un modo personal de describir y representar el territorio, porque aquí el acercamiento al paisaje no es científico (aunque la artista se documentó e investigó), sino afectivo. Una memoria que mapea amorosamente el terreno; rescata la piedra originaria y denuncia poéticamente el extractivismo que se produce en la zona.

Hay entonces en esta obra una confluencia de memorias, territorial y personal, a través de la evocación y la presencia de la piedra. Lo primero que se se ve al entrar a la galería es una puesta en escena de grandes volúmenes, al mismo tiempo livianos y transparentes, porque se trata de esculturas inflables, que semejan un conjunto de piedras y se disponen en la sala como personajes o despliegue escenográfico de un teatro inanimado. Se trata de una inversión del sentido como procedimiento constructivo, porque los inflables que fabrica Cabutti son de plástico, transparentes, livianos, llenos de aire.

Como además de inflables también hay en la muestra evocaciones de insectos sobre ramas, la obra se inscribe coherentemente en la genealogía del trabajo de la artista. En la primera reseña sobre la obra de M.C. que publicó quien firma estas líneas, en esta misma página, en 1993, acerca de la muestra Insectos de la vida cotidiana, en el bar de la librería Liberarte de la avenida Corrientes, decía que Cabutti presentaba “un conjunto de esculturas inflables en PVC vulcanizado y pintado que evocaban insectos –algunos de ellos con nombres y apodos, comenzando por Gregorio, en homenaje a Gregorio Samsa, el personaje kafkiano de La metamorfosis. Entre el humor, la reflexión y la calidad en la realización, la escultora tomaba la naturaleza como punto de partida de su trabajo, al tiempo que proponía, siguiendo a Deleuze y Guattari en el ensayo Kafka, por una literatura menor, quienes allí reflexionan sobre la desestructuración del pensamiento y de la escritura a través de las líneas de fuga erráticas e impredecibles que trazan los insectos en su desplazamiento–, un pensamiento desestructurado contra una parte de la la pesada tradición escultórica argentina”.

Volviendo a la muestra de estos días, las rocas son entonces materia prima, pero, como ella explica, su proyecto va más allá del mundo de la geología, la geografía, la historia y la arqueología. Según dice “las obras presentadas hacen hablar al paisaje, nos muestran su mineralogía, los geos impactos de meteoritos (como geo símbolos), los equilibrios y desequilibrios de la naturaleza y la humanidad, la energía generadora del aire y los trayectos solares”.

En cuanto al tipo de piedra, Balcarce integra el sistema de Tandilia cuya conformación es la misma que se encuentra en la zona africana de Namibia, lo que habla de la antigua contigüidad de ambos territorios, hoy separados por un océano.

La exhibición se acompaña de un iluminador texto de José Jeremías Castro, de Caleta Olivia, Santa Cruz. En uno de sus pasajes, escribe: “Cuando uno se echa a andar casi siempre puede observar cómo las piedras mapean los caminos, como huellas en disposiciones que a fuerza de tránsito ocupan su lugar. Son incontables las metáforas que suscita esa escena para el pensamiento -la del caminante, la del andar, la de las piedras ahí-. Pero tomemos una que a la imaginación redoble su apuesta por la búsqueda de un objeto: la piedra arrojada. Allí el salvaje ludismo intersecta el gesto agresivo en un acto y ejercicio de constancias históricas.

“Piedra tomada / Piedra arrojada / Piedra dolida / Piedra caída

“Podemos decir que las piedras -piedra-huella, piedra-señal- asaltan el espacio, disponiendo, señalando, cartografiando fuerzas y potencias de un modo bastante curioso: a través de un conjuro metafórico que solidifica en imágenes y gestos el desencadenamiento rudimentario del objeto. Así, el acto catacrético transfigura la grieta y pasaje de la roca a la piedra, en paisaje”.

La artista no solo se remite a un territorio que a través de sus rocas recorre, evoca, transforma y exhibe, sino que trabaja alrededor de la piedra como materia originaria, planetaria, cósmica. Se detiene en su textura y en su historia, cuando el tiempo de su formación, de tan arcaico, se vuelve casi eterno. Va y viene de la roca a su representación.

Otros núcleos de la exposición lo conforman materiales que ayudan a comprender la puesta en escena: mechas de dinamita, estruendosos sonidos de explosiones registrados y reproducidos; piedras que estallan y se fragmentan, tierra que tiembla; sierras que poco a poco a se desmoronan. Todo eso está presente en la exposición, a través de los materiales, texturas, objetos y sonidos: incluso un libro de piedra.

* En Galería del Infinito, Avenida Pte. Manuel Quintana 325, PB, hasta el 3 de septiembre. Para acordar una cita: teléfono 11 4813-8828, o escribir a
[email protected]


Itinerario de Marcela Cabutti

Marcela Cabutti nació en 1967 en La Plata. Se graduó en 1994 de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. En 1995-96 recibió un subsidio de la Fundación Antorchas para participar del taller Barracas dirigido por los artistas Luis F. Benedit y Pablo Suárez en el que trabajó en esculturas, objetos e instalaciones. La Fundación Antorchas también apoyó el estudio de Cabutti en 1998 sobre Diseño y Biónica en el Instituto Europeo de Diseño de Milán, Italia. En ese año, Cabutti recibió una subvención de Delfina Studio Trust, Londres. En 2000 recibió subvenciones de la Fundación Medici (en apoyo de su residencia artística en Duende Ateliers, Rotterdam) y del Columbus College of Art and Design (Ohio), donde se desempeñó como artista residente para trabajar el vidrio. Sus premios han incluido Primera Bienal para una Joven Artista, Buenos Aires (1993) y el Primer Premio Regional de la Fundación OSDE, Buenos Aires (2005), Primer Premio Premio Arnet A Cielo abierto (2009), Segundo Premio Adquisición XV Premio Federico Jorge Klemm a las Artes Visuales (2011), Primer Premio Adquisición Salón Municipal “Artes del fuego” Mumart, La Plata (2011), Igualdad Cultural (2013). La artista participa de numerosas muestras y sus obras han sido incluidas en exposiciones en Buenos Aires; La Plata; Milán; Madrid; Noruega, Roma; Rosario, Argentina; y Turín, Italia. Es docente en Facultad de Bellas Artes Universidad Nacional de La Plata (desde 1991) y directora de Tesis en Facultad de Bellas Artes Universidad Nacional de La Plata (desde 2012). Coordina además la Residencia de Artistas para el Museo del Ladrillo. Programa Arte e Industria. Fundación Espacio Ctibor, La Plata (desde 2013). Reside y trabaja en La Plata, Argentina.