“Ahora más que nunca, leer abre los ojos”. Este es el lema del 26º Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura --esa patriada construida desde la ciudad de Resistencia (Chaco) gracias al trabajo de la Fundación Mempo Giardinelli-- que se realizará en formato virtual des de este miércoles hasta el próximo viernes. Se trata de resistir y redoblar la apuesta con debates, talleres, tertulias de poetas y narradores. En la apertura de esta edición de lujo estará Noé Jitrik, quien brindará una conferencia magistral sobre la ponderación del libro y la lectura. Las otras dos conferencias magistrales (una por día) estarán a cargo de Luis Pescetti y la poeta portuguesa Ana Luisa Amaral, reciente ganadora del Premio Reina Sofía. También participarán la escritora Irene Vallejo (España), autora de El infinito en un junco; Susanna Nanni (Italia), Jeimy Hernández (Colombia), Paloma Valdivia (Chile), Rodrigo Lacerda (Brasil) y Liliana de la Quintana (Bolivia) junto a los argentinos Claudia Piñeiro, Eduardo Sacheri, Alejandro Dolina, Selva Almada, Betina González, Graciela Bialet, Silvia Schujer, Mariano Quirós, Liliana Ancalao, Claudia Masin y Lecko Zamora, entre otros.

“Desde hace veintiséis años cada Foro tiene un lema que se vincula al acontecer o el presente educativo y cultural del país, y en esta ocasión, año de peste mundial, desastre ecológico, desarticulación de tejidos sociales y desenfreno del neoliberalismo y el poder concentrado de los mentimedios, nos pareció que tenía sentido y era casi obvio reafirmarnos en el lema original de la Fundación, que es ‘leer abre los ojos’ -explica Mempo Giardinelli a Página/12-. Algo como redoblar la apuesta en medio del desastre, llamándonos a resistir con fe y buena onda. Y también porque la misión de nuestra institución es ayudar a recuperarnos como país de lectores. Como alguna vez lo fuimos y me parece imperativo volver a serlo. Leer mucho y bueno es el único camino para construir y fortalecer una democracia satisfactoria, solidaria, igualadora. Porque un pueblo que no lee, no sabe ni siquiera preguntarse por qué no sabe lo que lo atormenta”.

-¿En qué sentido abre los ojos la lectura?

—El que no lee no sabe. El que no lee no comprende. Leer nada, poco y mal es el triunfo de la ignorancia como propuesta política y de dominación. Por lo tanto, leer es un acto de resistencia porque despierta, enciende, inspira y le abre los ojos a quien lee. Nosotros lo venimos afirmando tozudamente, quizás porque estamos atrincherados en Resistencia, que es una ciudad de nombre emblemático, ¿no? Y además porque yo pude crear una Fundación de chiripa, diría, porque siendo un seco venido de muy abajo tuve la oportunidad de fundarla cuando recibí el Premio Rómulo Gallegos, en los 90. Eso dio vuelta mi vida, tanto en lo literario como en el arraigo en mi tierra y en la misión que sentí que había heredado de mis padres y mi hermana varios años mayor, lectores furibundos ellos, atrincherados simbólicamente en la riquísima biblioteca de una casa que ni siquiera era nuestra. Mi hermana fue la primera bibliotecaria egresada de la Universidad Nacional del Nordeste, fundó la Biblioteca Municipal de Resistencia y fue mi guía de lecturas. ¿Qué otra cosa iba a hacer yo entonces con el dinero de un premio literario, que no fuera una Fundación dedicada no sólo a la promoción de la lectura sino a la consciente formación de lectores y lectoras? Bueno, todo eso es “leer abre los ojos”. Por eso además de seguir escribiendo, que es mi respiración para vivir, digamos, dediqué todos estos años a la Pedagogía de la Lectura, que es una disciplina académica todavía en pañales y que me encantó introducir en la Argentina.

-El año pasado hablaste de la patriada de celebrar el Foro por primera vez de manera virtual. ¿Qué balance hacés de esa experiencia? ¿Qué ideas te parecen que iluminaron un poco un 2020 tan incierto y hostil?

—¡Huh, sí que fue una apuesta chiva la del año pasado! En medio del desconcierto y el miedo generalizado, con la Fundación cerrada y sin poder salir del pueblo, primero decidimos no hacer nada y esperar. Pero al cabo de algunas semanas empujados por veinticinco años de Foros multitudinarios que eran y debían seguir siendo una fiesta cultural y educativa para miles de docentes, estudiantes, intelectuales de todas las disciplinas, y de ver que toda la gente que hace el Foro andaba deprimida, una madrugada me desperté y me dije que por eso mismo había que hacerlo. Y compré los derechos de una gran plataforma virtual y nos lanzamos a una promoción extraordinaria con invitados ídem... Por ejemplo, la académica francesa Michèle Petit, la colombiana Silvia Castrillón y la brasileña Eliana Yunes, que son tres de las máximas autoridades mundiales en Pedagogía de la Lectura y que son amigas mías de muchos años, me dijeron que sí al toque. Y también los dos escritores en mi opinión más relevantes de América Latina: el cubano Leonardo Padura y el colombiano William Ospina. Cuando los invité y aceptaron encantados supe que la continuidad de los Foros estaba asegurada. Y hacerlo virtual ante miles de asistentes, el año pasado de veinticuatro países, fue una gozada fenomenal, ¡un golazo contra la pandemia!

-Si la crisis que generó la pandemia en el mundo puede ser una posibilidad para repensar la vida y releerla de otra manera, ¿cómo repensar el libro y la lectura en nuestras sociedades? ¿Cuáles te parecen que son las tareas pendientes más urgentes?

—Primero yo recordaría que el libro y la lectura son dos cosas distintas, digamos dos ideas y propuestas diferentes y con propósitos en todo caso complementarios. Pero no son lo mismo. El libro es para mí, y para muchísima gente en todo el mundo, el más noble y necesario objeto industrial de la humanidad al servicio de, precisamente, abrirle los ojos a la gente para que puedan ser mejores personas e integrar una mejor ciudadanía; y la lectura es una necesidad casi siempre insatisfecha, y no consciente, que nos obliga a muchos y muchas a trabajar en un campo peculiar y específico del desarrollo social. Por lo tanto, y para responder tu pregunta, yo no creo que haya que “repensar” el objeto libro. Que goza de buena salud en tanto la creación autoral es constante y sobran muestras de talento extraordinario en todos los idiomas. Dicho lo cual, la lectura sí es un problema universal y perenne. Porque como bien decía la inolvidable narradora y maestra que fue Graciela Cabal, “dar de leer es como dar de comer”. Y para eso no hay tarea urgente, porque la urgencia es la tarea. Que no consiste sólo en luchar contra el analfabetismo, sino contra la iliteracía (la carencia de lecturas literarias formativas), que es el paso siguiente a la alfabetización y es un concepto que nosotros venimos inculcando y desarrollando a través de los postítulos y posgrados que se cursan en el Instituto de Estudios Superiores de nuestra Fundación.

-Muchas veces el imperativo “hay que leer” resulta contraproducente para chicos y jóvenes que no están familiarizados con los libros porque sus propios padres no son lectores y en sus hogares no hay libros. ¿Qué estrategias serían las más adecuadas para llegar a aquellos que por cuestiones de clase siguen teniendo ciertos reparos o reticencias hacia la lectura y los libros?

—¡Ay querida, ésta es la pregunta del millón! Y es la tarea cotidiana de la Pedagogía de la Lectura. Que no parte del imperativo “hay que leer” sino de trajinar conceptos como el Derecho a Leer, la Historia de la Lectura, las estrategias de la lectura en voz alta y sus casi infinitos caminos. E incluye atender problemas como el de la alimentación, la paciencia, el amor, la generosidad, la solidaridad, los contextos socio-económicos y por lo tanto políticos, y cuyos personeros emblemáticos son los y las docentes, los y las bibliotecarias, las mamás y los papás, las y los abuelos y mucho más. ¡Ésa es la cuestión! Por eso hablar de “estrategias” es caer en inmediatismos; como hablar de “comprensión lectora” es perder el eje de la niñez para enfocar la cuestión como si sólo fuera un problema docente.

-Ahí donde un libro no llega porque no hay librerías o bibliotecas cerca, si hay internet, si hay conexión, los textos pueden circular en pdf, word, o el formato que sea. ¿La tecnología permite ganar en accesibilidad, llegando más lejos que el libro físico?

—A mí me parece que las tecnologías son siempre interesantes y hay que bienvenirlas, pero a sabiendas de que por sí solas no resuelven sino que a veces, al contrario, problematizan. Siempre fue así; es la historia de la humanidad. Por lo tanto, al menos yo no espero resultados mágicos, si bien, como le sucede a cualquiera, hay inventos y progresos asombrosos y hasta deslumbrantes. Pero que contrariamente a lo esperado no han mejorado la calidad de vida de los pueblos, ni ahí... Y prueba de ello es que hoy hay más hambre, más pobreza, más desigualdad y más injusticia que nunca jamás, y en un planeta en peligro extremo de supervivencia. De manera que, en este contexto, confieso que la suerte del objeto libro no es mi preocupación fundamental, como sí lo es la creación, la libertad de creación y el contexto en que la sociedad universal seguirá siendo capaz de estimular creatividades y no masificaciones inconducentes, por decirlo suave.

-En la programación del Foro hay un taller de Eduardo Sacheri sobre un clásico que no debe morir: la lectura en voz alta. ¿Qué importancia tiene leer en voz alta?

—Muchísima y por eso recurrimos a Eduardo, como recurrimos a otros grandes escritores y escritoras como Luis Pescetti, Graciela Bialet, Alejandro Dolina, diversos especialistas de España, México, Colombia y prácticamente todas las personalidades literarias que convocamos este año. Es muy groso, como se dice ahora, el nivel de creatividad e inducción a la lectura que invitamos para este Foro.

-La apertura de esta edición estará a cargo de Noé Jitrik con una conferencia magistral sobre la ponderación del libro y la lectura. ¿Por qué elegiste a Jitrik? ¿Qué representa la obra y la figura de Jitrik en la literatura argentina?

—Bueno, Noé es el más extraordinario escritor que tiene hoy la Argentina. Por lejos, tanto que para mí es el único que si yo pudiera propondría a la academia sueca para que le den el Premio Nóbel de Literatura a un argentino. Por su obra narrativa y poética, por su invalorable magisterio en las más grandes universidades de México y de Argentina. Por su ética y su coherencia. Y porque es el mayor y mejor conocedor de la Literatura Argentina en todos sus pliegues. Noé es casi una desmesura, para decirlo rápido. Y además es mi amigo desde hace más de cuarenta años, cuando compartimos el exilio en México. Era cantado elegirlo a él para hacer, precisamente, una ponderación del libro y la lectura este año. No había otro. No lo hay.

-Por estos días la Unión de Escritoras y Escritores organizó un debate sobre la necesidad de la creación de un Instituto Nacional del Libro. El teatro, el cine y la música tienen institutos que fomentan y promueven sus disciplinas; los escritores y los libros, en cambio, no. ¿Por qué sería importante contar con un Instituto del Libro?

—Esa fue una excelente idea de Daniel Filmus cuando estaba en el Congreso Nacional, y la apoyé en su momento con la propuesta de que, por una vez, un Instituto Nacional de algo, y en especial cultural, no se instalara en la ciudad de Buenos Aires. Para mí era, y sigue siendo, una gran necesidad federalizar este tipo de instituciones gremiales, que son necesarias y útiles pero no concentradas siempre en la Capital Federal. El Instituto Nacional del Libro, desde su creación, yo propuse que se instalara en el interior de la República y no donde ya se concentra la conducción de los institutos hermanos del teatro, la música y el cine. En la Capital Federal vive apenas el 8 por ciento de la población argentina, sin dudas gente trabajadora, buena, honesta y talentosa pero que no siempre deja de mirarse a sí misma. Por eso, para mí, el Instituto del Libro debería estar en Córdoba, patria de Juan Filloy; como el INCAA debiera estar en Santa Fe, patria de Fernando Birri. En nuestro país, el talento y el arte no son patrimonio porteño y cambiar estos vientos sería muy positivo para todo el país.

-Si cada foro es un espacio para la esperanza, ¿cómo imaginás el futuro inmediato?

—¡Viniendo! Y esperanzando, que es lo mejor que puede hacer el futuro, ¿no?

Para anotar en la agenda

Miércoles 18

*10.00: Apertura con autoridades y palabras de Mempo Giardinelli.

*11.00: Conferencia magistral de apertura “Ponderación del libro y de la lectura”, a cargo de Noé Jitrik.

*14.00: “Leer en un mundo convulsionado”, con Irene Vallejo (España), Jeimy Hernández (Colombia) y Anel Pérez (México).

*16.00: Tertulia de narradores, con Claudia Piñeiro, Selva Almada, Mariano Quirós y Betina González.

*18.00: Primeras Jornadas Pedagógicas de Lectura. Formación de comunidades lectoras. Encuentro de egresados del Instituto de Estudios Superiores de la Fundación (se puede asistir como oyentes).

La programación completa aquí. Inscripciones para recibir los enlaces a [email protected]