A fines de julio apareció Focus, temazo en el que BB Asul une fuerzas con Odd Mami y la gran revelación de la producción musical en la escena independiente argentina: La Finesse. Luego de ponerse al servicio de otras artistas nuevas como The Colorated o Six Sex, el tándem la clavó al ángulo con ese single diseñado para el dancefloor y editado además por una multinacional.

La figura del productor no sólo evolucionó en Argentina, sino que también cobró identidad propia a partir del auge de la música urbana. Aunque la propuesta de esta dupla concebida por Axel Bratosevich y Bruno Donato, dentro de la actual oferta, evoca más a la intención artística de The Neptunes, el laboratorio sonoro patentado a finales de los '90 por Pharrell Williams y Chad Hugo.

A manera de manifiesto fundacional, en 2019 lanzaron un homónimo EP instrumental. Su sonido, que pasea toda la paleta de la música afroamericana de este siglo, llamó la atención de su entorno inmediato, que se encargó de correr la bola sobre las cualidades de La Finesse. "Nuestro objetivo es ayudar a los artistas a desarrollar sus canciones", reconoce Bratosevich. "Cada productor encara un tema de una forma muy distinta."

--¿De qué depende?

--De lo que busca el artista y de cuán involucrado se encuentra en el proceso. Si quiere guiarte con lo que tiene en la cabeza o simplemente recibir un beat y escribir. Se da en el estudio, en la casa o donde nos juntemos. No es nuestro caso, pero hay productores que no ponen tanta mano en el beat sino en la conceptualización y los arreglos. Nosotros bajamos la idea musical, la desglosamos y nos acercamos a esa visión. Muchas veces los artistas escriben sobre un type beat.

--¿Qué es un type beat?

--Con la sobrecarga de productores y beatmeakers que hay en la era de Internet, muchos vieron que la forma de comercializar sus beats era subiéndolos a YouTube. En vez de poner el nombre del género, ponen el de un artista que sirve como referencia. Si buscás a Drake, te aparecerán millones de "Drake Type Beats". Con eso el artista escribe una letra, se acerca a nosotros y nos pide hacer algo así. Es parecido a cuando un cantautor hace acordes con la guitarra. A partir de eso, hacemos algo con más personalidad y compatible con lo que el músico quiere generar.

--¿Cómo saben cuándo tienen lista una canción?

--Es difícil. Te lo tiene que decir alguien externo o el mismo artista. A veces lo sentimos todos, a veces no tanto. A veces uno se enamora del demo. O a veces es el propio tiempo.

--¿Por qué prefirieron la producción a estar al frente?

--Eramos los únicos del curso que producíamos y hacíamos beats. Incluso usábamos el mismo programa, y se dio cierta hermandad natural de compartir beats e ideas. Si bien Bruno toca muchos instrumentos, su cabeza estaba yéndose hacia el lado de la producción. Mientras que yo no me hallaba en ningún instrumento, y en la producción encontré herramientas y una forma de expresar lo que me pasaba con la música. Al principio éramos tres. Luego decantó en un dúo, vimos que nos gustaba cómo trabajábamos, probamos seguir y ahí salió el EP.

► Esnaola, nueva ola

De 22 y 21 años, respectivamente, Axel Bratosevich y Bruno Donato son una consecuencia de la Escuela de Música Juan Pedro Esnaola. Si bien es considerada un semillero enorme e inagotable de la nueva generación de artistas porteños, el ex alumno más representativo y exponencial de esta institución es sin duda Ca7riel. "Le abrió las puertas a muchos", reconoce Axel.

--¿Qué tiene ese colegio de especial para generer tal cantidad de figuras?

--Es muy fuerte ir a un colegio y saber que hay una cosa en común con el resto de la gente que va ahí: amamos la música, sea cual fuese. Como es un conservatorio de música académica, luego de un tiempo te agotás, te deja de representar o no te encontás en ese lenguaje. Al menos fue lo que me pasó. Pero te da el valor, el contexto y la validación. También te prende fuego, te entusiasma, y decís: "Acá está pasando algo".

Aunque a través de la figura de L-Gante se abrió el espectro acerca del impacto que tuvo Conectar Igualdad no sólo en la educación argentina, sino también en la creación artística gracias a ese programa, el icono del RKT no fue el único beneficiado por esas netbooks. También lo fueron muchos otros artistas, entre los que se cuentan los componentes de La Finesse: "No hubiera hecho música si no tuviera esa netbook y tampoco si no hubiese ido al Esnaola", reconoce Axel.

"Hasta los 14 años pensaba que la música la hacían músicos, y quienes tocaban con una compu eran DJs. Tanto Bruno como yo nos bajamos el FL Studio. Me mostrás una partitura y me quiero matar. Pero con ese programa supe qué era un acorde, y comprendí que la música la podía hacer cualquiera. Era una apertura muy grande."

--Al producir, ¿tratás que se sepa que ese artista es de acá?

--Aprendí a hacer beats tratando de sonar como los productores y artistas de afuera que me gustaban. Fue un gran corte para mí cuando vi cómo usaban el autotune, pero recién a los 19 me empezó a gustar lo que se hacía acá. Me gusta el trap, especialmente Future, y un día fui a Niceto Club a ver a La Grande. El warm up lo hacía Villa Diamante y, de la nada, pasó un tema de Duki que me estremeció. No podía creer que hubiese alguien filtrando la voz como Future. Luego YSY A, Neo Pistea y otra gente más me dieron la pauta de que había artistas expresándose "a la Argentina", utilizando al mismo tiempo elementos musicales zarpados de afuera.

--¿Por dónde pasa entonces lo argentino?

--Está en la voz del artista, en el lenguaje que usa, en el acento. Hay una forma de plantear la canción que logró que todo el mundo mire para acá. La producción musical argentina está en el estándar de afuera, en el sentido de que si comparás sólo los beats no hay mucha diferencia. A veces suena mejor lo de acá. La diferencia la marca el artista.

--¿A qué suena La Finesse?

--Es un popurrí de lo que escuchamos desde chicos hasta ahora. Grandes referencias en nuestro sonido son Charlie XCX y Kanye West. Especialmente su disco Yeezus. Demostró que se podía hacer hip hop de una forma diferente, y que se pueden romper un montón de reglas. De chico me gustaban High School Musical, los Jonas Brothers y otras cosas de Disney. Un germen de eso siempre hay, del formato pop que consumí de pequeño. Es información que uno recolecta. Lo mismo le sucede a Bruno con Miranda! No hay que hacer asco a las influencias de tu vida.