Fiel a su deber cristiano, Miguel Ángel García Velasco quiere acudir a misa. Y la voluntad divina lo acompañó. Pese a la oposición de la fiscalía, el Tribunal Oral Federal (TOF) 5 de la Ciudad de Buenos Aires le concedió la posibilidad de salir de su casa, donde cumple arresto domiciliario, para ir a tomar la comunión. Sin embargo, el represor, condenado a prisión perpetua por su actuación en el campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), tendrá que contentarse con ir a una parroquia cercana y no a la que él había escogido.