Para las réferis, expulsar los mandatos sociales ha sido una tarea histórica pero nada sencilla. Estefanía Pinto llegó hace pocos días a Lituania para cumplir su sueño: arbitrar en un Mundial. Es la primera argentina elegida por la FIFA para dirigir una Copa del Mundo de Futsal masculino. “Hace algún tiempo veíamos imposible cumplir esto, que es lo máximo en nuestra carrera. Somos cinco chicas de diferentes partes del mundo entre 35 hombres”, cuenta Fani, mientras descansa de las intensas jornadas de preparación de cara al torneo que comenzará el 12 de septiembre.

Su camino como pionera comenzó en 2009, cuando AFA habilitó su ingreso, y tras varios exámenes a la par de muchos varones, firmó su contrato con la Asociación. En 2014 se convirtió en réferi internacional y en 2020 finalmente Conmebol la designó para participar de las Eliminatorias y así convertirse también en la primera argentina en alcanzarlo. “Hay que estar listas. Tuve la suerte de estar preparada en el momento exacto, y así cumplir con el requisito principal que es rendir la prueba física masculina. Ahora yo tengo la responsabilidad de mostrar por qué estoy acá, de agradecer la confianza que han depositado en mí los instructores y, sobre todo, de alentar a todas las chicas que vienen atrás. Esto recién empieza”, se ilusiona Estefanía.

La necesidad de una salida laboral dentro de una disciplina amateur llevó a Flavia Berardo a dejar el arco de futsal en Boca y responder a un aviso que buscaba referís para una liga de baby fútbol. “Ese día convertí mi trabajo en vocación porque noté que podía aplicar la docencia, priorizando el aprendizaje de los chicos –explica esta profesora de Educación Física–. No fue fácil porque hasta las mamás se meten en la cancha a recriminarte decisiones”. Pero para 'la Paisa' lo más duro fue que al principio no tenía compañeras en quienes apoyarse y la presión de cada jornada se hacía pesada. “Los hombres también lo sienten, pero lo canalizan distinto; no se permiten llorar, por ejemplo, y manifiestan la tensión sacando tarjetas o utilizando mucho el poder de sus palabras, porque al fin y al cabo son quienes toman las decisiones y lo hacen saber”, reflexiona.

“En el rugby hay tantos códigos que incluso habiendo sido horrible tu referato, vas a ver jugadores saludándote con mucho respeto y entrenadores que también bancan una equivocación. Son valores que no se pierden”, marca Laureana Pappaterra, primera mujer réferi de rugby, no sólo de nuestro país, sino de toda Sudamérica. Actual Coach Match Official, hoy tiene a su cargo al plantel femenino de réferis de la UAR y siente que en su caso, el género no fue un impedimento: “Las dirigencias se sorprendían cuando me veían, casi no sabían qué ofrecerme para darme comodidad, ya que pocos clubes tenían vestuarios para mujeres pero, así y todo, buscaban la forma de brindarme algo más. Fueron detalles muy lindos y motivantes”, destaca. Por eso Laureana se propuso impulsar a todas las mujeres que quieran dedicarse a esto, inculcando la pasión tanto como la paciencia y la responsabilidad.

Carla Domingo tiene esas tres cualidades y una más: confianza en sí misma. Cuando empezó a jugar al básquet en el Club América del Sud, no imaginó que llegaría a ser jueza de la Liga Nacional Femenina y de la Liga Argentina Masculina. Con sus compañeras no quieren ser “de las pocas”, sino que buscan impulsar el cambio. “Hoy la dirigencia del básquet nos brinda igualdad de oportunidades, las puertas se abrieron. Por eso tenemos que estar a la altura y ponerle pasión. Esto no termina acá”, sostiene. Cada día son más las mujeres que integran las ternas en las ligas masculinas demostrando que el género nunca puede pesar más que la capacidad.

El boxeo argentino muestra otra realidad: Romina Arroyo es la única árbitra internacional argentina y, a pesar de contar con más de 20 peleas de títulos mundiales de respaldo, aún la Federación Argentina de Box (FAB) no le otorgó su licencia profesional. “Hay discriminación hacia la mujer por parte de los dirigentes. Me bajaron de dos peleas de título mundial designada por la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) sin ninguna explicación y nunca me justificaron lo de la licencia. Yo para ellos no existo. Para crecer tuve que aceptar las ofertas del exterior”, confiesa la salteña que actualmente forma parte del plantel de la AMB, uno de los tres organismos que rigen en la disciplina.

Ser pionera trajo consigo marcas como ser la única mujer en arbitrar en el Luna Park y la única en dirigir un título mundial. Pero para la FAB todo eso no es motivo suficiente para dejar atrás las estructuras patriarcales que la sostienen. “Son muy pocas las profesionales mujeres y no es porque las chicas no se anoten, sino porque luego no tienen respaldo. No dirigen las peleas de fondo, sino las preliminares”, detalla. Romina consiguió sobreponerse a la indiferencia de la Federación caminando los cuadriláteros más distantes del globo: de México a Japón, de Mónaco a Indonesia y otros tantos donde tanto la AMB como la Organización Mundial de Boxeo (OMB) la designaron para que impartiera justicia en combates masculinos y femeninos.

Hoy es Concejal de Salta, trabaja como comunicadora en televisión y, aunque sabe que nunca podría vivir del boxeo, anhela apoyar a todas las mujeres que quieran estar entre las cuerdas: “Para no quedar en la primera, es necesario que haya una segunda y luego una tercera a la que aún no dejan surgir”, finaliza.

El rol de todas estas mujeres es ser justas cada vez que un silbato o una campana suene en algún lugar del mundo, y serlo en un contexto que a veces no lo es tanto, es un desafío aún mayor.

*Noelia Tegli.