Seis pacientes que padecen distintos trastornos obsesivos compulsivos asisten al consultorio del doctor Cooper con la esperanza de aliviar sus síntomas. Allí, en la sala de espera, coinciden Camilo, un taxista que hace cálculos de todo; Blanca, una mujer obsesionada con la limpieza; Lili, que repite dos veces todo lo que dice; Otto, quien ordena todo de forma simétrica; María Auxiliadora, que sufre la obsesión de verificar cada cosa que hace; y Alfredo, quien padece el síndrome de Tourette. Pero el médico demora su llegada y el grupo improvisa una terapia colectiva para paliar la espera.

Con ese argumento como disparador, Toc Toc se convirtió en la comedia imbatible que superó todos los récords con más de dos millones de espectadores. Escrita por el autor francés Laurent Baffie, la puesta más reciente está protagonizada por Ernesto Claudio, Diego Pérez, Malena Figó, Natacha Córdoba, Diego Freigedo, Gabriela Grinblat y Gabriela Licht, bajo la siempre atenta dirección de Lía Jelín.

“Cuando leí el texto, estaba claro que la historia transcurría a puertas cerradas. Hay algo también de la obra Esperando a Godot, de (Samuel) Beckett, en esa situación de esperar al doctor que nunca llega. Y eso es lo que no pudieron leer los que hicieron esta comedia en otras partes. En Francia, por ejemplo, no duró en cartel ni dos años”, cuenta Jelín quien trabajó la adaptación de la versión local junto con su marido Jorge Schussheim.

“Toc Toc es una sinfonía”, señala por su lado Ernesto Claudio, quien interpreta a Alfredo, el paciente que tiene síndrome de Tourette y coprolalia, lo cual lo lleva a ejercer movimientos corporales involuntarios y a decir palabras obscenas. Durante cuatro años y medio, el actor integró el elenco de gira y viajó de punta a punta del país de la mano de ese personaje, y ahora sobre la calle Corrientes  (Multitabarís Comafi, Corrientes 831) confirma que el humor efectivo que produce la pieza se vincula con la crudeza de la temática. “La raíz de lo cómico suele estar en el drama que viven los protagonistas. Chaplin era un ejemplo de eso. A él le pasaban cosas terribles pero uno se ríe de eso. Y lo que le pasa a nuestros seis personajes también es tremendo”.

Diego Pérez se sumó hace dos meses para completar el nuevo elenco con el papel de Camilo, un taxista que padece aritmomanía, un trastorno que lo lleva a hacer cálculos de todo de manera compulsiva. “Había visto varias veces la obra y siempre tuve ganas de estar. Creo que uno ya está en la historia del teatro cuando forma parte de una comedia que batió todos los récords”, asegura.

Directora de piezas resonantes del circuito comercial como Confesiones de mujeres de 30, Monólogos de la vagina y El Placard, Jelín es la responsable de que Toc Toc haya cumplido diez temporadas consecutivas desde su primera función en enero de 2011. “El teatro no es una representación ni una actuación sino una realidad paralela a la que vivimos en cualquier otro lado. Y por eso lo que pasa en esta obra durante una hora y media tiene que ser verdad. Esta historia tiene que doler, y los personajes tienen que sufrir. Si no hay dolor ni sufrimiento, no hay humor”, reflexiona.

-¿Cómo descubrió esta obra?

Lía Jelín: -El productor teatral mexicano Morris Gilbert me dijo que buscara el texto. Empecé a buscarlo, y le pregunté a Blutrach (Sebastián), y él lo tenía, pero me advirtió que era malo. Cuando finalmente lo leí, le dije a mi marido: “Jorge, esto es genial”. Porque era algo único. Es una obra de divulgación científica, y el tema que aborda es importantísimo. Yo vi ahí una posibilidad de expresión. Entonces con Jorge hicimos la adaptación. Después, mandé el texto a México, y Morris me dijo: “En dos semanas te quiero acá. Ya está el elenco”. Y allá fue a verla Carlos Rottemberg que no podía creer cómo la gente se caía al suelo de la risa, aunque en ese momento no sabía que yo la dirigía.

-¿Qué significa en su carrera Toc Toc?

L.J.: -A veces pienso que es algo maravilloso, por todo lo que pude ganar y pude hacer después. Pero por otro lado pienso que me encasilló, y de alguna manera me siento obligada a decir que soy la directora de Toc Toc, porque si digo que soy la directora de El rey se muere, de Ionesco, a nadie le importa.

- ¿Cómo es la experiencia de sumarse actoralmente a un éxito teatral tan consolidado?

Ernesto Claudio: -Es buenísima. Hacer esta obra es un golazo. El público se divierte mucho en serio y se reconoce. En giras he escuchado comentarios como: “Esta es igual a tu madre” (risas). Y cuando llegábamos a un lugar nuevo a hacer funciones, ya se decía: “Llegó el tanque”. La obra por sí sola ya vendía. Y también me han pasado cosas emotivas, como en el caso de un pueblo al que fuimos donde un chico con cierta discapacidad vino a agradecernos porque al otro día de ver la función la gente empezó a tratarlo de otra forma.

Diego Pérez: -Es una felicidad total. Me siento muy cómodo en escena. El escenario es mi lugar. Y encima en este caso me respalda un elencazo, la dirección de Lía, la producción de Rottemberg y una obra que es un éxito enorme. Esto es lo que soñé siempre.

- ¿Indagaron en las patologías de sus personajes para la composición?

E.C.: - Sí. Lía me dio información sobre este síndrome, y además Mauricio Dayub me ayudó mucho, porque él interpretó a mi personaje durante muchas temporadas. Tuvimos una charla, porque él se comprometió con este tema.

L.J.: - En algún momento decidimos hacer debates abiertos con el público después de la función. Y una vez, una señora nos dijo: “Esta obra nos dio esperanza”. También recuerdo que a Dayub un espectador le contó que si fumaba tres cigarrillos en la capital, tenía que fumar la misma cantidad en la provincia.

D.P.: - Era como Camilo, que tiene aritmomanía. En mi caso, no tuve tiempo de investigar, porque fue todo muy rápido. Pero fui conociendo más sobre este toc a través de distintas charlas que tuve con el elenco y el público. En este tiempo, desde que estoy en la obra, una chica que vino a vernos con su mamá me contó que tenía este trastorno desde chiquita, y que la trataron pero ella usó eso a su favor y hoy es contadora pública con un promedio de diez.

- ¿De qué manera dialoga la obra con este contexto tan particular en el que el Coronavirus potenció distintas obsesiones por miedo al contagio?

D.P.: - En esta versión cobra más importancia el personaje de Blanca, que interpreta Natacha Córdoba, y que es la que limpia todo. De hecho, se nombra al Covid en escena y ella es la única que entra al consultorio con el barbijo puesto. La gente se identifica mucho.

- ¿Por qué creen que Toc Toc sigue tan vigente después de diez años?

E.C.: - Mi maestro Juan Carlos Gené decía: “Si fuera fácil hacer un éxito, lo haríamos siempre”. Por eso él también decía que un éxito es mistérico. Pero creo que lo que pasa acá es que todos se identifican porque todos hacemos algo de lo que hacen estos personajes. Y eso es lo que engancha.

D.P.: - Muchos descubren que tienen algo parecido a un toc cuando ven la obra. De alguna forma empatizan porque ven que no están solos.

L.J.: - Toc Toc habla de la condición humana. Todos estos trastornos, menos el síndrome de Tourette que es algo neurológico, son parte de un control de la instintividad. Son una forma de controlar los deseos. Pero creo que hay que tener un poco de trastorno obsesivo compulsivo porque si no viviríamos en la desorganización.

*Toc Toc se presenta en el Multitabarís Comafi (Corrientes 831), de miércoles a viernes a las 20.30, sábados a las 19 y a las 21, y domingos a las 20.