La Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) se convirtió –como tantas instituciones educativas– en punto de vacunación contra el COVID-19. Alejandro Magno Vera, docente en esa casa de estudios, deja parte de su día al servicio de la logística y organización de la campaña de salud en ese centro y el resto lo dedica a entrenar: hace cinco años que integra la selección nacional de remo adaptado y se prepara para el Sudamericano de fines de este año y el Mundial de 2022.

Alejandro es entrenador y encargado del área de Básquet de la UNNE. Número uno del país en su categoría, clasificó a los Juegos Paralímpicos realizados a mediados de este año en Tokio, pero se quedó afuera por una decisión técnica. En marzo último, él y su compañera de equipo habían obtenido en Río de Janeiro el pasaje a la competencia, pero la Federación Internacional de Sociedades de Remo (FISA) sólo admitió un bote por país para el evento y, finalmente, a él le tocó quedarse.

“Disciplina, voluntad y sacrificio son las tres cosas que llevan a poder conseguir lo que uno aspira”, destaca el remero en diálogo con el Suplemento Universidad.

Con la atención puesta en el Sudamericano de Paraguay, a realizarse a fines de este año, y el Mundial de República Checa, programado para 2022, Alejandro entrena alternando turnos de gimnasio con sesiones prácticas en el bote. Para ello, viaja cada tanto desde Corrientes –donde vive– hasta Tigre, lugar en que entrena el seleccionado. Actualmente, el correntino ocupa el 15° lugar en el ranking mundial de su disciplina.

Desde su rol de docente en el área de deportes, remarca que “la parte paralímpica en las universidades es un tema pendiente” y lamenta la ausencia de proyectos que incentiven a los atletas con discapacidades. “Sería muy bueno que se empezará a dar un pequeño lugar para el deporte paralímpico”, reflexiona el atleta de 55 años, quien de pequeño sufrió de un desgaste en la cabeza del fémur que culminó en un rengueo al caminar.

Según la categorización que estipula el Comité Paralímpico Internacional (CPI), Alejandro participa en la clase PR1, que incluye a deportistas con movilidad reducida en el tronco y las piernas y que utilizan principalmente los brazos y los hombros para remar. La actividad debutó como deporte paralímpico en los juegos de Pekín 2008 y requiere que el material se adapte a la discapacidad del deportista.

A cada competencia a la que asiste lo acompañan dos emblemas: la bandera nacional y la de la UNNE. La casa de estudios lo contrató como entrenador de básquet luego del buen desempeño que tuvo dirigiendo al equipo hace unos años en un certamen de Santa Fe. Su tarea es organizar torneos, seleccionar jugadores y coordinar entrenamientos.

Su trayectoria deportiva y su historia personal imprimen una marca a su trabajo como docente, en el que resalta los valores del “sacrificio y la voluntad” que intentó siempre transmitir a sus alumnos. “No hay límites para tratar de lograr el objetivo, sea en el deporte o en el estudio”, recomienda.