Una película en la que no se sabe qué es realidad y qué sueño: así puede definirse a El prófugo, opus dos de Natalia Meta, inspirado libremente en la novela El mal menor, del autor argentino C.E. Feiling, fallecido en 1997. El film es protagonizado por Érica Rivas, quien encarna a Inés, una cantante lírica y dobladora de películas que comienza a tener pesadillas que se confunden con la realidad. A su personaje lo azotan esas terribles pesadillas y sonidos recurrentes que invaden la vida cotidiana que lleva junto a su madre (Cecilia Roth), hasta que ensayando para un concierto conoce a Alberto (Nauhel Pérez Biscayart), un joven que se acomoda a su mundo sin cuestionamientos. Pero Inés no puede evitar una sensación peligrosa: hay seres que provienen de sus sueños y que quieren quedarse para siempre. Tras su paso por importantes festivales del año pasado como la Berlinale y San Sebastián, El prófugo se estrenará el jueves 30 de septiembre en la Argentina.

A la hora de mencionar qué le interesó de la historia para aceptar el protagónico, la actriz que hizo de la novia despechada en Relatos salvajes comenta: "Es una historia que juega todo el tiempo con los límites: el límite del ensueño, de lo diurno, de lo nocturno, del dormirse, del despertarse, del enamoramiento, del estar solo. Juega todo el tiempo con el tema del deseo femenino. Y eso era algo que me interesaba mucho del guión". A Rivas también le atrajo el tono, "esto de thriller psicológico, o algo así, que me interesaba mucho para indagar en el tono de actuación que también me parecía interesante de explorar. Además, empezar a trabajar con Natalia. Ya cuando le dije que quería participar de la película, fue una delicia. Siempre fue alguien a quien me gustó mucho acompañar, como directora y como guionista".

-La película está inspirada libremente en la novela El mal menor, última obra publicada del C.E. Feiling. ¿Leíste previamente la novela?

-Sí. No la había leído antes, pero la leí cuando supe que la película estaba inspirada en esa novela. Me pareció muy interesante cómo Natalia extrajo una parte y la amplió. La novela es distinta; hay personajes que son similares, pero Natalia los extrajo y los amplificó. Es alucinante pensar en una película que se trate también del sonido, de algo que tiene que ver con el deseo y las fantasías de las mujeres, con el tema del goce de las mujeres que está tan poco indagado en el cine. Era un territorio a explorar que me fascinaba. Después, me traía nuevas cosas para aprender, como canto lírico y doblaje; estudiar neutro, que también me interesó muchísimo para contribuir al papel.

-Si bien la película es diferente a la novela, ¿te pareció cinematográfica de por sí?

-Sí, la novela me pareció muy cinematográfica. Me parece que es un poco rara de hacer porque tendría que ser casi como una película de zombies o una cosa así. Es una novela con mucha fantasía. Podía tener una forma cinematográfica pero no desde el ángulo que Natalia me dijo que la quería abordar. Y eso también me pareció interesante.

-El prófugo es una especie de thriller psicológico, pero también atraviesa distintos géneros, incluso tiene humor, drama y algún elemento romántico. Natalia Meta la definió como “una película inquietante”. ¿Cómo la definirías vos?

-Lo mismo que dice Nati. Es también una comedia negra. Es una película ensoñada, que se te mete en el territorio de los sueños, que es también un territorio poco frecuentado. Por lo menos, a mí no me pasa que muchas películas me queden en los sueños. Y cuando me pasa, lo celebro. Así que espero que esto también atraviese los sueños de las personas que vengan a ver la película.

-¿Lo más complejo de la historia es ese cruce entre lo cotidiano y lo sobrenatural?

-Para mí es ese borde entre lo sobrenatural y lo real, entre lo soñado y lo verdadero, entre la fantasía y lo real, entre el deseo y lo que se puede hacer o no. Las percepciones también. Cuestiona mucho el mundo de las percepciones, la autopercepción, la percepción de los demás hacia nosotres. Está todo el tiempo entre lo real, lo imaginario, la subjetividad, la mirada de los otros, lo familiar, lo desconocido. Y de qué forma esto también nos constituye. Para mí esto es interesante porque también aparece el sentido de las convenciones o de las clasificaciones que hacen que nos normalicen, que nos domestiquen. Y en ese límite está Inés todo el tiempo. Además, con una historia de amor que también es interesante para nombrar, porque también es una historia de amor.

-Es una película en la que el miedo es también protagonista, ¿no?

-También, claro, porque aparece esa cosa de thriller psicológico y la salud mental como paradigma. Es interesante para pensar cómo es esa salud mental, qué significa eso, cuándo una persona está en la realidad y cuándo no lo está, y está sufriendo o padeciendo un dolor psíquico. Además, atravesarlo todo, hilarlo todo con el sonido es de un acierto enorme. Y eso también fue algo que me llamó mucho para hacer la película: que el sonido atraviese todo.

-Para el psicoanálisis, los sueños son motivo de interpretación del inconsciente. Para tu personaje, en cambio, son relatos monstruosos, ¿no?

-Sí, pero por otro lado son puertas de percepciones nuevas. Nosotras estamos mirando a Inés con lupa, en una subjetividad muy cercana, muy sobre ella. Entonces, nosotros vemos este camino tortuoso que le sucede con el tema de los sueños, pero tiene que ver con un camino necesario para encontrarse como artista, para encontrar el amor, para encontrarse como persona en este mundo que no sólo tiene la realidad sino que tiene un montón de cosas más que parecería que no forman parte de la vida pero que son muchas veces más parte de la vida que todo lo demás.

-¿Cómo fue la construcción de un personaje complejo?

-Con Natalia nos juntamos mucho y trabajamos con Diana Szeinblum el tema de cosas físicas del personaje de Inés. Ensayamos muchísimo con los actores, con Daniel Hendler, Nahuel Pérez Biscayart, Cecilia Roth, con todos los personajes. Hasta con los chiquititos ensayamos. Lo que también tiene Natalia de interesante como directora es que ella está abierta a que una pueda preguntarle, pueda indagar, pueda aportar con preguntas sobre las cosas. Y no es que ella da respuestas, pero sí acompaña esas preguntas. Me pareció interesante su forma. Además, tuve que estudiar canto lírico. Y trabajé con Lourdes Cetrángolo, que es amiga y actriz de doblaje, y ella me ayudó a entender cómo es esto del neutro y todo eso, porque Inés también es una actriz de doblaje. Esos fueron mis pilares para atravesar este camino. Además, una de las zonas que más me interesa es la zona de los sueños, la zona de la fantasía, la zona de todas las formaciones del inconsciente, porque son puertas de percepción interesantísimas.

-¿Te sirvió haber estudiado algunos años de Psicología para entender más el mundo interior del personaje?

-Sí, claro. Igual, en un momento suelto la teoría hasta donde yo llegué a estudiarla. La suelto y ya me meto en caminos que no tienen teoría sino que son percepciones puras, son cosas que tienen que ver con sensaciones, con paisajes, con mi propia historia personal también puesta a favor para la película. Pero sí, me parece que el mundo de los sueños era muy interesante de pensar en este caso porque una mujer soñadora me remitía siempre a las primeras histéricas de Freud, esta cosa rayana a la locura, esa sensación de estar siempre en el borde entre la salud y la enfermedad mental, esta cosa también de la injusticia que vivimos las mujeres permanentemente y cómo tenemos que estar adaptándonos. Y si no nos adaptamos, estamos locas. Entonces, realmente me parece que había mucho que meter ahí de lo que estudié y también de lo que pienso sobre lo que estudié. También me interesaba Jung. Estuvimos atravesando este guión con personas que se dedican a otros tipos de arte o de conocimiento que nos podían contar los fenómenos de este estilo vistos desde ese lugar, cómo son estos fenómenos de los ensueños diurnos, de cómo una persona no puede dejar de sentirse en un sueño. Y esta sensación, además, de despertarse una y otra vez.

-¿Y cómo se trabaja el misterio de un personaje? ¿Cuánto ayuda la intuición?

-Para mí es lo mismo que todo: está adentro y hay que trabajarlo. No sé cómo trabajan otros actores, pero yo necesito trabajo en el que se me pueda ver en los ojos qué es lo que estoy pensando... En mi cuerpo, en qué lugar está mi cuerpo, que no es ese lugar solamente, en qué está mi cabeza. Necesito estar muy presente y para eso necesito llenarlo de muchas capas. Necesito que no haya mucha palabra porque la palabra, a veces, en el cine corta el misterio.

-El cine tiene menos tiempo y menos espacio para crear climas que la literatura, pero también tiene otros recursos. ¿Cómo viste, en ese sentido, el trabajo con Meta para darle personalidad propia a la película?

-Natalia es doctora en Filosofía, o sea que sus charlas eran súper profundas. Las charlas sobre cualquier cosita del personaje eran larguísimas, hermosas, súper suculentas, generosas. Y, además, para mí contó con una parte que, en ese sentido, ella, desde el guión, fue muy inteligente en aportar: el universo del sonido. Eso es algo muy misterioso en el cine. El universo del sonido es algo que está explorado pero hasta ahí, porque la imagen es muy fuerte. Estamos rodeados de imágenes. La imagen es muy fuerte en nuestra sociedad. Entonces, es en el sonido donde está el misterio.

-¿Crees que faltan más películas de género en el cine argentino?

-A mí me gustaría que haya más películas, en general, de todos los géneros. Me gustaría que haya muchas pelis y podamos seguir profundizando nuestro cine, que es buenísimo. Ahora, estoy en Europa y siempre que vengo me sorprendo sobre cómo nos ven; y no solamente los europeos, porque también estoy juntándome con gente de otros países. Se nos ve desde todas partes del mundo con mucha avidez, también porque nuestro cine es muy bueno. Estaría bueno que existieran películas de todos los géneros que se nos ocurran, que se nos ocurrieron y que se nos vayan a ocurrir. Y para esto es interesante también incorporar la mirada femenina, que ahí también tiene una apertura dentro de los géneros. Las mujeres necesitamos también más lugar para poder indagar en los géneros, que aparezcan nuevos géneros, también, y que puedan entretejerse, como hacemos nosotras y como está haciendo Natalia también en esta película.

-En ese sentido, cada vez hay más directoras en el cine argentino. ¿Notás un crecimiento que llegó para quedarse?

-Sí, por supuesto, y creo que es algo que lo hizo expandirse muchísimo, y espero que siga expandiéndose más y más. Que haya cada vez más mujeres le da también mucho nivel al cine argentino. No solamente mujeres directoras sino también mujeres en todas las áreas. Eso me parece muy interesante.

-El prófugo tiene un gran componente femenino no sólo porque la directora y vos, la protagonista, son mujeres, sino también porque juega con el deseo femenino, como mencionabas antes. ¿Fue un aspecto importante para aceptar trabajar, teniendo en cuenta tu reivindicación y pelea por los derechos de las mujeres?

-Sí, claro que sí. Ya una película que tenga como protagonista a una mujer me parece un montón y me encanta, porque no hay muchas películas que tengan protagonistas mujeres. Además, la mirada desde la dirección de una mujer hace que esa película se amplíe, se expanda. Y también hablar del deseo femenino es un temón que hay que seguir indagando desde todos los estilos, desde otros cuentos, desde distintas formas de encararlo. Y todo lo que podamos aportar nosotras como también nuestra búsqueda. Siempre que viene una película de una directora o de una guionista me interesa muchísimo porque sé lo difícil que es llegar hasta ahí. Y me parece un valor agregado.

Alzar la voz

Para que caiga el patriarcado

Erica Rivas fue una de las primeras actrices argentinas en participar de las marchas del Ni Una Menos, y tiene un compromiso fuerte para hacer visible y denunciar públicamente la violencia de género. "Siento que las actrices somos una parte de eso, una parte que, por ahí, está en un lugar que tiene los privilegios de los medios, que nos preguntan", comenta. "Yo soy una más de todas las personas que están trabajando para que el patriarcado se caiga. Soy una trabajadora más de eso. No soy ni una súper heroína ni una súper mujer porque lo digo ni nada, sino que soy una persona más de las tantas que estamos y que estuvimos. Han puesto el cuerpo y todo para que estemos acá donde estamos. O sea que no siento que yo tenga un lugar especial ni nada eso, sino que mi lugar es especial porque tengo la posibilidad de que lo que digo atraviese otras capas, pero no dejo de estar agradecida y estar en correspondencia y en relación con todas las mujeres que no tienen esta misma posibilidad que yo. Y tengo la necesidad de llevar esa lucha a todos los espacios donde pueda llevarla. Me parece que es importantísimo", describe Rivas.

Proyectos

Entre el teatro y el cine

Erica Rivas está ahora en Alemania, pero tiene proyectos para su regreso a la Argentina. “Con Martín Rechimuzzi hicimos una obra de teatro que se llama ¿Qué pasa hoy acá?, un happening teatral que lo hicimos en el Centro Cultural Konex y en un par de teatros también afuera. Mi encuentro con él como artista es algo que quiero que se expanda y se multiplique y que tenga más lugares a donde expresarse", cuenta Rivas. "Tenemos unas fechas en el Konex para el verano así que mi idea es seguir con esa obra a la que, además, estamos todo el tiempo interpelándola y cambiándole cosas. Seguimos trabajando los dos para que cada vez sea un objeto más perfecto en lo que queremos decir, en lo que queremos dejar y en lo que tenemos ganas de comunicar", afirma la actriz. También tiene dos proyectos de películas que no puede adelantar por ahora. Y, además, quiere continuar con otra obra de teatro, Matate amor, junto a Marilú Marini. "Tengo posibilidades de hacerla también en Europa y creo que vamos a traerla. Me encantaría también en algún momento poder dirigir y una de las cosas que estoy haciendo es escribir. Así que esos son mis sueños de mi propia felicidad", concluye Rivas.