Desde la Gazeta de Buenos Ayres de Mariano Moreno, hasta La Moda de Juan Bautista Alberdi, como también en revistas efímeras o en la obra del poeta Luis Franco, la presencia de la cultura grecolatina es ineludible. Los investigadores de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) Ana María Risco y Luis Marcelo Martino emprendieron un viaje de rastreo y recolección que culminó con la publicación de Tras las huellas de Ulises. Documentos recobrados de la cultura grecolatina en la cultura argentina (Teseo, 2021), un libro que reúne ensayos que abordan los vínculos entre producciones literarias y la tradición clásica. Cada trabajo incluye un apéndice que contiene la transcripción del material de análisis, con la finalidad de ofrecer la evidencia de esas marcas.

Risco es doctora en Letras por la UNT e investigadora del CONICET. Martino, quien falleció en julio de este año, era doctor en Letras y docentes en esa misma casa de estudios. “Su ausencia significa una pérdida irreparable para el grupo investigador en el tramo final del proyecto”, señala Risco en diálogo con el Suplemento Universidad.

La idea que luego se cristalizó en el libro surgió en 2015 a raíz de una propuesta para un proyecto de investigación científica y tecnológica financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo, a través del Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. Risco y Martino propusieron indagar sobre articulaciones o posibles desarticulaciones discursivas entre la cultura grecolatina y la argentina. El libro constituye una segunda parte del proyecto, “en la que tratamos de recuperar algunos de los textos que demuestran esas tensiones”, explica Risco. La primera parte de la investigación se encuentra en La profanación del Olimpo. Articulaciones de la tradición clásica en Latinoamérica y España (siglos XIX-XXI) (Teseo, 2018).

Tras las huellas de Ulises puede descargarse en forma gratuita en https://www.teseopress.com/huellasdeulises.

–“Huellas grecolatinas”, “tradición clásica”. ¿Qué son y de qué manera ingresan al país?

–Si bien en el libro se menciona la tradición clásica, hay que aclarar que como disciplina es de formación académica reciente y con fuerte impronta en México y España. Si nos referimos a las huellas grecolatinas en la cultura argentina, que es una manifestación de la tradición clásica, no se puede identificar concretamente su momento de ingreso separado del contexto colonizador español.

–¿La primera manifestación se registra en la Gazeta de 1810?

–La tradición clásica, en tanto transmisión y reelaboración de la cultura grecolatina, se manifiesta desde épocas anteriores al proyecto de Moreno. La encontramos en textos oficiales de la época colonial, en cartas, periódicos, libelos, folletos, etc. Nos resultó interesante observar cómo desde los órganos revolucionarios de la época ya se manifiesta esta tendencia a través de la reproducción de traducciones que a su vez emplean la cultura clásica como manifestación o de una erudición privilegiada o de un empleo popularizado.

“La tradición clásica, en tanto transmisión y reelaboración de la cultura grecolatina, se manifiesta desde épocas anteriores al proyecto de Mariano Moreno”

–¿Cómo se da en las demás publicaciones que estudiaron?

–El libro está organizado en dos partes. En la primera, los estudios presentan diversas y múltiples aristas de abordaje; y en la segunda parte, hay dos aproximaciones que sirven para pensar el tema y están abiertas a desarrollos posteriores. En ambas partes, luego de cada análisis se incluye un anexo con el texto trabajado. De este modo, el lector se encuentra con un estudio que funciona al mismo tiempo como contextualización e introducción y tiene la posibilidad de hacer su propia interpretación al enfrentarse con los textos del anexo. En los estudios se accede a las posturas poético-políticas en relación con la tradición clásica en confrontaciones estéticas entre los clásicos grecolatinos y los románticos consideradas renovadoras como La Moda de 1837-1838; a documentos coloniales recobrados por la Revista de la Biblioteca Pública de Buenos Aires (1879-1881), que ponen en diálogo tres épocas diferentes, además de la reproducción de una traducción de un texto francés con ejemplos del ejército romano por parte de la Gazeta de Moreno, en 1811, el cual confronta igualmente tres épocas y tres culturas diferentes; a recuperaciones y resignificaciones artístico-literarias con diversos fines en las revistas Pallas (1912-1913), Ariel (1914-1915) y Hebe (1918-1920); a la reapropiación de Epicuro en algunos poemas del escritor Luis Franco, en 1923; a las modificaciones de los planes de estudios del nivel medio que incluyen latín y griego en dos escuelas experimentales de tendencia humanista de la universidad tucumana entre 1959 y 2012; y a la reelaboración de temas clásicos como el de Medea en Mirando la luna…, de Verónica Pérez Luna y Jorge Pedraza, estrenada en 1994 por el grupo Manojo de calles. En el caso de estos dos últimos trabajos, resalta la originalidad de la propuesta porque se analizan y editan textos completamente inéditos.

–¿Existe alguna relación entre la nacionalización de la Universidad de Tucumán, en 1921, y el fenómeno estudiado?

–El grupo de intelectuales que funda la Universidad de Tucumán cuenta entre sus miembros con personas destacadas del ámbito político y cultural argentino y latinoamericano, lo cual se manifiesta en su profunda erudición volcada en la realización de dicho proyecto. Cuando Juan B. Terán inicia las gestiones, en 1912, ya en sus escritos manifiesta claramente una articulación con la tradición clásica. Si pensamos en la formación de los estadistas y letrados que activan el mundo cultural tucumano e inspiran la creación de la universidad, además de las enseñanzas ligadas a una tradición colonial eclesiástica, Martino encuentra referencias en Alberdi sobre las clases de latín dictadas por el propio Alejandro Heredia, el gobernador tucumano, quien, además, lo impulsó en sus estudios en Buenos Aires otorgándole una carta de recomendación para el ingreso en el sistema educativo porteño. Era su protector político y cultural. Ahora bien, la nacionalización universitaria se concreta en 1921, en la que interviene Santos Salinas. Podría pensarse esta vinculación entre los estudios clásicos y la nacionalización si nos referimos a la fundación de la Facultad de Filosofía y Letras en 1939, inspirada en los principios reformistas, sin dejar de lado las instituciones asociadas que le dieron origen y que provienen de fines del siglo XIX.

–¿Las citas en latín funcionaban como síntesis de una visión del mundo?

–En el libro hay trabajos que complejizan esas consideraciones. Por ejemplo, hay revistas de fines del siglo XIX que reproducen textos con fórmulas legales del derecho romano, pero que respetan los códigos del derecho colonial; hay un empleo de frases lexicalizadas de uso común en discursos conmemorativos; y también una reivindicación de autores latinos empleada como base para construir una posición estético-ideológica romántica. En la actualidad, existen posturas detractoras y conciliadoras con la cultura clásica con las que el libro busca dialogar.