En la cuarta jornada del juicio que en la ciudad de Salta se sigue contra Marcos Lautaro Teruel por abuso sexual en perjuicio de una niña y una joven, la psicóloga Lucía del Frari, relató que en 2015 vio las cicatrices de cortes que se había autoinfligido la víctima menor de edad y dijo que entonces consideró que necesitaba ayuda de profesionales para poder superar esa situación. 

Del Frari se entrevistó con la niña y con su madre en 2015, cuando se desempeñaba en la Secretaría de Salud Mental de la provincia y fue convocada a raíz de una intervención porque se pensó que iba a provocarse una nueva autoagresión. “En la entrevista mostró que estaba tratándose (las cicatrices) con cremas, decía que estaba mejor”, relató la psicóloga, que describió que vio cicatrices de cortes viejos y otras de agresiones recientes. “No era algo voluntario (que pudiera dejar de lesionarse por sí sola), necesitaba que la vieran profesionales”, aseveró.

También la psiquiatra Ángela Oviedo, que entrevistó a la niña en el Hospital Materno Infantil de Salta, contó, a raíz de una pregunta del fiscal Sergio Federico Obeid, que en un informe elevado en su momento, había hecho constar que se trataba de una paciente con conductas de riesgo. “Eso había surgido en la entrevista a la madre”, sostuvo la especialista tras relatar que la mujer le había contado de las autolesiones de su hija. 

En esta audiencia declararon asistentes sociales, psicólogas, psiquiatras, una preceptora y la actual pareja de Teruel (vía remota, desde Córdoba). Todos estos testimonios los pidió la Fiscalía y fueron referidos a la primera de las dos causas por las que está acusado Teruel. En el primer expediente se lo juzga por abuso sexual con acceso carnal continuado, agravado por el daño en la salud de la víctima, en concurso ideal con corrupción de menores doblemente agravada por tratarse de menor de 13 años y por mediar engaño. En la causa acumulada, está acusado, junto a sus amigos Silvio Ezequiel Rodríguez y Gonzalo Isaac Farfán, por abuso sexual con acceso carnal agravado por ser cometido por dos o más personas en perjuicio de una joven que entonces tenía 19 años.

La primera en dar su testimonio fue una asistente social que en 2015 hizo un informe sobre la niña víctima. Contó que al momento de la entrevista la chica estaba sin escolarización. Había vuelto a vivir con su madre luego de residir una temporada con su padre.

Por entonces estaba interviniendo una Asesoría de Menores e Incapaces, por pedido de la madre, debido a que la niña tenía problemas de conducta, como ella misma referenció al declarar en este juicio. La asistente social dijo que la madre le informó que su hija estaba realizando tratamiento psicológico en el Centro de Salud de Ciudad del Milagro. 

Luego declaró la psicóloga del Centro de Salud. Dijo que la entrevistó en dos oportunidades, en mayo y octubre de ese año. Al primer turno lo habían solicitado las autoridades del Colegio Secundario Juana Manuela Gorriti, adonde concurría la adolescente. La testigo dijo que no pudo inferir mucho de esas dos entrevistas y solicitó una interconsulta con un psiquiatra del Hospital Materno Infantil.

La psicóloga de ese Centro de Salud, Virginia Ruiz de los Llanos, declaró que entrevistó dos veces a la chica en 2015, a raíz de una autoagresión, derivada por el colegio secundario al que concurría y que solicitó una interconsulta con un psquiatra del Materno Infantil. Así se llegó a Oviedo, y también a Del Frari.

Una preceptora del colegio al que asistía la niña confirmó que en abril de 2015 habló con las autoridades del establecimiento acerca de las autolesiones que observó en la nena.

También dio su testimonio la novia de Lautaro Teruel. Aunque se abstuvo respecto de él, sí respondió preguntas referidas a Rodríguez y Farfán, pero no hizo mayores aportes.